Existe en el campo de estudio de la astronomía un tema intrincado, a saber: la formación de las estrellas, la cual posee distintas vertientes, “es un proceso físico complejo que involucra el colapso de nubes de gas molecular, en las cuales se forman zonas muy frías y densas para, eventualmente, tener suficiente densidad para formar una estrella”, explicó el doctor Carlos Román Zúñiga, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Detalló que en el proceso de formación estelar deben comprenderse diferentes fenómenos como la física del gas, la física de la estrella en formación, la física del polvo interestelar mezclado con el gas, el cual es esencial para enfriarla y protegerla de la radiación de otras estrellas que han culminado dicho proceso.
“En el proceso de la formación de estrellas, eventualmente, llegamos a la formación de sistemas planetarios. Por un lado, tenemos la física de la formación de la estrella, por el otro, cuáles son los aspectos que llevan al proceso de la formación de discos en estas estrellas jóvenes, y también, el hecho de que éstas no se forman una sola a la vez, se forman racimos de estrellas a los que llamamos cúmulos estelares”.
En ese contexto, Román Zúñiga apuntó que el quid esencial a resolver es: ¿cuántas estrellas se forman en cada cúmulo?, y acotó que hay estrellas de distintas masas (desde 10 hasta 150 veces la masa de nuestro Sol).
Asimismo, el científico señaló que en el Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, ubicado en Baja California, se tienen detectores que son capaces de trabajar en ondas infrarrojas como los instrumentos CAMILA, la Cámara Infrarroja Doble (CID), la cámara RATIR, y el telescopio Colibrí —con un detector llamado Drago— que tendrá la capacidad de captar imágenes simultáneas en óptico e infrarrojo, todos estos dispositivos contribuyen al estudio de la formación de las estrellas.
“Las imágenes nos dan información, con ellas tenemos fotografías de las estrellas en formación. Podemos separar a las estrellas en las más jóvenes, las menos jóvenes y tratar de ver cómo están distribuidas espacialmente sobre la imagen, pero nos falta el detalle de poder calcular con más precisión la masa y la edad de cada estrella, y algo que es muy importante, la velocidad en que se está moviendo esa estrella”.
El especialista en el estudio de los cúmulos de estrellas jóvenes y la estructura de las nubes moleculares, aseguró que estamos en una época donde la astronomía es cooperativa, debido a las ingentes cantidades de información que arrojan instrumentos de tecnología de punta, cada día más sofisticados. “Obviamente, un solo astrónomo no puede trabajar un solo problema, por eso es que necesitamos muchos astrónomos trabajando en el mismo. Por eso, es tan valioso el trabajo de los estudiantes, que son los que realmente tienen, en ese proceso de aprendizaje, la capacidad de digerir una gran cantidad de información”.
Finalmente, Román Zúñiga refirió que pertenece a un grupo de investigación integrado por los científicos Mauricio Tapia Ibargüengoitia, Jesús Hernández y Aida Wofford-Nava, quienes estudian diversas aristas del proceso de formación de los cuerpos estelares.