Mirtha Hernández
El telescopio de dos metros de diámetro del Observatorio Astronómico Nacional de la Sierra de San Pedro Mártir (OAN-SPM) es considerado por los astrónomos, como la joya de la corona de este servicio –por ser el más grande-… y Felipe Montalvo Rocha es su guardián.
Desde hace 24 años, el físico egresado de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), se desempeña como asistente de cúpula y cuida el telescopio, tanto de las condiciones climáticas como del mal uso que las personas pudieran hacer de él.
“Antes, las condiciones eran muy diferentes, tenía que estar junto al telescopio toda la noche y como no puede tener luz ni calefacción, pues estaba a la temperatura ambiente. Trabajar en el invierno, en noches de hasta 13 horas, a temperaturas hasta 10 grados bajo cero, ha sido lo más pesado”, relata este hombre de 55 años de edad.
Ante un incremento de humedad, Felipe Montalvo tiene que guardar el telescopio y si llueve o cae nieve, no abre la cúpula. Tampoco permite observaciones si hay vientos fuertes.
“Como todo se ha ido modernizando, ahora podemos observar desde un cuarto a distancia y desde aquí, checar el telescopio y hacer los movimientos que se requieran”, refirió.
La parte más difícil de su trabajo, relató, es que debe pasar 12 días seguidos en la Sierra de San Pedro Mártir, alejado de su familia, pero después regresa con ellos y trabaja una cantidad similar de días en el Instituto de Astronomía de Ensenada.
“Es difícil estar lejos de ellos y así ha sido casi la mitad de mi vida y ellos se han tenido que adaptar. Antes no había comunicaciones, pasaba días sin saber nada de ellos, ahora ya es más fácil con el Internet y las comunicaciones modernas”, comentó.
Gracias a su trabajo en uno de los cuatro mejores lugares del mundo para hacer observaciones astronómicas, ha visto los planetas, la vía láctea y lluvias de estrellas.
“Me han tocado lluvias tan intensas que parece que hubiera relámpagos afuera y la cúpula se ilumina con el brillo de la lluvia de estrellas”, expresó.
A Felipe Montalvo también le agrada convivir con astrónomos de diferentes lugares, escuchar de sus investigaciones sobre la bóveda celeste y desearía que sus conocimientos del universo pudieran llegar más fácilmente a la población.
“Es necesario que todo eso llegue a la población, para contrarrestar desinformación y manejo pseudo científicos como el avistamiento de objetos o seres de otros planetas”, añadió quien pasa sus noches acompañando a los astrónomos y cuidando el telescopio.