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¿Estamos entrando en una nueva era de domesticación del perro?

La relación entre el hombre y el perro es probablemente la mayor cooperación entre especies en la historia. Hace 30 mil años comenzó un vínculo que hoy coloca a los canes casi como miembros de la familia.

Sin embargo, para que los perros llegaran hasta ese punto, tuvieron que modificar su comportamiento con base en las necesidades humanas. Este cambio se desarrolló en dos etapas, de acuerdo con un estudio realizado por Brian Hare, profesor de antropología evolutiva en la Universidad de Duke, y Vanessa Woods, divulgadora científica y directora del programa Duke Puppy Kindergarten.

Tres momentos de su domesticación

La primera etapa se dio cuando los lobos salvajes empezaron a convertirse en perros. En una relación simbiótica, los lobos comenzaron a seguir a los cazadores humanos para conseguir los restos de comida que dejaban. El humano, ante la necesidad de sobrevivir a los peligros, acogió a los lobos más dóciles para protección, pero también sacó provecho de aquellos que tenían mejor habilidad para el rastreo y la caza.

La segunda etapa inició después de la Revolución Industrial. En esta fase, los canes fueron seleccionados para cumplir tareas específicas como pastores, guardianes y, más tarde, como animales de compañía. Mientras tanto, comenzaron a surgir diversas razas que actualmente se mantienen.

Ahora, ambos científicos proponen que estamos en una tercera etapa de la domesticación, pues los perros están adquiriendo mayores habilidades sociales e inteligencia para adaptarse al estilo de vida que requieren sus tutores.

Los perros hoy en día

Para Diana Merino Lima, médica veterinaria zootecnista de la FES Cuautitlán, el trabajo de Brian Hare y Vanessa Woods está bien sustentado. Sin embargo, ella cree que lo que ellos establecen como una tercera ola de domesticación en los perros es más bien “un cambio por un proceso ontogénico”, provocado por las experiencias que han vivido los canes en las últimas décadas durante la urbanización.

“Hay razas de perros que sí están comenzando a ser más sociables y llevan un estilo de vida con más calma, como menciona el estudio; pero existe un alto porcentaje que aún no lo hace por cuestiones genéticas. Hay perros que están programados para estar más activos y se frustran por no realizar actividades o que su papel únicamente se reduzca a ser un animal de compañía. Entonces, si hay un cambio como se plantea, es a partir de lo que aprenden en su entorno, y no es tan notorio aún. Estamos en una etapa inicial”, explicó.

Merino Lima mencionó que para entender mejor este cambio ontogénico es necesario abordar las cuatro preguntas que planteó uno de los padres de la etología, Nikolaas Tinbergen, para explicar el comportamiento animal y cómo este evoluciona a nivel individual y social por el entorno.

El primer postulado tiene que ver con entender cuál es la causa de la evolución conductual, es decir, analizar los factores internos y externos que la desencadenan. Después, se analiza el porqué de ese comportamiento (tiene un beneficio, aumenta sus posibilidades de reproducción). El tercer cuestionamiento se enfoca en cómo desarrolla su conducta un organismo a lo largo de su vida (ontogenia). El último punto es una evaluación de cómo ha evolucionado el comportamiento desde sus precursores (filogenia).

Conviviendo con sus perroomies

Con base en los anteriores puntos, podemos entender lo que Brian Hare y Vanessa Woods proponen: que los perros están cambiando su comportamiento para adaptarse mejor a la vida moderna. Pero esto “no necesariamente es domesticación”.

Por ejemplo, en el estudio se dice que los canes anteriormente podían tener grandes espacios para realizar sus actividades, pero ahora se han tenido que adaptar a las ciudades, donde se están adecuando a espacios pequeños como departamentos, los cuales muchas veces son compartidos con otros animales. Además, deben convivir con los ruidos de la ciudad, multitudes y otros estímulos.

Actualmente, los perros que están en ese proceso de cambio son los perros guía, de rescate o aquellos usados para terapias, quienes, además de ser sociables, tienden a aprender ciertas instrucciones y muestran una gran capacidad para relacionarse en diferentes entornos. Brian Hare y Vanessa Woods proponen que, en un futuro, todos los canes se harán tan adaptables y sociables como estos, para interactuar positivamente con los humanos y adaptarse a las exigencias de la vida moderna.

El rol de los tutores en la domesticación

No obstante, el investigador y la divulgadora científica indicaron que es necesaria la intervención humana para que esta transición se logre. “La verdadera adaptación para el futuro radica en criar perros que puedan manejar el estrés de la vida urbana, convivir con otros animales y responder positivamente a los humanos. El futuro está en nuestros propios hogares”, manifestaron.

Merino Lima expresó estar de acuerdo en la necesidad de la intervención humana.

“Aunque los perros se han adaptado muy bien a nosotros, nuestro estilo de vida les impacta. Por tanto, es necesario que tengamos una participación activa, procurando crear un ambiente para que sepan interactuar con otros animales, pero a la vez brindar una convivencia con armonía”, afirmó.

Ideas destacadas:

  • La domesticación de los perros se desarrolló en tres etapas: el vínculo inicial con los lobos, la selección tras la Revolución Industrial y la actual adaptación a las condiciones modernas.
  • Los cambios actuales en los perros responden a un proceso ontogénico más que a una nueva etapa de domesticación, influido por la urbanización.
  • Las cuatro preguntas de Nikolaas Tinbergen permiten comprender los cambios de conducta en los perros desde un enfoque evolutivo.
  • La adaptación de los perros a la vida urbana plantea nuevos retos para su bienestar, destacando la necesidad de espacios adecuados y una convivencia armónica.
  • La intervención humana es clave para que los perros logren manejar el estrés de la vida moderna y desarrollen comportamientos positivos.