A lo largo de la historia del cine han existido diversas películas que nos han hecho reflexionar sobre varios aspectos de la vida. Por ejemplo, en Vivir dos veces (2019) al espectador se le invita a evaluar el valor de la familia, la memoria y los lazos que se construyen y reconstruyen a lo largo de nuestra existencia; Big Fish (2003) nos hace meditar sobre la trascendencia de nuestros actos; y en Gran Torino (2008) Clint Eastwood nos enseña que aún en la vejez podemos encontrarle un sentido a la vida y aspirar a dejar un legado.

No obstante, el séptimo arte también ha servido para enfrentarnos a distintas realidades y plantearnos cuestiones que quizá no habíamos pensado o que no nos atrevíamos a indagar. El 31 de marzo de 1999, una película propuso una pregunta inquietante: ¿estamos viviendo en una simulación? Matrix, largometraje dirigido por las hermanas Wachowski, planteó esa posibilidad desde una visión que no sólo se centró en la ciencia ficción, sino que también tocó aspectos religiosos y filosóficos.
Con motivo del 25 aniversario de esta cinta, UNAM Global entrevistó a Carlos Hugo Gómez Oliver, docente de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC – UNAM), quien destacó que la película llegó a ser un boom debido a que involucraba al espectador con cuestiones filosóficas, y que además usaba técnicas del cine que hasta ese entonces no eran muy comunes.
“Las hermanas Wachowski hicieron una película que explotó muy bien las cuestiones filosóficas y religiosas, más allá de las tantas escenas de acción que nos regalan. Pero también explotaron una técnica cinematográfica como el bullet time, que si bien no era innovadora porque Eadweard Muybridge la había implementado en pleno siglo XIX, era llamativa. Entonces esos factores se suman y nos entregan un filme con un sello muy particular”, comentó Gómez Oliver.
Cavernas, genios malvados y robots
Entre los planteamientos filosóficos que se tocan en el filme está el que entraña el mito de la caverna de Platón. En la historia que proyecta el filósofo griego, varias personas están encadenadas dentro de una caverna desde su nacimiento, por lo que lo único que ven son sombras reflejadas en la pared, pensando que ésa es la realidad. Sin embargo, una de ellas se aventura a ver qué hay en el exterior y al salir se encuentra con un mundo totalmente diferente al que le habían impuesto.
En Matrix, Neo funge como ese hombre que rompe con lo impuesto. A pesar de llevar una vida tranquila, hay algo que para él no está bien, y comienza a buscar las respuestas a sus inquietudes. Tras descubrir que éstas eran fundamentadas y que la realidad que vive dista mucho de ser cierta, se le pide tomar una decisión: tomar una pastilla azul, que significa continuar con su vida común y corriente, o tomar una pastilla roja, que además de presentarle la realidad, lo sacará de su zona cómoda. Neo toma la pastilla roja y sucede una serie de eventos que lo llevan a un descubrimiento personal.
Si bien el docente de la ENAC coincidió en que el mito de la caverna es una alegoría que viene implícita en el filme, también hay un recurso argumentativo filosófico que se podría tomar en cuenta: la figura del genio maligno que plantea Descartes. El filósofo francés describe a ese genio maligno como “artero, engañador, poderoso y astutísimo, por lo que obliga a tener por verdadero lo falso”.
De acuerdo con Gómez Oliver, en el caso del filme el genio malvado serían las máquinas que han tomado el control y que venden una idea que dista mucho de la realidad. “Es una película que, si tú le vas buscando, tiene muchos rasgos filosóficos, pero también tiene cierta influencia literaria. Hay algunas cuestiones que hacen guiño a Alicia en el País de las Maravillas; Matrix obliga a los espectadores a considerar el País de las Maravillas como una realidad de la que se supone que no debemos despertar”, expresó.
Por otro lado, pasando a la posible influencia de anteriores filmes de ciencia ficción, el experto universitario indicó que Matrix heredó escenarios o planteamientos como el dominio de las máquinas en Terminator 1 y 2 (1984, 1991), cómo la inteligencia artificial comienza a tener consciencia de sí misma, en Ghost in the Shell (1995), o si todo lo que hemos vivido es una alucinación, como sugiere Aelita (1924), película soviética muda.
¿Guiños a lo religioso?
A pesar de que han manifestado que no tienen una religión definida, las hermanas Wachowski crecieron en un ambiente católico. Esa situación influenció en algunos aspectos religiosos que se pueden ver en Matrix. Por ejemplo, más allá de que Neo sigue el camino de la figura del héroe, un recurso ampliamente estudiado por el mitólogo estadounidense Joseph Campbell, también cumple el papel del salvador, como el desplegado por Jesucristo.
Además, Trinity hace referencia a la Santísima Trinidad. “Ella es la última parte que se integra a Morfeo y Neo”. Y la figura de Judas la podemos ver en Cypher. “Si desmenuzamos la película, seguramente encontraremos diversas referencias de este tipo”, explicó Gómez Oliver.

Aspectos técnicos
A lo largo del filme, la música ayuda a sumergirnos en la atmósfera de la Matrix. Tiende a ser electrónica, ya que “nos va adentrando en este mundo futurista”. El maestro de la ENAC dijo que esta práctica es muy común y que ya se venía realizando desde la década de 1960. Por otro lado, comentó que, a diferencia de películas como Tiburón o Jurassic Park, la música no se destaca mucho, ya que únicamente cumple la función de acompañar lo que estamos viendo en la pantalla.
“Es una música funcional. Hay soundtracks que se vuelven memorables e incluso llegan a ser más grandes que la propia película. Pero en este caso, Don Davis procura ser muy cauteloso para que la música no tenga protagonismo; al contrario, se integra muy bien y ése es otro elemento que ayuda a que la película funcione”, manifestó.
¿Y las secuelas?
Aunque Matrix ha tenido otras tres entregas, el experto universitario dejó en claro que ninguna de éstas se acerca a lo que fue la primera. Gómez Oliver explica que el argumento central concluyó en el filme que abre la saga, mostrando a Neo como el salvador; por tanto, lo que suceda después de este evento no es significativo.
“Fue tanta la derrama económica que dejó Matrix que el estudio seguramente pensó ‘por qué no hacemos otras’ y lo cierto es que las secuelas no funcionaron. Si éstas hubieran tenido otro protagonista, seguramente las cosas habrían cambiado. Pero esto no ocurrió, y esas historias están de más porque Neo ya no debe probarle nada a nadie: cumplió con liberar al mundo. Ya adentrarnos en cómo lo hizo y demás no es tan relevante”.
Aunado a ello, las referencias filosóficas y religiosas se fueron perdiendo y cedieron su lugar a las escenas de acción, provocando que este filme perdiera lo que llamaba la atención.
Sin embargo, para Gómez Oliver Matrix es a prueba de tiempo. “Tú la ves hoy y sigue funcionando, sigue conectando con el espectador y éste encuentra distintas perspectivas de la película”.
“Quizá el impacto en alguien que la vio cuando salió en 1999 no sea el mismo que el de alguien que recién la vio, pero lo sigue teniendo. Hay películas que en su momento fueron un boom, pero pasan los años y envejecen mal. Con Matrix esto no ha ocurrido; sigue en el gusto del público”, concluyó.