Con el encierro de casi dos años al que nos obligó la pandemia de Covid-19, en muchos países la gente tuvo necesidad de recibir terapia psicológica, pero en esas circunstancias la recibieron a distancia, como las clases que recibieron niños y jóvenes.
Ahora bien, la terapia psicológica con chatbots (inteligencia artificial que contestan e-mails o chats en tiempo real) recibió un fuerte impulso en algunos países, en especial en el Reino Unido, donde mucha gente se decidió por estas terapias entre otras razones por su costo, que es más económico que una terapia presencial con un terapeuta.
Sin embargo, tienen muchos inconvenientes.
Uberización de la terapia
“Las terapias con aplicaciones y chatbots es parte de la ‘Uberización’ social en las prácticas, es decir, una especie de mercancía rápida que se obtiene al entrar en una página web o un dispositivo”, dice Ricardo Trujillo Correa, de la Facultad de Psicología.
Agregó que esto constituye el ingreso ya esperado de la salud mental al sector cuaternario de servicios vía aplicaciones: por una cuota uno puede acceder a un chat, a mensajes 24 horas, a una llamada en línea, o ser atendido por una inteligencia artificial, bajo la misma lógica de obtener un taxi o un desayuno con una llamada.
“Su actual accesibilidad lo muestran como un alto valor en la sociedad de la información, pero primero debemos establecer puntos que permitan un análisis serio y con evidencia”, expone el académico
Qué es una terapia psicológica
Hay muchas concepciones no correctas de lo que es una terapia psicológica, validadas en la voz popular y los medios de comunicación.
Una de ellas es que la terapia psicológica es un espacio en donde se re-experimentan afectos y se liberan como una descarga emocional (catarsis). Como una máquina que tiene una energía adicional que si no se expulsa, si no se expresa, va a causar mucho daño.
“Fue una de las primeras hipótesis que Sigmund Freud usó para fundar el psicoanálisis, pero después fue relegada a un plano secundario. Hoy día, aún cuando es una creencia común, lo cierto es que no existe consenso con evidencia empírica que demuestre su eficacia. Usando la misma metáfora de la máquina: puedes descargar el circuito de energía, pero el circuito (o síntoma) queda intocado”.
Otra idea errónea común de la terapia es pensar que el acto de hablar cura al consultante. “Aquí lo que se confunde es el proceso con el resultado. Teóricamente es mucho más complejo, pero entrados en metáforas tecnológicas sería como decir que un coche avanza porque las ruedas se mueven y no por procesos que implican combustión, energía y física. Si el proceso terapéutico sirviera solo por hablar, el consultante estaría pagando mucho dinero a una persona para que lo escuche, porque eso lo puede hacer un amigo o un extraño”, dice Trujillo Correa.
Una tercera fuente de desinformación es pensar que el terapeuta solo “refleja” los pensamiento del consultante. “Si bien es uno de los postulados de Rogers, se confunde técnica con terapia. Su propuesta, que es más amplia, considera entre otras cosas la comprensión empática como fundamental para la cura, lo que resulta imposible para una inteligencia artificial”.
Ante estos desaciertos que coinciden en la simplificación de procesos complejos, es muy útil tener claridad sobre lo que corresponde a un espacio psicoterapéutico, lo que nos permite asumir una postura con respecto a las terapias por app y a los chatbots.
“Es una tarea difícil porque no hay una sola mirada ni escuela, aunque podemos afirmar, en general, que las diferentes formas de psicoterapia con base en un modelo epistemológico fundamentado comparten el objetivo común de producir un cambio en la persona, a través de la problematización de la situación actual, de la compresión y re-interpretación de lo experimentado, y finalmente del establecimiento de nuevos repertorios de afrontamiento a la vida”, abundó el docente de la UNAM.
“Dicho de una manera sencilla, buscamos que el sujeto ejerza la responsabilidad de su propio malestar, no hacemos que encuentre la felicidad, porque eso ni nosotros sabemos qué es, solo lo enfrentamos para que construya una condición ética y estética elegida de vida”, agregó el académico.
Chatbots
“Dicho todo lo anterior, y entendiendo un chatbot como una programación computarizada que simula la experiencia de un proceso terapéutico, hay diferentes evidencias para afirmar que como ejercicio de inteligencia artificial es importante, como actividad lúdica entretiene unos minutos, pero carece de peso psicoterapéutico.”
Las experiencias documentadas informan que los consultantes son capaces generalmente de discernir cuando son atendidos por una persona real o por una inteligencia artificial. La segunda no puede individualizar las problemáticas, no perciben detalles específicos, históricos o culturalmente relevantes. “Este hecho es elemental para que el consultante no establezca una relación terapéutica donde se deposite la confianza”.
Una vez identificado que no es real la persona, cuando se sabe que se habla con algo que “simula” una conversación, el consultante se ve imposibilitado para la aceptación del malestar y al no existir la posibilidad de que un profesional se ponga en lugar del doliente, no se siente una genuina colaboración, por lo tanto, una preocupación de la situación referida.
Las investigaciones que reportan una disminución en “ansiedades pequeñas”, además de los problemas del nivel de evidencia, la falta de grupos control y la indeterminación teórica, se explican por el mismo entretenimiento o curiosidad que generan.
“Tiene el mismo efecto de una caminata, una buena película, una buena charla o cualquier actividad que nos hace cambiar de situación en la que nos encontramos. ¡Hasta lavar el coche puede ser curativo si esa es la medida! Ahí puede estar la razón para caer en el engaño de su utilidad como herramienta terapéutica”, dice Trujillo Correa
“Considero que con la información actual no podemos recomendar de ninguna manera un chatbot. Si bien son accesibles, hay diferencias insalvables, como por ejemplo, la diferencia que hay entre el mapa y el terreno, entre la simulación y la realidad”
Futuro de las terapias con chatbots
“Debo reconocer que yo era de los que opinaban contra las terapias a distancia, pero la dinámica de la pandemia hizo cambiar mi percepción. Puede ser que suceda lo mismo, y en décadas lo que parecía imposible, con un salto cualitativo en los avances en IA se superen estos escollos. No lo sé en un futuro a largo plazo, sobre todo con los avances de redes neuronales y las epistemologías complejas”
“Pero al día de hoy no hay elementos para ello. Es importante la responsabilidad de los medios de comunicación ante la información que difunden a la población. Un proceso terapéutico no es sólo recibir y procesar información, sino una relación inédita en un espacio íntimo donde se establece un compromiso dual para la obtención de un objetivo de cura. La tecnología es incapaz de dicha proeza”, dice el profesor Trujillo.
“Los chatbots no pueden sustituir a la terapia, pero debemos comprender que tampoco un ser humano es garantía. Ser psicoterapeuta y contar con la competencia profesional necesaria para acompañar a otro ser humano en un proceso de malestar es muy complejo, desafiante, y en momentos, agotador, requiere años de formación, enorme honestidad y autoconocimiento… no es poca cosa”, finalizó Ricardo Trujillo Correa.