El miedo a envejecer es más frecuente. Los mitos sobre la vejez muestran una serie de creencias equivocadas sobre lo que significa envejecimiento. Estos mitos o prejuicios, la muestran como una etapa de la vida muy negativa. Por un lado no queremos morir jóvenes y a la vez nos da miedo volvernos viejos. Marissa Vivaldo, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, señala que debemos cambiar esa perspectiva ya que “hay que ver a la vejez como una situación que representa potencial para la sociedad en general”.
En la sociedad hay visiones encontradas sobre esta etapa de la vida: una de deterioro, de enfermedad, de que los viejos ya no hacen nada y están en su casa. Lo que es erróneo y prejuicioso porque la vejez produce. Hay que alejarse de esa visión ya que “los viejos son, no están en la antesala de la muerte, forman parte de la sociedad, además aportan todo el tiempo, y tienen derechos y obligaciones en tanto siguen siendo ciudadanos”, afirma.
Los ancianos ayudan a su familia y aportan a ella, y no necesariamente en términos de dinero, pero aportan a través del cuidado, “cuidar un nieto implica un ahorro de cuatro mil 500 pesos por niño y hay abuelas que cuidan dos o tres nietos, eso sin contar las actividades adicionales que realizan”, señala.
Desde el punto de vista gerontológico una persona es sana, aún a pesar de tener una enfermedad crónico degenerativa (diabetes, hipertensión, artritis) si está controlada y atendida, y si las personas pueden realizar sus funciones básicas por ellos mismos. Hay que dejar de ver al envejecimiento como un fenómeno biológico y mejor trabajar y dar atención al aspecto psicológico y social, agrega.
La mayoría de las personas mayores de 60 años pueden seguir realizando sus actividades, tener amistades y hasta otra pareja. Es por ello que, hay que promover el desarrollo humano durante el envejecimiento y no caer en el aislamiento y la soledad que no permiten desarrollar esas capacidades, precisa.
Las nuevas generaciones no promueven el respeto a los ancianos y caen en lo que la especialista llama: viejismo, que es la discriminación hacia los ancianos y se manifiesta de diferentes formas, de los otros hacia los viejos al hablarles, de los viejos hacia sí mismos y de los viejos hacia otros viejos.
Hay que cambiar esa forma estereotipada de ver al anciano ya que el viejo no es discapacitado, tiene poder de decisión y forma parte de la comunidad.
La experta en gerontología espera que los modelos que se desarrollan en la Unidad de Investigación Gerontológica de la FES Zaragoza, de atención al envejecimiento sirvan como ejemplos para la sociedad y que la propuesta hecha para el ISSSTE de política del envejecimiento, puedan ser retomadas a nivel nacional y combatir el viejismo, finaliza.