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Físicos crean una nueva forma de luz

Haz una prueba rápida: toma dos linternas en una habitación oscura y enciéndelas de manera tal que sus rayos se crucen. ¿Observas algo curioso?, la respuesta, aunque poco atractiva, es que no. Eso es porque los fotones individuales que forma la luz no interactúan, se limitan a pasar unos junto a otros.

Pero, ¿qué pasaría si las partículas de luz pudieran interactuar, atraerse y repelerse entre sí como los átomos en la materia común? Una posibilidad tentadora, aunque de ciencia ficción: sables de luz, rayos de luz que pueden tirar y empujarse unos a otros, lo que crea enfrentamientos épicos deslumbrantes. O, en un escenario más probable, dos haces de luz podrían encontrarse y fusionar en una sola cascada luminosa.

Puede parecer que tal comportamiento óptico requeriría torcer las leyes de la física, pero de hecho, los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la Universidad de Hardvard, entre otras, has demostrado que los fotones pueden interactuar, un logro que podría abrir el camino hacia el uso de fotones en computación cuántica, si no en sables de luz.

En un artículo publicado la revista Science, el equipo, dirigido por Vladan Vuletic, el profesor de física Lester Wolfe en el MIT, y el profesor Mikhail Lukin de la Universidad de Harvard, informa que ha observado grupos de tres fotones interactuando y, en efecto, pegándose para formar un tipo completamente nuevo de materia fotónica.

En unos experimentos controlados, los investigadores hallaron que cuando hacían pasar un rayo láser muy débil a través de una nube densa de átomos ultrafríos de rubidio, en vez de salir de dicha nube como fotones individuales, distribuidos de forma aleatoria, estos se unían entre sí en parejas o tríos, lo que sugiere que estaba produciéndose algún tipo de interacción (en este caso, atracción) entre ellos.

Mientras que los fotones normalmente no tienen masa y viajan a 300,000 kilómetros por segundo (la velocidad de la luz), los investigadores encontraron que los fotones encuadernados en realidad adquirieron una fracción de la masa de un electrón. Estas partículas de luz recién pesadas también eran relativamente lentas, viajando aproximadamente 100.000 veces más lento que los fotones normales que no interactúan.