Durante horas el colegio Enrique Rébsamen fue el centro de las miradas de los medios de comunicación y de la audiencia. Antes de exigir cuentas a los responsables del derrumbe del 19 de septiembre, y de que los políticos se repartieran las culpas e intentaran salir en la foto en la que se reflejara acción, había esperanzas de encontrar a una niña con vida.
Frida Sofía se convirtió en el reality show del que todos esperaban ver a una sobreviviente. Una vez que la televisora admitiera la confusión y que no había ninguna posibilidad de que alguien estuviera vivo bajo los escombros, la transmisión perdió su encanto.
Al finalizar el espectáculo, la audiencia se dio cuenta que su ciudad había sufrido daños severos. Las cámaras abandonaron a la escuela Enrique Rébsamen, pero las tareas continuaban entre los estudiantes, obreros, amas de casa, motociclistas y todo ciudadano dispuesto a levantar escombros, preparar comida, distribuir medicamentos.
Vania Bañuelos Astorga, licenciada en Pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, no dudó en trasladarse a la zona cero del Rébsamen. Su familia le había contado sobre el temblor del 85, pero era un recuerdo ajeno.
Ahora le tocaba ver a su “ciudad caída”. Lo primero que se necesitaba era gasolina. Fue testigo de la solidaridad, de la confianza mutua entre extraños. Se subió a la motociclista de un desconocido, un integrante de la Brigada de motociclistas de Tepito. Ahí supo que para ayudar no se necesitaba ningún parentesco con los afectados. Los motociclistas distribuían comida, medicamentos y previamente abrieron paso a las ambulancias.
Vania buscó, junto con el resto de los voluntarios, gatos hidráulicos, preparó comida, escogió medicamentos. Fue testigo de la bondad humana y también de la rapiña, de los que prefirieron robar a tenderle la mano a quien la necesitaba.
Nunca olvidará las palabras que escuchó después del terremoto: “No hay nada que hacer”. No hizo caso y no sólo ayudó en los días posteriores al terremoto; junto con pedagogos de su facultad se reunieron para pensar en un plan de acción a largo plazo para la reconstrucción del país.
El Programa Interuniversitario de Reconstrucción a largo Plazo está integrado por estudiantes de pedagogía de la UNAM, y consiste en:
- Acopio a largo plazo “Por un México con memoria” (de septiembre 2017 a abril 2018).
- Solidarizándonos con la comunidad Rébsamen (septiembre 2017 a septiembre 2018).
- Recaudación de fondos (primera etapa: de septiembre 2017 a abril 2018 y segunda etapa: de mayo a septiembre del 2018).
- Red PET para la construcción de viviendas emergentes (de septiembre a octubre 2017).
- Brigadas de reconstrucción (todo el mes de abril del 2018).
Los jóvenes criticados por su activismo en redes sociales y nula participación en las calles, dieron una gran lección a quienes opinaron de ellos sin conocerlos, sin haberlos visto en acción ante una crisis nacional.