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La pasión de Katia por el futbol no se detuvo con su graduación. Con su título en mano, ella decidió unirse a la FIFA como árbitra internacional. Con el tiempo, Katia se ganó el respeto de los jugadores y entrenadores, y su carrera comenzó a despegar.
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El éxito no llegó fácilmente, sin embargo. Katia tuvo que enfrentarse a numerosos obstáculos, como la discriminación y el sexismo en el mundo del futbol. Pero gracias a su dedicación y trabajo duro, logró superar estos obstáculos y alcanzar su sueño.
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Katia es un ejemplo de que, con perseverancia y pasión, cualquier sueño puede hacerse realidad.
Desde muy joven, Katia soñó con ser el centro de atención en una cancha de fútbol profesional. Un día, su sueño se hizo realidad cuando se encontró junto a las mejores jugadoras del mundo para dirigir un partido. La emoción fue tan intensa que sus ojos se llenaron de lágrimas.
En 2019, Katia tuvo la oportunidad de dirigir un partido internacional femenil entre Estados Unidos y Corea del Sur. Dos años más tarde, en 2022, repitió la emoción en la India al ser la árbitra de la final del Mundial Sub-17. No podía expresar en palabras la felicidad que sentía al representar a México como árbitra.
Egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y actual estudiante de Derecho, Katia heredó su amor por el fútbol de su abuelo, quien decía que viajaría por el mundo gracias a este deporte. Aunque el sueño de su abuelo no se hizo realidad, ahora resurge en Katia, quien ha luchado incansablemente para seguir en este deporte.
Sin embargo, la primera vez que actuó como árbitra en un partido profesional, recibió muchos insultos. Los hombres le gritaban “¡Qué haces aquí, mejor vete a la cocina!”, y otros insultos que prefiere no repetir. En ese momento, se cuestionó si estaba haciendo lo correcto, pero con el tiempo y a medida que tuvo más partidos, se enamoró tanto de esta actividad que olvidó todas las ofensas.”
A jugar en serio
Desde niña, Katia había soñado con jugar futbol en una cancha profesional. Durante su infancia, jugaba con sus primos y, a los 11 años, comenzó a practicar en el club “Andrea’s Soccer”, el único lugar en México dedicado al futbol femenil en ese momento. A pesar de los comentarios machistas, ella estaba decidida a seguir con su pasión por el futbol.
“Siempre escuchaba comentarios como: ‘¿Por qué practicas futbol? Eres demasiado delgada y femenina. Deberías practicar ballet o gimnasia’. Pero yo repetía para mí misma: ‘¿Por qué las mujeres no pueden jugar futbol y solo es para hombres? ‘”, dijo Katia en una entrevista para UNAM Global. “A mí me gusta el balón y las patadas”, agregó.
“En su adolescencia, Katia ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria número 6 ubicada en Coyoacán. Sabía que allí había un equipo de fútbol porque su prima jugaba allí, por lo que se inscribió en cuanto tuvo la oportunidad para representar a “las coyotes”.
Además, ingresó en el equipo de media superior, en el que las mejores jugadoras de todas las preparatorias y del Colegio de Ciencias y Humanidades se unen para formar un equipo y representar a la UNAM. Allí compiten en la Olimpiada Nacional de Fútbol en la categoría libre.
Desde entonces, la UNAM ha adquirido un significado muy importante para Katia, ya que no solo le brindó la oportunidad de estudiar, sino que también le permitió avanzar en otros aspectos personales.
Katia recuerda con mucho orgullo y honor haber representado a los colores de la UNAM. Era una forma de agradecer por las puertas abiertas en su mundo académico.”
El mundo del arbitraje
Cuando estaba a punto de terminar su carrera, Katia se dio cuenta de que no quería alejarse del futbol. Sin embargo, pensó que al terminar de estudiar su ciclo como deportista habría llegado a su fin. La opción de estudiar en el extranjero no era algo que deseara, por lo que se preguntó: “¿Cómo puedo seguir viviendo el futbol dentro del campo?”. Inicialmente consideró la posibilidad de ser entrenadora, pero eso la alejaría del campo y ella quería estar dentro. Entonces, se le ocurrió la idea de ser árbitra.
Katia conocía mucho sobre futbol, pero nada sobre arbitraje. Por lo tanto, decidió investigar y encontró la Escuela Nacional de Árbitros de la Federación Mexicana de Futbol Asociación, A.C. Estudió allí durante un año, y después de pasar varias pruebas físicas y exámenes sobre las reglas, así como analizar videos, logró ingresar al mundo profesional del arbitraje. Descubrió un gran interés y el resto es historia.