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Expo Ajolote festeja 20 Años de investigación y conservación

El ajolote es una criatura fascinante y un símbolo de la cultura mexicana. Este anfibio, endémico de los lagos de la cuenca de México, no solo ha desempeñado un papel importante en la mitología azteca—donde se le asociaba con el dios Xólotl—, sino que también ha capturado el interés de científicos y conservacionistas debido a su asombrosa capacidad de regeneración.

Sin embargo, en los últimos 30 años su población ha disminuido drásticamente. La reducción del suministro de agua de manantial que alimenta Xochimilco, la contaminación de sus canales, la expansión urbana y la introducción de especies invasoras, como la carpa y la tilapia—que depredan sus huevos y crías—, han contribuido al declive de esta emblemática especie. De hecho, este año podría desaparecer por completo de los lagos de Xochimilco.

A pesar de este panorama desalentador, la esperanza de preservar al ajolote sigue viva gracias al esfuerzo conjunto de científicos, instituciones y comunidades.

Dos décadas de compromiso con la conservación

Desde hace 20 años, el CCH Oriente ha impulsado la conservación del ajolote a través de la
Expo Ajolote. Lo que comenzó como una iniciativa modesta se ha convertido en un proyecto sólido, ubicado en el ajolotario Alfonso Luis Herrera López de la institución. Este espacio permite exhibir el ciclo completo de reproducción y crecimiento de la especie, con el objetivo de concienciar a la comunidad estudiantil sobre la importancia de protegerla.

“Hace dos décadas, el conocimiento sobre el ajolote era mayormente empírico. Hoy, gracias a la información recopilada, podemos afirmar que ha habido un avance significativo. Su popularidad ha traspasado fronteras, permitiendo que los estudiantes comprendan su relevancia no solo como atractivo turístico, sino también por su importancia educativa y médica”, destacó la maestra Leticia Alonso Montesinos, responsable del proyecto.

Montesinos subrayó el creciente interés de los alumnos en la vida del ajolote. Más allá de tomarse fotografías, los jóvenes aprovechan su contacto con estos anfibios para reflexionar sobre su relevancia ecológica y participar en actividades que contribuyan a su conservación.

“En estos 20 años, más de 60 mil estudiantes han participado en la exposición y muchos han decidido involucrarse en programas adicionales, como el cultivo de lombrices, que sirven de alimento para los ajolotes. El interés mostrado por los alumnos ha sido fundamental para consolidar este proyecto, cuyo propósito es entender, respetar y valorar el papel de los ajolotes en la biodiversidad mexicana”, explicó Montesinos.

Un llamado a la conciencia ambiental

Cuenta una leyenda que Xochimilco morirá cuando el ajolote desaparezca. Aunque esta afirmación puede parecer exagerada, la ausencia de este anfibio sería un duro golpe para el ecosistema local. Su desaparición no solo afectaría a la fauna y flora del lugar, sino que también tendría repercusiones ecológicas para los habitantes de la región.

Por otro lado, más allá de ser un animal sorprendente y endémico de México, el ajolote ha cobrado gran relevancia en el campo de la investigación científica debido a su extraordinaria capacidad de regeneración, que no solo se limita a sus extremidades, sino también a órganos internos. Esta característica ha despertado el interés de la comunidad médica, ya que podría tener aplicaciones en tratamientos regenerativos para personas que han sufrido la pérdida de miembros.

Es fundamental generar conciencia sobre la importancia de cuidar a los ajolotes. No debemos comprarlos en mercados clandestinos, ya que su comercialización ilegal pone en riesgo su conservación. En su lugar, debemos denunciar su venta y promover acciones que garanticen su supervivencia. Proteger al ajolote no es solo un acto de altruismo hacia la naturaleza, sino una inversión en nuestro propio futuro”, afirmó Montesinos.

Para concluir, la maestra Alonso Montesinos expresó su satisfacción por contribuir a la preservación del ajolote a través de esta exposición y enfatizó la importancia de continuar con este esfuerzo a lo largo de los años.

“Esperamos que en el futuro surjan más proyectos derivados de este trabajo. Aunque el ajolotario tiene fines educativos, nuestra meta es que algún día los ajolotes que hemos cuidado aquí vuelvan a habitar Xochimilco en condiciones adecuadas”, concluyó.

Una experiencia enriquecedora

Para Natalia Pérez Rojas, estudiante de cuarto semestre del CCH Oriente, ser anfitriona de la Expo Ajolote es una experiencia divertida y, al mismo tiempo, una gran oportunidad para divulgar la importancia de esta especie en un lenguaje accesible para sus compañeros.

La joven también destacó los esfuerzos de conservación que se están realizando con una pequeña colonia de ajolotes mexicanos en Puebla. En este lugar, se lleva a cabo una investigación sobre la sobrevivencia de estos anfibios en condiciones seminaturales, en un ambiente de bosque de montaña. “Es un proyecto ambicioso con mucho potencial”, comentó.

Aprovechando el espacio, Pérez Rojas envió un mensaje a la sociedad: la conservación del ajolote va más allá de su imagen en los billetes. “Si vemos a alguien que los tiene como mascota o los consume, debemos hacerle ver que está cometiendo un error, pues son una especie en peligro de extinción”, enfatizó.

Finalmente, la estudiante expresó su deseo de regresar en diez años como egresada y comprobar que la  Expo Ajolote ha crecido y fortalecido su impacto destacando que cuidar un ajolote es también cuidar la biodiversidad de México.