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¿Por qué hablamos como mexicanos? Historia y evolución del español

El español de México no solo es un medio de comunicación, sino un reflejo de nuestra historia, de nuestra identidad y de la manera en que nos relacionamos con el mundo.

En la conferencia ¿Por qué hablamos como mexicanos?, que se llevó a cabo en el Aula Mayor del Instituto de Investigaciones Filológicas, Concepción Company Company explicó cómo nuestra forma de hablar ha sido moldeada por siglos de contacto cultural, transformación lingüística y adaptación social.

“Con la lengua somos capaces de simbolizar, abstraer y tener experiencias estéticas”, explicó.

Solo a través de la proximidad, de la “distancia comunicativa” entre los hablantes, fue posible la definición de un español mexicano, afirmó la filóloga y lingüista al continuar su Travesía por el español americano, serie de tres conferencias de las cuales esta fue la última.

De acuerdo con la académica, la identidad lingüística de México, es decir, la dialectalización o la identidad propia de hablar mexicano, se sostiene en una dinámica, en una tensión nunca equilibrada que tienen todos los hablantes.

“Desde los primeros días del Virreinato hasta la actualidad, el español mexicano ha evolucionado sin perder su esencia. No es una lengua ‘deformada’ ni ‘incorrecta’, sino una variante legítima con características propias que la diferencian de otras formas de español en el mundo”.

Lengua e identidad: hablar como mexicanos

Uno de los puntos centrales de su charla fue la relación entre la lengua y la identidad cultural. Company subrayó que el español en México no es homogéneo, sino la suma de numerosas variantes regionales, cada una con rasgos fonéticos, léxicos y sintácticos particulares.

Recordó que una lengua es el sistema básico de comunicación humana y el vehículo con el que “tenemos capacidad de abstracción, de hablar de alguna mesa, aunque cada mesa que veamos sea diferente; tenemos la capacidad de simbolizar, de darle contenidos simbólicos a nuestro mundo y de tener experiencias estéticas”.

Pero, además, agregó la investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional, “la lengua nos permite ser seres históricos”.

Esta característica se debe a que se trata de un sistema adaptativo y sociocultural muy complejo: “Imitamos a nuestros padres, a nuestros amigos, al grupo al que deseamos estar adscritos a través del sistema mimético —por eso se habla de memes—, y al mismo tiempo somos seres de sintaxis libre y muy creativos, somos capaces de hacer una ruptura creativa, inventarnos un chiste, inventarnos un albur, inventarnos una metáfora”.

Los seres humanos tienen la capacidad de transmitir experiencias, y la lengua se constituye en una herencia. “Esas experiencias en gran parte son heredadas: rutinas, tradiciones, hábitos lingüísticos; compartimos el ritual de cómo se saluda, de cómo se insulta, de cómo hablamos, de cómo tenemos, incluso, de cómo pararnos o sentarnos. Eso es un ritual: es como decir sí, como decir no, es un ritual en lenguas romances. Se dice sí moviendo la cabeza para arriba y para abajo, y se dice no, de izquierda a derecha”.

Debido a esto, la lengua es un poderosísimo identificador cultural e identitario. Dime cómo hablas y te voy a decir quién eres. “Nada más abro la boca y ustedes dicen: ‘esta no nació aquí, pero tiene léxico mexicano’; empiezan a ubicar al otro inmediatamente en cuanto abre la boca. La lengua, como hablamos, es un ADN cultural, es única para cada ser humano”.

En suma, la lengua “es el soporte mayor, esencial, vehículo de identidad. No hay uno más poderoso que la lengua; es el soporte, además, de nuestra vida diaria, es el soporte de nuestra percepción del mundo y es un vehículo de adscripción e interacción social. O sea, dado cómo hablo, yo me siento mexicana, funciono como mexicana y cuando oigo a otro, digo: ‘este no es mexicano’”.

A la toma de conciencia de la identidad dialectal de una sociedad, es decir, cuando se separa de otra comunidad y reconoce su forma de hablar como propia, se le llama dialectalización: “Los mexicanos hablan como mexicanos, los bolivianos como bolivianos y los españoles como españoles, etcétera. Para que ocurra este fenómeno existen ejes externos y ejes internos.

“Los ejes externos son la geografía. Si pensamos en las distancias americanas, hay más ríos gigantes, más montañas, y las montañas separan a los individuos. Las complejísimas geografías de América agudizan la dialectalización, enfatizan la separación de individuos y, al cabo de décadas, esa comunidad que quedó separada empieza a hablar de manera diferente”.

Otros ejes que explican la deriva dialectal son la distancia y el tiempo de desplazamiento, así como la historia político-administrativa y la migración.

Un tema de cercanía

En la dialectalización o toma de conciencia dialectal también actúan fuerzas centrípetas y centrífugas. “¿Qué son las fuerzas centrípetas? Son las que nos hacen movernos hacia un mismo centro, es decir, hablar de manera más general y menos mexicana, aunque ese español general ya también es español de México”.

Lo que las fuerzas centrífugas hacen es que recupere mi dialecto, afianzan la mexicanidad, la dialectalización se respalda y privilegia los usos lingüísticos de la zona.

El juego de fuerzas centrípetas y centrífugas, que está en la cabeza y en el funcionamiento social de todo hablante, depende de la distancia comunicativa.

“Por ejemplo, si yo veo a una persona y no la conozco de nada, no la voy a saludar con un ‘¿quihubo?’. Va a decir: ‘esta señora, ¿de dónde salió?’. Y ‘encantada de conocerla, ¿cómo está?’. Eso es una fuerza centrípeta, ese saludo de ‘encantada, mucho gusto’, está desde siempre y pertenece al español general”, explica Company Company.

