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¿Cómo llegó un estudiante de la UNAM al Carnegie Hall con un acordeón?

Hugo Osnaya Soriano, alumno de la Facultad de Música, conquista escenarios internacionales con la música tradicional mexicana.

Un destino musical desde la infancia

Nació rodeado de música. Su infancia transcurrió entre instrumentos, ensayos familiares y acordes que llenaban el aire del hogar. Por eso, no fue sorpresa que la música se convirtiera en su destino. No fue la guitarra, ni el piano, ni la trompeta: fue el acordeón el que terminó por robarle el corazón. Desde entonces, Hugo Osnaya Soriano, estudiante de la Facultad de Música de la UNAM, no solo lo toca: lo siente, lo vive y lo transforma.

Del aula al Carnegie Hall

Con la pasión y entrega que demuestra en cada presentación, era cuestión de tiempo para que escenarios internacionales lo buscaran. Así fue como, hace un año, se presentó en el imponente Carnegie Hall de Nueva York como parte de las celebraciones del 5 de mayo. Compartió escenario con músicos mexicanos de renombre como Humberto Flores, ganador del Grammy, y el tenor Leonardo Sánchez, para demostrar que la música tradicional mexicana también vibra desde las teclas de un acordeón.

Una selección con sabor a sones

En entrevista con UNAM Global, el joven músico compartió que su participación en este importante evento fue posible gracias a su selección en la convocatoria del proyecto Mi México Querido.

·  “El acordeón es para mí como un hermano, como parte de mi familia.”


“Tuve que enviar algunas grabaciones de piezas tradicionales mexicanas, como El son de la negra y Granada, de Agustín Lara. Competí contra otros acordeonistas y, afortunadamente, al mes me contactaron. Por videollamada, Humberto me dijo que nos veríamos en Xalapa —ciudad clave en la organización del proyecto— y que yo había sido seleccionado”, relató.

Primera vez en Xalapa, con sus pilares

Para Osnaya Soriano, la emoción no fue solo por haber sido elegido, sino también porque era la primera vez que visitaría la capital veracruzana, experiencia que viviría acompañado de sus padres, pilares fundamentales en su carrera musical.

Durante esa semana, trabajó intensamente junto a Humberto Flores, Leonardo Sánchez y el resto del grupo, haciendo adaptaciones y arreglos para que la presentación en el histórico recinto neoyorquino fuera un éxito. El tiempo jugaba en su contra: solo contaban con esos días, más cuatro adicionales previos al evento, para ensayar.



“Afortunadamente, todo salió muy bien. Fue una experiencia muy enriquecedora para todos. La respuesta del público estadounidense fue positiva, y sorprende la recepción que tiene la música tradicional mexicana allá. Es algo que nunca olvidaré; aún me cuesta creer que tuve la oportunidad de tocar con músicos mexicanos tan importantes”, expresó.

Un instrumento que respira

Desde que aprendió a tocarlo, Osnaya Soriano supo que el acordeón sería su compañero inseparable. Su versatilidad y su forma de ejecutarse —que se asemeja a la respiración humana— permiten que cada nota parezca un suspiro o un grito, según lo que quiera transmitir el intérprete.

·  “Ha estado presente en distintas etapas de mi vida y me ha llevado a lugares que nunca imaginé.”

 “El acordeón es para mí como un hermano, como parte de mi familia. Es algo muy cercano; siempre está conmigo. Ha estado presente en distintas etapas de mi vida y me ha llevado a lugares que nunca imaginé”, dijo.

Esta conexión profunda es la que más lo cautiva, pues le permite expresar un amplio abanico de emociones: tristeza, alegría, grandeza.

Un proyecto de vida para el acordeón

Esa íntima relación lo impulsa a soñar con llevar el acordeón a distintos escenarios, tanto de música popular como de concierto, con el objetivo de promover la riqueza musical de México a través de este instrumento.

“Quiero que se reconozca su versatilidad dentro de géneros tradicionales como el mariachi, el son jarocho, el norteño y la banda sinaloense”, comentó.

No se trata de fama, sino de autenticidad

A menudo se tiene la percepción de que vivir de la música no es sencillo. A pesar de ello, Hugo Osnaya Soriano alienta a los jóvenes que quieran dedicarse a este arte a no abandonar sus sueños. Con pasión, disciplina, paciencia y mucho trabajo, el camino es posible.

·  “La respuesta del público estadounidense fue positiva, y sorprende la recepción que tiene la música tradicional mexicana allá.”

“No se trata de esperar oportunidades, sino de crearlas y mostrarse al mundo con autenticidad y dedicación. Cada esfuerzo cuenta, y las conexiones surgen cuando uno se entrega con gusto y profesionalismo a lo que ama. No hay que buscar la fama, porque eso solo es una consecuencia del trabajo constante”, afirmó.

Un orgullo ser de la FaM

Además de los logros personales que ha alcanzado, Osnaya Soriano trabaja actualmente como coach musical de acordeón de Los Platónicos, un grupo formado por hijos de miembros de Los Ángeles Azules y también es coach musical de acordeón de Sebastián Gutiérrez, hijo de Isael Gutiérrez, mánager y productor de Grupo Firme, así como del propio Alfredo Mejía Jr. Estas oportunidades, reconoció, no hubieran sido posibles sin la formación que le brindó la Facultad de Música de la UNAM.

“Agradezco profundamente a mis maestros y todas las oportunidades que me brindó la institución, como la posibilidad de aprender de grandes acordeonistas internacionales por medio de clases magistrales. Gracias a esa formación, hoy cuento con las herramientas necesarias para componer, arreglar y entender a fondo la música”, concluyó.