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La cena de Navidad en el Valle de México

Nuestro país es conocido en el mundo por la enorme variedad de su gastronomía, por eso no fue gratuito que en 2010 la Unesco la declarara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Sin embargo, para la cena de Navidad sólo son unos cuantos platillos los que se preparan en los hogares del centro del país.

Hoy entre las cenas más socorridas están los romeritos, la pierna de cerdo horneada, el pavo, el bacalao, tamales y pozole. Claro que cada familia tiene su cena tradicional, pero las anteriores son bastante comunes.

Romeritos

Uno de los más tradicionales y que más se disfrutan son los romeritos (que son un tipo de quelite). La preparación tradicional lleva mole poblano, nopales, papas, camarones secos y tortas de camarón. Algunas personas preparan el mole con una o dos tablillas de chocolate.

Pierna de cerdo al horno

En los últimos años, sobre todo entre las familias más jóvenes, se prepara pierna de cerdo al horno.

En este caso no hay una receta que se considere tradicional, pero a la pierna en general se le cubre con un adobo o salsa de ciruela pasa (o arándanos), vino blanco, seco de preferencia, mantequilla, sidra (en ocasiones la cambian por cocacola) y otros ingredientes. Se adorna con manzanas amarillas partidas por la mitad y rebanadas de piña, antes de meterla al horno.

Pavo relleno

Para el pavo, como se le conoce al muy mexicano guajolote, hay varias recetas para el relleno, pero casi todas llevan carne molida de res y de cerdo, tocino, jamón, fruta picada, nueces y almendras y se le inyecta vino blanco, aunque hay quien prefiere jugo de naranja. Una buena opción para el horneado pueden ser algunas panaderías que ofrecen ese servicio.

Bacalao a la vizcaína

El bacalao que se consume en el centro del país se conoce como bacalao a la vizcaína. Aunque su preparación es muy laboriosa el resultado es un placer que se sólo se disfruta una vez al año.

Sus ingredientes son, además del bacalao (que se pone a remojar desde dos días antes de desmenuzarlo), aceite de oliva, cebolla, ajo, jitomate muy rojo, papas, almendras, aceitunas, de preferencia sin semilla, chiles güeros, alcaparras y antes de apagar el fuego un manojito de perejil bien picado.

Aunque no es fácil hacerlo, se aconseja dejarlo reposar al menos hasta el día siguiente para que “se asiente” su sabor.

Tamales

Cada región del país tiene su receta para los tamales, pero en el centro los que se consumen son los de hoja de maíz, que pueden ser de carne de pollo o de dulce con pasitas o pedazos de piña en almíbar.

Otros también muy populares son los tamales de hoja de plátano estilo Veracruz, Oaxaca o Chiapas, principalmente, que son sobre todo de carne de cerdo.

Pozole de todos colores

Lo mismo pasa con . El más común es el pozole rojo, tipo Jalisco y Michoacán, pero también es muy popular el pozole blanco estilo Guerrero, o incluso el pozole verde.

Aunque cambie su color, lo que no falta en el pozole es el maíz cacahuazintle y la carne de cerdo, que puede ser maciza con un poco de cabeza.

Pero todo esto no sería pozole sin el indispensable condimento de orégano, cebollas bien picadas, rebanadas de rábano fresco, el jugo de un limón, chile piquín y tostadas, que pueden llevar crema o aguacate.

Aunque en ciertas páginas de internet se afirma que algunas de estos platillos se preparan en 30 minutos o en una hora, no es así, todos llevan su tiempo. Por esta razón, en la preparación de la cena de Navidad participan más de un miembro de la familia.

Tejocotes y buñuelos

Pero una Navidad no estaría completa sin los postres mexicanos de esta temporada, como los tejocotes en almíbar o los buñuelos.

Para preparar dos o tres kilos de tejocotes, fruta que sólo se da en la temporada navideña en el Valle de México y sus alrededores, se cuecen y se dejan enfriar para quitarles la cáscara con más facilidad.

Mientras, se prepara el almíbar, que consiste en hervir agua con piloncillo y canela hasta que se reduzca el agua de tal manera que se vaya espesando para formar la miel. Para darle un sabor característico, se le agregan dos o tres estrellitas de anís estrella y uno o dos clavitos de olor.

Se agregan los tejocotes sin cáscara y algunas guayabas sin semilla y se dejan cocer con el almíbar.

Buñuelos de feria callejera

Estos buñuelos nos recuerdan a los que comíamos en las ferias del barrio.

Se preparan con harina, una pisca de sal, polvo para hornear o bicarbonato de sodio, agua y un poco de aceite. Si prefiere, en lugar de agua se le agrega agua de tomate (se hierve el agua con algunas cáscaras de tomate).

Se amasa todo hasta que la harina no se le pegue en las manos, se le agrega el aceite y se vuelve a amasar. Se deja reposar una media hora y se hacen bolitas y se dejan reposar. En una olla de barro boca abajo se extiende la bolita de harina hasta que quede el buñuelo y se pone a freír en aceite muy caliente.

Para la miel de piloncillo, se pone a hervir agua a la que se le agregan dos o tres piloncillos grandes y se deja consumir. Se le agrega canela, anís estrella, dos clavitos de olor, una o dos rebajadas de naranja con todo y cáscara. Cuando la miel tenga la consistencia de un jarabe y su sabor sea el que se busca se retira del fuego.

Sin importar la cena que disfrute esta Navidad, seguramente va a ser deliciosa.