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Influenza aviar H5N1: primer caso humano en México obliga a reforzar la vigilancia, no el alarmismo

La muerte de una niña de tres años, originaria de Durango, marcó un precedente en la historia epidemiológica del país: es el primer caso humano confirmado de influenza aviar A(H5N1) en México. El hecho, que fue reportado en conjunto por las Secretarías de Salud,  de Agricultura y Desarrollo Rural y de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha reavivado la conversación sobre los riesgos de zoonosis y la necesidad urgente de mantener una vigilancia epidemiológica rigurosa no solo desde una perspectiva de salud humana, sino incluyendo la salud animal y el medio ambiente.

“Los virus H5N1 pueden tener una letalidad muy alta. Afortunadamente, no hay evidencia de transmisión entre personas en este caso”, explica el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) y profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM. “Se analizaron 38 contactos cercanos de la paciente, y todos dieron negativo”.

La amenaza que se esconde en la frontera entre especies

El H5N1 pertenece a un grupo de virus que pueden ser altamente patógenos y que circulan principalmente entre aves. En los últimos años se ha visto cada vez más afectando a otros animales mamíferos como vacas lecheras, zorros, gatos y lobos marinos. Su salto esporádico a los humanos, aunque inusual, suele resultar en cuadros graves e incluso letales.

“En este tipo de casos nos preocupan dos cosas: que el virus pase de animales a humanos —lo que técnicamente llamamos ‘desbordamiento de especie’— y que tenga capacidad de transmitirse entre personas. En este caso, aparentemente sólo se cumplió el primer criterio”, advierte Rodríguez.

La respuesta sanitaria fue inmediata: se notificó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se activaron protocolos de monitoreo en fauna silvestre y doméstica, y se reforzaron los cercos sanitarios en el entorno de la menor. Sin embargo, hasta ahora no ha sido posible identificar la fuente exacta del contagio.

Un caso que invita a reflexionar sobre la prevención sanitaria

La niña no tenía contacto documentado con granjas avícolas o entornos que habitualmente han sido descritos con mayor riesgo para la transmisión de virus H5N1 de animales a humanos. Pero el doctor Rodríguez recuerda que “en casa se pueden tener gallos, gallinas, palomas, o incluso algún mamífero (gato) que hubiera interactuado con un ave infectada. Eso hace más difícil rastrear el origen exacto. A veces la vía de transmisión es una cadena silenciosa”.

En febrero de este año, se detectaron brotes de influenza H5N1 en gansos y cuervos cerca de la ciudad de Durango, lo que indica que este tipo de virus ya circulaban en aves de la región e incrementa la posibilidad de eventos de desbordamiento. Está pendiente que se completen los análisis genéticos al virus aislado de la paciente para compararlos con los virus que se han descrito previamente.

Medidas para reducir el riesgo

Haciendo eco de lo dicho por la OMS, la Secretaría de Salud del Gobierno de México enfatiza que el riesgo para la población general sigue siendo bajo, y no existe evidencia de transmisión sostenida entre personas ni a través de alimentos como huevo o carne de pollo siempre y cuando estén bien cocinados. Sin embargo, ante la confirmación del primer caso humano, ha difundido una serie de recomendaciones preventivas clave para reducir cualquier posibilidad de contagio:

  • Lavar las manos frecuentemente con agua y jabón o usar soluciones a base de alcohol al 70%.
  • Utilizar cubrebocas en caso de presentar síntomas respiratorios y ventilar espacios cerrados.
  • Cubrir nariz y boca al toser o estornudar.
  • Cocer adecuadamente carne de pollo y huevo (a más de 70 °C).
  • No usar los mismos utensilios para alimentos crudos y cocidos en la cocina.
  • Lavar las manos antes de manipular alimentos cocidos y después de tocar productos crudos.
  • Evitar el contacto con animales silvestres o aves de corral enfermas o muertas por causas desconocidas.
  • No recoger animales muertos ni acercarse a fauna silvestre.
  • Quienes trabajen en granjas o rastros deben usar el equipo de protección personal para evitar contagios por aerosoles y salpicadoras (bata, mandil y guantes impermeables, cubrebocas, etc.).
  • Reportar de inmediato cualquier muerte anormal o enfermedad en animales de traspatio a las autoridades .

Además, se recomienda solicitar atención médica si, tras contacto con animales, se presentan síntomas como fiebre, conjuntivitis, tos, dolor de garganta, escurrimiento nasal, dificultad para respirar, vómito, diarrea o alteraciones de la conciencia.

Un mapa de vigilancia que exige ciencia, comunicación y cooperación

Este tipo de episodios destaca la importancia del trabajo con perspectiva de “Una sola salud” —One Health—, donde se articulan los sistemas de vigilancia en salud humana, animal y ambiental. Las acciones coordinadas entre las diferentes áreas especializadas de las Secretarías de Salud, de Agricultura y Desarrollo Rural y de Medio Ambiente y Recursos Naturales son un ejemplo de esa integración.

La UNAM, por su parte, desempeña un papel crucial como entidad científica y social. “Siempre que hay noticias como esta, varios medios, profesionales e instituciones nos consultan. Los especialistas de la Universidad participamos en informar a la sociedad, hay grupos de trabajo técnico conjunto con autoridades y actores clave, sobre todo para la vigilancia virológica, que es vital para anticiparse y responder ante brotes”, afirma el doctor Rodríguez.

Contra la desinformación, evidencia y transparencia

La circulación de rumores infundados puede tener efectos sociales y económicos inesperados. “Hay que dejarlo claro: el consumo de carne de pollo y huevo bien cocidos no representa riesgo. El virus no se transmite por alimentos sino por contacto directo con animales infectados o sus secreciones”, subraya el experto.

Además, señala que sectores como el avícola o el lechero pueden enfrentar pérdidas severas si la enfermedad entra en unidades productivas. Por ejemplo, en Estados Unidos durante 2024 se reportaron varios brotes de H5N1 en granvas avícolas y lecheras, lo que ya ha impactado en la disponibilidad y el precio del huevo y en la regulación de los productos lácteos, lo cual puede afectar la cadena de suministro de alimentos.

Prepararse, no reaccionar tarde

Rodríguez hace hincapié en que por ahora no se requiere una estrategia de vacunación masiva contra H5N1, pero sí se deben considerar opciones. “Tener disponibles vacunas para personal de alto riesgo o primeros respondientes podría ser una estrategia preventiva inicial. También debemos fortalecer nuestras capacidades nacionales de investigación y biotecnología para no depender completamente del exterior”.

Aunque por ahora el riesgo de contagio comunitario se considera bajo, el caso invita a una reflexión profunda: ¿cuán preparada está la sociedad mexicana para responder ante una nueva emergencia sanitaria de origen zoonótico?

“Este tipo de episodios son llamadas de atención. No podemos darnos el lujo de tener que improvisar cuando el virus finalmente logre transmitirse entre personas. Hay que anticiparnos”, concluye el académico.