Hace tres años, investigadores de la Universidad de Reading descubrieron un patrón que afectaba las fluctuaciones de la temperatura de la superficie del mar en el Hemisferio Sur, aunque en ese momento no comprendían completamente su funcionamiento. Esto generó cuestionamientos sobre si el fenómeno era producto del cambio climático o si ya existía, pero no había sido identificado previamente. Tras varios estudios y la evaluación de sus impactos, este nuevo patrón climático fue denominado Southern Hemisphere Circumpolar Wavenumber-4 Pattern (SST-W4) o Patrón circumpolar del hemisferio sur con número de onda 4.
Diversos medios comenzaron a referirse a este fenómeno como un nuevo “El Niño”. Sin embargo, el Dr. Juan Pablo Bernal Uruchurtu, Director del Instituto de Geociencias de la UNAM en Juriquilla, aclaró que dicha información es incorrecta. En el artículo publicado por los investigadores de la Universidad de Reading en el Journal of Geophysical Research: Oceans, donde se explica el SST-W4, no se menciona que este patrón climático comparta características con El Niño; además, su impacto es únicamente regional.
“Es una información sacada de contexto. Este patrón, el SST-W4, tiene un impacto regional, mientras que El Niño afecta a nivel global. Otra diferencia clave es la periodicidad de los fenómenos: el SST-W4 tiene una oscilación de aproximadamente tres meses coincidentes con el verano del hemisferio sur. En cambio, El Niño, dependiendo de las condiciones, tiene una periodicidad de entre 3 y 7 años. Esto ya indica que no se puede hablar de este patrón como un ‘nuevo El Niño’”, explicó.
Según el Dr. Bernal Uruchurtu, el SST-W4 es uno de los muchos procesos que ilustran la importancia de la interacción entre el océano y la atmósfera. Este fenómeno se desarrolla en las zonas subtropicales del hemisferio Sur, cerca de las costas de Australia, Nueva Zelanda, y posiblemente en parte de Sudamérica.
Para identificar este nuevo patrón, del cual ya se tenía conocimiento desde 2021, los investigadores utilizaron modelos que simulan 300 años de condiciones climáticas, integrando componentes de la atmósfera, el océano y el hielo marino. Los resultados demostraron cómo la temperatura del océano en esta área específica desencadena una serie de cambios atmosféricos que influyen en las temperaturas del hemisferio Sur.
“Seguramente este patrón seguirá siendo objeto de estudio, pero hasta el momento no se ha demostrado que tenga impactos más allá de la zona mencionada. En cambio, El Niño (y su contraparte La Niña) tiene efectos establecidos como la sequía en el centro de México, Brasil, y Centroamérica, además de otros impactos en África y Australia. Es un fenómeno global, no regional como este”, enfatizó.
A pesar del malentendido, el Dr. Bernal Uruchurtu destacó que el descubrimiento del patrón SST-W4 será muy beneficioso, ya que un mayor conocimiento de los procesos que afectan el clima y el estado del tiempo permitirá modelarlos mejor y mejorar las predicciones a corto, mediano y largo plazo.
El SST-W4 se suma a otras oscilaciones climáticas identificadas a lo largo de la historia, como la variabilidad multidecadal en la cuenca del Atlántico Norte, la oscilación decenal del Pacífico, y el dipolo del Océano Índico, entre otras.
“Todos estos fenómenos nos enseñan cómo se transmite el calor desde los océanos hacia los continentes y cómo afectan regiones específicas. Aunque estas oscilaciones están siempre presentes, pueden intensificarse o debilitarse, influyendo en los fenómenos meteorológicos. Pero por el momento, y hasta donde sabemos, no tienen una repercusión tan importante como El Niño o La Niña”, concluyó.