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El cuidado del personal de la salud, labor de todos los mexicanos

Más del 80 por ciento de los efectos negativos en una epidemia son consecuencia de un mal manejo del comportamiento humano, y con esto, me refiero a la desinformación, el miedo y el pánico. En este contexto, y frente a un escenario incierto y poco alentador el eslabón más vulnerable es y serán los profesionales de la salud.

Está demostrado que el personal de primer contacto con enfermos de COVID-19 tiene un mayor riesgo de presentar un deterioro de su salud mental, especialmente, las mujeres (médicas, enfermeras, inhaloterapeutas), que cuidan y cuidarán de nosotros, de nuestras hijas, madres, abuelas, vecinas, nuestra comunidad y nuestro gran México, en los momentos más difíciles de esta pandemia que nos tocará vivir en las siguientes semanas, la llamada Fase 3, que otros países han definido como un Estado de guerra como nunca antes visto.

¿Cuáles son estos factores que otros países del mundo, que ya han padecido estas fases gravísimas de la pandemia, han podido relacionar científicamente con el deterioro de la salud de nuestro más valioso antídoto contra esta enfermedad, las y los profesionistas de la salud?

UNO. El gran número de personas que enferman gravemente y requieren cuidados especializados en un corto tiempo aumenta la tensión emocional y la fatiga física del personal sanitario, a veces, tendrán que ver cómo enferman sus amigas, amigos, colegas y les tocará vivir a muchos de ellos un duelo sin tregua. Las amplias jornadas de trabajo combinadas con nuevos roles y responsabilidades incrementarán sus niveles de ansiedad.

DOS. La escasez de accesorios médicos para la protección del personal de la salud que se ha vivido en todo el mundo de manera dramática, y que en México no estamos exentos, es la dosis suficiente para aumentar el miedo de enfermar, que se combina con la falta de una infraestructura ideal para la atención de los pacientes en estado crítico.

TRES. La permanente preocupación de nuestras enfermeras, enfermeros, médicas y médicos de contagiar a sus seres queridos los hace vulnerables en su estado emocional, muchos de nosotros llevamos semanas sin poder tener contacto físico con nuestros seres amados y nos faltarán muchos más días, semanas y hasta meses para poder hacerlo.

Admiración, ejemplo a seguir, e influencers de nuestras nuevas generaciones son el lugar que se merecen todas y todos ellos, no menos. Porque han hecho un juramento y su vida está dedicado a servir no sólo a unos cuantos, sino a toda la humanidad.

¿Qué han hecho otros países para disminuir este deterioro en la salud mental? La solución está en nuestras manos: tenemos que exigir y solicitar como mexicanos que las organizaciones de la sociedad civil, las empresas de la Iniciativa Privada y las instituciones del Gobierno Federal diseñen nuevos programas, y fortalezcan los existentes, para promover y difundir el esfuerzo que representa el estar ahí, junto a nuestros enfermos, pero no sólo eso, también para apoyar al personal sanitario con atención oportuna y permanente de su salud mental.

Nunca perdamos de vista que nosotros como individuos tenemos la mayor responsabilidad, quedarnos en casa, generar un ambiente seguro y respetarlos a ellas y ellos, profesionales de la salud, porque así como nosotros los necesitamos para que salven nuestras vidas, ellos nos necesitan para apoyarlos con las suyas.

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