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Japón pide perdón a víctimas por ley de eugenesia que forzaba esterilización

Entre 1948 y 1996, Japón implementó una ley de eugenesia con el propósito de “prevenir el nacimiento de descendientes de mala calidad y proteger la vida y la salud de la madre”. Durante estos 48 años, la ley violó los derechos humanos y la dignidad de al menos 25,000 personas, ya que permitía a las autoridades esterilizar por la fuerza a personas con discapacidades, incluidas aquellas con trastornos mentales, enfermedades hereditarias, deformidades físicas y lepra, además de permitir abortos forzados si alguno de los padres tenía estas condiciones.

Veintiocho años después de la derogación de esta ley, el gobierno de Japón, a través del primer ministro Fumio Kishida, se disculpó formalmente con un grupo de demandantes que fueron esterilizados a la fuerza bajo esta antigua ley.

Para el Dr. Alejandro Carlos Uscanga Prieto, integrante del Comité Académico Asesor del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, este acto puede sentar un precedente para que se evalúen otros hechos que Japón ha realizado y que han sido invisibilizados.

Uscanga Prieto explicó que para entender por qué la Ley de Protección Eugenésica duró tanto tiempo es necesario considerar que, aunque Japón es una nación avanzada en muchos aspectos, en otros es muy cerrada, especialmente en su cultura homogénea, es decir, una sociedad en la que todos sus individuos deben compartir una misma etnicidad racial, una misma lengua y una serie de creencias comunes o muy similares.

“Actualmente, las personas con alguna discapacidad ya no son mal vistas, pero en la época en que se estableció la ley, especialmente en las décadas de los 50 y 60, esto causaba discriminación porque estas personas se desviaban de lo establecido. Esto generaba una cultura de vergüenza, y las personas con alguna discapacidad (mental, física) eran relegadas, lo cual también afectaba a sus familias. El gobierno aprovechó esta situación para justificar la ley como una solución para ‘mantenerse puros’”, dijo.

Aunque hubo algunas personas que accedieron voluntariamente a someterse a este procedimiento (ya que no había otra opción o se promovía la idea de una raza pura), hubo otros casos donde se violaron sus derechos, e incluso se les engañó diciendo que serían sometidos a procedimientos de rutina, como una operación de apéndice, cuando en realidad serían esterilizados.

Aunque pasaron varios años para que las voces afectadas por esta ley comenzaran a surgir, el 30 de enero de 2018, una mujer violentada por la Ley de Protección Eugenésica presentó una demanda contra el Estado, solicitando una indemnización por daños y perjuicios, así como disculpas oficiales por haber sido obligada a someterse a una operación de esterilización. Las voces poco a poco se fueron sumando, y cada una de ellas replicaba que esa ley les había cambiado la vida de manera negativa, ya que se les había negado la oportunidad de ser madres o padres, y en algunos casos, esto provocó la ruptura de sus matrimonios.

“Fue una situación silenciada durante mucho tiempo debido a la cultura de la vergüenza. Había gente que no se sentía víctima o no quería reconocerse como tal, pero esta demanda fue como un despertar social para los afectados por la ley. En este proceso también ayudó la empatía de las autoridades judiciales para no encubrir algo que estuvo mal durante mucho tiempo”, indicó.

Después de una ardua lucha en tribunales, finalmente los afectados lograron su cometido y seis años después, en un acto oficial, el primer ministro japonés expresó: “Quiero expresarles personalmente mi remordimiento y mis disculpas por el tremendo sufrimiento físico y mental que muchas personas han soportado debido a la antigua Ley de Protección Eugenésica”. A pesar de la compensación económica (que se estableció en 28,000 dólares), los demandantes han expresado que esto no repara el sufrimiento emocional que vivieron.

Sobre este aspecto, y al cuestionarle por qué la compensación es solo monetaria y no se abordan los sufrimientos emocionales de los afectados, Alejandro Uscanga señaló que esto será más difícil de lograr porque las emociones están culturalmente reprimidas en Japón y hasta cierto punto es mal visto expresar abiertamente los sentimientos. Sin embargo, poco a poco se está viendo una apertura a hablar de lo que se siente, y este cambio comienza a surgir gracias a los japoneses que han abierto sus ideales visitando otros países.

“Esperemos que los japoneses que han viajado a otras latitudes impulsen un cambio positivo en la sociedad japonesa. Que haya una apertura a los sentimientos y que eso permita una solidaridad hacia los afectados por la ley de Protección Eugenésica. Es algo que parece lejano, pero en este caso en particular se necesitan acciones más empáticas, porque más allá de la disculpa, que puede ser honesta o incluso con fines políticos, se deben comprender las afectaciones y los derechos que se violaron”, destacó.

Finalmente, el experto de la FCPyS indicó que Japón no ha sido la única nación que ha aplicado leyes eugenésicas, ya que Estados Unidos y Alemania también lo hicieron.