“Pero a la compañera, a mi exalumna, sí la puedo saludar con un ‘¿quihubo?, ¿cómo estás?’, porque la conozco. De esta manera estoy activando un tipo de saludos que se conocen como saludos al paso y se activan porque la conozco”.

Desplazamiento de expresiones españolas por amerindias

Agregó que en la progresiva dialectalización mexicana se ha dado un proceso de desplazamiento de voces españolas por voces amerindias. “En nuestras casas tenemos molcajetes, no tenemos un mortero; ese lo tendrán en las farmacias o en el mundo bélico”.

“Usamos petates y no esteras, y un larguísimo etcétera. Esa sustitución le dio gran identidad dialectal al español de México”.

Destacó también que uno de cada cuatro hablantes de español en el mundo es mexicano, lo que convierte a nuestra variante en una de las más influyentes dentro del idioma. Sin embargo, aún persiste la idea errónea de que el español mexicano es “de segunda” o “menos válido”, una percepción que ignora su riqueza lingüística y cultural.

La académica universitaria señaló que otro aspecto clave en la formación del español de México es la influencia de las lenguas indígenas como el náhuatl, el maya y otras lenguas originarias que han dejado una huella profunda en nuestro español, tanto en el léxico como en la sintaxis.

Palabras como zacate, apapachar, petate y chapulín han sustituido a sus equivalentes europeos, pero más allá del vocabulario, también hay estructuras gramaticales que provienen de las lenguas indígenas. Un ejemplo es el uso intensivo de diminutivos (ahorita, tantito), que no solo indican tamaño o duración, sino que también cumplen funciones pragmáticas dentro del discurso.

Rasgos distintivos del español de México

En su conferencia, la investigadora abordó algunos aspectos que hacen única nuestra variante del español:

  • Atenuación en el discurso: Los mexicanos preferimos expresiones indirectas para suavizar órdenes y peticiones. En lugar de decir “Dame un café”, es más común escuchar “¿Me regala un café?” o “¿La molesto con la cuenta?”.
  • Uso de diminutivos: Expresiones como ahorita, tantito, poquito no solo disminuyen el significado de la palabra, también modifican la intención del hablante. “No le quito ni tres minutitos de su tiempo”.
  • Cambio de significados: Algunas palabras en México tienen un uso diferente al español de España. Pararse significa ponerse de pie, mientras que en España se entiende como detenerse.
  • Vocabulario propio: Muchas palabras del español mexicano no se usan en otras regiones hispanohablantes, como cuate, chamba, platicar, enojarse.

Historia y geografía: claves para entender nuestra lengua

El español de México no solo fue moldeado por la influencia indígena, sino también por factores históricos y geográficos. Concepción Company explicó que, debido a la organización territorial de Nueva España, se favoreció la creación de variantes lingüísticas aisladas.

La accidentada geografía del país también ayudó a que ciertos rasgos lingüísticos se mantuvieran intactos en algunas regiones, mientras que en otras evolucionaron. Esto explica por qué el español en el sureste tiene rasgos más conservadores, en tanto que en el centro del país hay mayor influencia de neologismos y préstamos de otros idiomas.

El Diccionario de Mexicanismos y la validación del español de México

Al inicio de su charla, la investigadora señaló que intentaría contestar la pregunta de por qué hablamos como mexicanos y cómo el Diccionario de mexicanismos propios y compartidos es un espejo de mexicanidad y de identidad mexicana.

El diccionario tiene más de once mil voces, con veintidós mil acepciones. Hay un apéndice de seis mil voces que son exclusivas del español de México, cantidad que no tiene ningún otro país hispanohablante.

En su conferencia dejó una reflexión clara: hablar español en México es más que un acto de comunicación, es un reflejo de nuestra historia, de nuestra identidad y de nuestra forma de entender el mundo.

La lengua está viva y sigue transformándose, pero lo que nos hace mexicanos en el habla no desaparece. El español de México es una de las variantes más ricas y dinámicas del idioma, y su estudio permite comprender no solo el pasado, sino también el presente y el futuro de nuestra identidad lingüística”.

Señaló que, del caudal hispanohablante, 92 por ciento de los hablantes nativos de lengua española nacieron en América. Por lo tanto, somos el gran aporte patrimonial que hace de la lengua española multicultural, multinormativa, verdaderamente internacional.

“Ojo, México aporta 25 por ciento del patrimonio lingüístico. Uno de cada cuatro hispanohablantes nativos es mexicano de nacimiento. Por lo tanto, tenemos una riqueza lingüística y una responsabilidad lingüística muy alta”.

Debemos estar seguros de que hablar en mexicano es igual que hablar en el dialecto de cualquier otro país, incluido España. No tenemos que hacer imitaciones, debemos estar seguros de que tenemos pases de abordar y no tarjetas de embarque, que tenemos banquetas y no aceras.

“Para estar seguros de quiénes somos, hay que invertir en el patrimonio, hay que invertir en educación, hay que invertir en cultura”, finalizó Concepción Company.

Ideas destacadas

  • El español de México es un reflejo de la identidad, la historia y la evolución de la nación.
  • La dialectalización es el proceso que define la identidad lingüística de cada país.
  • La influencia de las lenguas indígenas en el español mexicano es profunda, no solo en el léxico sino en la sintaxis.
  • Existen fuerzas lingüísticas que moldean el habla mexicana, como las centrípetas y centrífugas.
  • El español mexicano es una de las variantes más influyentes del idioma debido a la cantidad de hablantes.
  • Hablar español en México es más que un acto de comunicación: es una manifestación de identidad cultural.