En torno al misterioso mundo del orgasmo femenino circulan innumerables mitos, uno de los más difundidos es que el squirting y la eyaculación femenina son dos caras de la misma moneda. Sin embargo, Diana Paz, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, despeja las dudas a través de recientes hallazgos.
Si bien es cierto que ambos fenómenos se relacionan estrechamente con el orgasmo de las mujeres, un análisis bioquímico ha desentrañado que el squirting es predominantemente una expulsión de líquido urinario, mientras que la eyaculación femenina guarda una composición bioquímica distinta.
“La eyaculación femenina”, explica Diana Paz, “está más asociada a una función antiséptica que ayuda a proteger la uretra.”
¿Cómo se puede establecer la diferencia entre ambos fenómenos? La eyaculación femenina se presenta más como un fluido viscoso que se expulsa de manera gradual. Nunca brotará como un chorro, dadas las limitaciones físicas, y es además, mucho menos copioso. Es más bien una sensación de humedad que lubrica la zona.
Por otro lado, el squirting tiene una forma de proyección muy parecida al agua, pero no todas las mujeres lo expulsan con la misma intensidad. Esto dependerá de las condiciones específicas de cada una.
El mito que identifica el squirting con la eyaculación femenina ha prevalecido en la imaginación colectiva principalmente debido a la influencia de la pornografía, señala la académica. Abundan en las redes sociales numerosos casos de personas mal informadas que dispensan consejos poco acertados sobre el tema, por lo que la investigadora recomienda no seguirlos.
Un ejemplo recurrente es la recomendación de beber agua antes del acto sexual para conseguir un squirting. Más bien, deberíamos preguntarnos: ¿por qué necesitan tomar agua para alcanzar un orgasmo? ¿De dónde proviene ese squirting?
Se ha propagado la idea de que si una mujer no experimenta un squirting, entonces no disfruta o no llega al orgasmo. No obstante, este fenómeno físico no es común. Sí, está relacionado con el orgasmo y el placer, pero eso no significa que todas las mujeres deban experimentar un squirting, enfatiza la investigadora universitaria.
La brecha orgásmica es una realidad que se ha reconocido en nuestra sociedad, donde los hombres suelen experimentar más orgasmos que las mujeres. Si a esta situación le sumamos el mito del squirting, la desinformación sólo amplificará más esta brecha.

Las mujeres pueden alcanzar el orgasmo por diferentes vías: la vaginal y a través de la estimulación del clítoris, cuya función biológica y fisiológica es precisamente proporcionar placer. Sin embargo, raramente se estimula durante la interacción sexual.
En estudios pasados se descubrió que de las mujeres que alcanzan el orgasmo, no todas experimentan un squirting, añade la académica de la UNAM.
Ante esto, los científicos llegaron a la conclusión de que el squirting no existía y dejaron de investigarlo. Tiempo después, se reanudó la investigación de la fisiología femenina y se descubrió que, aunque no todas las mujeres lo experimentan, este fenómeno sí existe.
Las mujeres no poseen próstata, pero cuentan con una estructura análoga que es precisamente la que secreta la eyaculación femenina. A pesar de que no todas las mujeres pueden experimentar un squirting, sí pueden llegar a la eyaculación femenina a través de una estructura llamada skene, explica Diana Paz.
El skene son glándulas análogas a la próstata masculina y se ubican muy cerca de la uretra en la anatomía femenina. Su función antiséptica protege el aparato reproductor femenino durante el contacto sexual.
Durante el orgasmo se libera oxitocina, sustancia que contrae toda la musculatura del sistema urinario, principalmente la vejiga.
Sin embargo, las mujeres que experimentan squirting no necesariamente experimentan placer orgásmico, ya que el squirting se asocia más con una respuesta urinaria.

Cuando las mujeres alcanzan el orgasmo y logran un squirting, es debido a que durante el orgasmo presionan la vejiga contenida y así generan la expulsión de ese líquido.
La llegada al orgasmo dependerá de cada caso específico. Por ejemplo, del entorno cultural, de la corporalidad de cada persona y de cuánto conocen su cuerpo.
Por eso, la investigadora recomienda a las jóvenes que conozcan su cuerpo porque es importante saber qué nos gusta y qué no, así se podrán alejar de las cosas que incluso les causan daño. “Nuestro cuerpo nos acompañará durante toda la vida, por lo que debemos tener una buena relación con él”, concluye.
Ideas destacadas
- El squirting y la eyaculación femenina son dos fenómenos distintos. Este punto desmonta uno de los mitos más comunes en relación al orgasmo femenino.
- “El squirting es principalmente una expulsión de líquido urinario. Así que, nada que ver con la eyaculación femenina, como muchos creían.
- La eyaculación femenina tiene una misión concreta: proteger la uretra. Su función es antiséptica y, por tanto, cuida de la salud de la mujer.
- No todas las mujeres experimentan squirting y eso está bien. La ausencia de squirting no implica la falta de orgasmo o disfrute en mujeres.
- La brecha orgásmica es otro tema importante a destacar. Los hombres suelen tener más orgasmos que las mujeres, una realidad que la sociedad está empezando a reconocer.
- La eyaculación femenina proviene de las glándulas de Skene. Estas glándulas son análogas a la próstata masculina y producen el fluido de la eyaculación femenina.
- Es esencial conocer y entender nuestro propio cuerpo. Conocer qué nos gusta y cómo nos cuidamos es clave para una vida sexual saludable y placentera.