En los últimos 100 años, el planeta Tierra ha incrementado su temperatura global en 1.4 grados Celsius. Es como si el cuerpo humano pasara de 37 grados a 38.4, una situación crítica que requiere atención médica inmediata. En México, la temperatura ha subido 1.7 grados.
El pasado 25 de mayo, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) lanzó un satélite para observar cómo el calor se escapa de los polos del planeta.
Este artefacto está diseñado para medir los balances de energía y radiación infrarroja en ciertas regiones del planeta, particularmente en los polos, donde es más difícil medir debido a que los satélites actuales no pasan por esas zonas, explicó Carlos Gay, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático.
“El satélite es relativamente pequeño y económico, lo que permite colocar más unidades y realizar más experimentos”, añadió en entrevista el también jefe del departamento de Ciencias Atmosféricas.
¿Por qué se calienta el planeta?
La radiación solar penetra el planeta, calienta la superficie y luego se emite la radiación infrarroja al espacio. De alguna forma se establece un balance entre la energía proveniente del Sol y la que escapa de la Tierra.
De hecho, este proceso ha permitido que en los últimos 200 mil años, la Tierra esté relativamente caliente y tenga un balance, porque la radiación que llega sale hacia la atmósfera.
Sin embargo, actualmente el calor que proviene de la superficie del planeta se queda atrapado por los gases de efecto invernadero, como son el dióxido de carbono, el vapor de agua, metano, etc.
“Hemos comprometido el planeta, ya que desde finales del siglo XVIII y principios del XIX con el inicio de la Revolución Industrial, se aumentó la quema de combustibles que han intensificado el efecto invernadero”, señaló Gay.
¿Por qué estudiar las regiones polares?
Las zonas cercanas al Ecuador reciben más radiación, lo que provoca un mayor calentamiento. Las corrientes de aire redistribuyen este calor hacia las regiones más frías. La Tierra se deshace de esta energía enviándola a los polos, desde donde se emite al espacio. Sin embargo, actualmente, el planeta absorbe más calor del que emite.
El hielo, la nieve y las nubes reflejan la radiación solar, un fenómeno conocido como albedo planetario. Al disminuir los glaciares, la Tierra se vuelve menos reflectante y se calienta más.
Por eso, es crucial obtener información precisa sobre cuánta energía escapa por los polos para realizar estimaciones y balances completos. A través de los satélites, los científicos podrán determinar cómo se distribuye la radiación a nivel global y contabilizar cuánta llega a la superficie y cuánta sale de la atmósfera terrestre, añadió el académico.
Ya estamos en una situación crítica
El calentamiento global ha provocado diversas consecuencias en el planeta: desde calor intenso en México y la India, hasta inundaciones en América del Sur y temperaturas significativamente altas en varios lugares. De seguir así, muy pronto habrá sitios prácticamente inhabitables.
“Estamos en un bucle, porque varias actividades requieren energía eléctrica producida a través de combustibles fósiles. Por ejemplo, en la agricultura se necesita electricidad para riego en condiciones de sequía”, comentó Gay.
¿Qué podemos hacer? Lo primero es reducir la emisión de gases de efecto invernadero y participar en negociaciones internacionales. Sin embargo, “aunque cerremos la llave del dióxido de carbono, el planeta tiene una inercia térmica que continuará calentándolo en los próximos 30 años, por eso urge el cambio”, concluyó el académico.