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¿Qué es el G7 y por qué mantiene su importancia? Un análisis desde la UNAM

“El G7 es un mecanismo compacto con enorme carga simbólica. Aunque ha perdido peso económico relativo frente a otros bloques, conserva influencia estratégica en temas de seguridad, comercio y diplomacia”, afirma el Mtro. David García Contreras, catedrático de Relaciones Internacionales en la FES Aragón de la UNAM.

Con esa definición comienza su análisis del Grupo de los Siete (G7), cuya cumbre 2025 se celebra en Alberta, Canadá, en medio de un escenario global fragmentado y cambiante. Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido —los siete países que integran este foro— se reúnen para debatir sobre inteligencia artificial, conflictos bélicos, seguridad energética y comercio global.

Un foro nacido del poder occidental

El G7 se conformó en 1975 como una reunión informal de potencias industriales occidentales. En su apogeo, representó más de dos terceras partes del Producto Interno Bruto global. Aunque hoy su peso económico ha disminuido, sus miembros siguen concentrando buena parte del capital tecnológico, militar y financiero del planeta.

“El G7 encarna el orden internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial, con Estados Unidos como eje y Europa como ancla diplomática. Japón se integró por su peso económico ascendente en los ochenta, no por una distribución actual del poder”, explica García.

El académico recuerda además que varios de sus integrantes —Estados Unidos, Reino Unido y Francia— forman parte del Consejo de Seguridad de la ONU y poseen armamento nuclear. “Eso refuerza su legitimidad histórica, pero también los vuelve resistentes al cambio”, apunta.

La agenda 2025: tensiones en varios frentes

La reunión de este año tiene lugar en un contexto marcado por diversas crisis internacionales. Entre los temas clave están:

  • Conflictos armados: La guerra entre Rusia y Ucrania continúa sin una salida diplomática. Además, la reciente escalada entre Israel e Irán ha generado alarma internacional. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, abandonó la cumbre la noche del lunes para atender esta situación, luego de sugerir un posible alto al fuego sin detalles precisos.
  • Inteligencia artificial: El desarrollo y la regulación ética de esta tecnología ocupa un lugar central. El G7 busca definir estándares comunes frente al avance acelerado de la inteligencia artificial, particularmente ante el liderazgo de China en el sector.
  • Seguridad energética: La transición hacia energías renovables, el impacto de las sanciones impuestas a Rusia y los reacomodos geopolíticos han puesto en el centro la necesidad de una nueva arquitectura energética.
  • Política arancelaria: La reactivación de aranceles unilaterales por parte de Estados Unidos ha generado tensiones incluso entre los propios socios. “Es paradójico que un foro creado para estabilizar la economía sea hoy sacudido por las decisiones de uno de sus propios miembros”, señala García.

México: presente, pero sin protagonismo

Por primera vez, una presidenta mexicana —Claudia Sheinbaum— participa en la cumbre como invitada. Aunque no se concretará el encuentro con Donald Trump, la mandataria sostendrá reuniones bilaterales con líderes de Alemania e India y emitirá un mensaje ante la plenaria.

“Esta participación marca un cambio en la política exterior mexicana. A diferencia de López Obrador, Sheinbaum ha entendido la importancia de la diplomacia activa. Este era un foro ideal para hablar de migración y comercio, aunque no estuviera al centro del escenario”, considera el académico.

Tres estructuras del poder global: G7, G20 y BRICS

La coexistencia de distintos bloques revela la transformación del poder internacional:

  • El G20, creado en 1999, incorporó a potencias medias y economías emergentes como México, Corea del Sur, India o Turquía.
  • Los BRICS, surgidos en 2001 y ahora ampliados a BRICS Plus, representan una alternativa multilateral impulsada desde el Sur global. “Ya son 21 países y siguen creciendo. Ayer mismo Vietnam anunció su incorporación”, detalla García.

“El G7 es Estados Unidos y su esfera de influencia occidental. Los BRICS giran en torno a China. Y estamos viendo una confrontación entre dos formas de entender el orden global”, añade.

Mientras el G7 ha mantenido una estructura cerrada —solo ha admitido un nuevo miembro en más de cinco décadas (Canadá)—, los BRICS se han expandido con rapidez, integrando naciones como Arabia Saudita, Egipto y Argentina. “No solo crecen en número. También representan una forma distinta de pensar la cooperación, sin hegemonías occidentales”, puntualiza.

¿Sigue importando el G7?

“El G7 todavía tiene vida para algunos años, quizá décadas. Pero su centralidad está en declive. Hoy el mundo ya no gira solo en torno a siete voces”, concluye García.

La cumbre de Alberta podría confirmar si el G7 logra adaptarse a los cambios o si seguirá siendo un club exclusivo que observa el mundo desde la nostalgia de su propia historia. Mientras tanto, nuevos actores, nuevas alianzas y nuevas tecnologías ya están escribiendo las reglas de un orden global que se mueve —cada vez más— fuera de su órbita.