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Erick, el ciclón que amenaza el sur de México: ciencia, previsión y alerta

Mientras la temporada de huracanes en el Pacífico oriental avanza con fuerza, el ciclón tropical Erick se perfila como una amenaza inminente para las costas de Oaxaca y Guerrero. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el sistema podría intensificarse rápidamente hasta convertirse en un huracán mayor —categoría 3 o superior en la escala Saffir-Simpson— antes de tocar tierra entre la noche del miércoles 18 y la madrugada del jueves 19 de junio.

Crédito: Servicio Meteorológico Nacional / CONAGUA (@conagua_clima en X)

A las 12:00 horas del martes 17, el centro de Erick se localizaba a 375 kilómetros al sur de Boca de Pijijiapan, Chiapas, y a 430 kilómetros al sureste de Puerto Ángel, Oaxaca, con vientos sostenidos de 85 km/h y rachas de hasta 105 km/h. Se desplaza en dirección oeste-noroeste a 15 km/h, una trayectoria que lo mantiene en rumbo potencial hacia tierra firme.

Una tormenta en evolución

Los meteorólogos advierten que las condiciones atmosféricas —altas temperaturas del mar y baja cizalladura del viento— podrían propiciar una intensificación acelerada del ciclón. Para la mañana del miércoles, se espera que Erick alcance la categoría 1, y por la tarde, la categoría 2. Sin embargo, el escenario más probable apunta a que el sistema adquiera fuerza suficiente para ser clasificado como huracán mayor poco antes de su impacto en territorio nacional.

Esta previsión ha motivado la activación de zonas de prevención y vigilancia desde Puerto Ángel, Oaxaca, hasta Acapulco, Guerrero. También se esperan lluvias intensas en al menos siete entidades del país: Guerrero, Veracruz, Tabasco, Puebla, el centro de México, Chiapas, Oaxaca y Michoacán. En la región sur de Veracruz y en los litorales de Oaxaca y Chiapas, los acumulados de lluvia podrían alcanzar entre 75 y 150 milímetros, con oleaje de hasta 3.5 metros.

Ciencia y coordinación ante el riesgo

Además de la vigilancia meteorológica, el enfoque técnico incluye el monitoreo de cuerpos de agua cuya capacidad de almacenamiento ya supera el 90 %, como las presas Chicoasén, Yosocuta, La Calera y La Villita. Estas infraestructuras, vitales para el suministro de agua y la generación de energía, podrían enfrentar presiones significativas en caso de precipitaciones extremas.

La Comisión Nacional de Protección Civil (CNPC) ha desplegado una misión de enlace en la zona y mantiene comunicación constante con autoridades estatales y municipales. También ha emitido nueve alertas a través del Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales y ha activado 2,080 refugios temporales en Chiapas, Guerrero y Oaxaca.

“La prevención comienza con la información”, enfatizó Nadia Leticia Tadeo Benítez, directora del Centro Nacional de Comunicaciones de Protección Civil, al subrayar que las acciones gubernamentales se articulan en tres fases: antes, durante y después del impacto.

Ciencia climática y compromiso institucional

El seguimiento de fenómenos como Erick no sólo involucra tecnologías de punta y protocolos de protección civil, sino también el trabajo constante de instituciones científicas nacionales, como la UNAM, en el desarrollo de modelos de predicción, análisis atmosférico y estrategias de resiliencia ante desastres naturales.

La comunidad académica recuerda que, frente a un clima cada vez más volátil por el calentamiento global, los ciclones tropicales tienden a ser más intensos y destructivos. En ese sentido, el caso de Erick representa una oportunidad para observar en tiempo real cómo interactúan las variables oceanográficas, atmosféricas y humanas en la gestión de un fenómeno extremo.

Por ahora, el llamado es claro: mantenerse informados por fuentes oficiales, seguir las indicaciones de las autoridades y, sobre todo, no subestimar el poder de la naturaleza.

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua)