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Las enfermedades de la voz más frecuentes son los nódulos y los pólipos en personas que dependen económicamente de su voz, así como la parálisis de cuerdas por cirugías de cuello y por laringitis
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Todos tenemos cuerdas vocales, pero no todos podemos cantar como un gran cantante porque nuestros resonadores (boca, nariz, senos paranasales y cráneo) son distintos
La voz, hablada y cantada, es el espejo de nuestras emociones, pero también de enfermedades y del paso del tiempo: no es la misma en la juventud que en la vejez.
Tampoco es la misma voz cuando se pasa de la niñez a la adolescencia. Sus variaciones son más radicales en los hombres que en las mujeres.
Annel Gómez Coello, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que en la pubertad cambia la voz porque se producen cambios en la anatomía del aparato fonoarticulador, integrado por las cuerdas vocales, la laringe (estructura tubular ubicada en el cuello), los pulmones, los senos paranasales y la boca.
Por las hormonas sexuales (testosterona en hombres) que se empiezan a producir durante esa etapa de la vida, la laringe —en la infancia está elevada— desciende, el cuello se alarga y el tórax se ensancha. Algunos presentan la manzana de Adán, que es el crecimiento de una porción de los cartílagos de la laringe.
Todos estos cambios —dice la académica— repercuten en el paso de la columna de aire a través de las cuerdas vocales y en cómo vibran éstas, produciendo variaciones en la voz, más notorias en los niños que en las niñas (si una chica no muda la voz puede tenerla más chillona).
En la voz hablada, estos cambios ocurren en un lapso de seis a ocho meses y se estabilizan entre los 14 y los 15 años, pero en la voz cantada “tarda hasta dos años en estabilizarse”.
Por qué no todos pueden cantar como Adele
Todos tenemos cuerdas vocales, pero no todos tenemos el mismo registro de voz para poder cantar como Adele porque nuestros resonadores (boca, nariz, senos paranasales y cráneo) son distintos, dice Gómez Coello.
Quienes tienen un rango vocal alto se debe a su fuelle (pulmones, diafragma y resonadores) o porque tienen cuerdas más elásticas, elasticidad que les permite “abarcar muchas octavas en el piano”.
La voz o los rangos vocales se clasifican por las octavas del piano, que van de las más graves a las más agudas. La voz de los cantantes va de “una octava y media a máximo, dos”.
Si bien el don del canto puede ser hereditario “es súper importante el entrenamiento vocal”, pero también el auditivo. Aunque un cantante tenga una voz maravillosa, si no se entrena tarde o temprano se le dañará o la perderá.
Voz y vejez
Gómez Coello dice que la voz sufre alteraciones lo largo de la vida: no es la misma en la juventud que en la vejez. Entre los 50 y 55 años de edad empiezan a degenerarse las articulaciones y los cartílagos. Las cuerdas vocales también pierden elasticidad y grosor, se arquean y “no se contactan completamente”.
Eso ocasiona una emisión de voz con mucho aire, rasposa y con bajo volumen, el cual está relacionado con la pérdida de capacidad pulmonar.
Enfermedades de la voz
Gómez Coello, jefa del Servicio de Foniatría del Instituto Nacional de Rehabilitación, dice que las enfermedades de la voz se pueden clasificar en dos:
- Orgánicas. Asociadas a lesiones como pólipos y nódulos, característicos de locutores, cantantes, maestros, oradores, y en general a personas que trabajan con la voz.
- Funcionales. Son las que alteran el mecanismo de producción de la voz. Por ejemplo, la forma en que vibran las cuerdas vocales o cómo pasa el aire, lo cual está asociado a otras patologías.
Cuando se trata de alteraciones de la voz, hay disfonía (voz ronca) y afonía (pérdida total de la voz), agrega la foniatra universitaria.
No sólo los nódulos (callosidades que se producen en las cuerdas al cantar) y pólipos (tumores benignos en el borde libre de la cuerda) afectan a la voz, sino también a las cuerdas paralizadas por una cirugía de tiroides.
Los granulomas también alteran la emisión de voz y el rango vocal. Durante la pandemia de covid-19, la intubación de pacientes causó muchos granulomas o lesiones debidas al roce del tubo con la parte posterior de las cuerdas.
En el Instituto Nacional de Rehabilitación las enfermedades de la voz más frecuentes son los nódulos y los pólipos en “personas que dependen económicamente de su voz”, así como la parálisis de cuerdas por cirugías de cuello (en particular de tiroides) y por laringitis alérgica o por reflujo gastroesofágico (que irrita la mucosa de las cuerdas).
Cómo cuidar la voz
La doctora Gómez Coello recomienda algunas medidas para cuidar la voz:
- Siempre estar bien hidratados. Tomar agua es suficiente para tener hidratadas las cuerdas vocales.
- Evitar las bebidas azucaradas, edulcorantes y los llamados productos light.
- En medio de un ruido de fondo, no gritar para que nos escuchen.
- Evitar el abuso de la voz, tanto en aulas como al cantar.
- Desarrollar estrategias para llamar la atención de los alumnos en el salón de clases. Los docentes pueden hablar cinco minutos y hacer una pregunta para que haya discusión en el grupo. Esos descansos permiten al profesor hidratarse.
- Evitar el consumo de alcohol, porque en vez de abrir la garganta (como se cree), anestesia las cuerdas, por lo que algunos cantantes llevan la voz a un sobreesfuerzo que a la larga la daña.
- Acudir a consulta con el médico foniatra u otorrinolaringólogo en caso de padecer una disfonía durante dos semanas.
- Evitar la automedicación porque algunos medicamentos pueden dañar la función vocal.
Por último, dice Gómez Coello, la voz es el espejo de nuestras emociones, es sensible a nuestro estado emocional. Por el tono de nuestra voz, los demás pueden saber si estamos enojados, tristes o contentos, o si estamos mintiendo,