Los dos hombres más importantes de su vida fueron poetas. “Si Freud me hubiera conocido el síndrome de Elektra se llamaría síndrome de Almudena. Yo estaba enamorada de mi padre y del padre de mi padre”, platicó Almudena Grandes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Todos los abuelos que salen en sus novelas son su abuelo Manolo, poeta aficionado, modesto. Sólo leía sus poemas a la familia. La escuchaba y creía que eso era normal. Daban paseos por Madrid en invierno, por la Sierra en verano. “Platicábamos sobre libros y muchos años después descubrí que no era normal que los abuelos escucharan a sus nietos. Mi abuelo me leía poemas de los autores que le gustaban”.
Hay algunos poemas que no puede leer en voz alta porque se pone a llorar, sobre todo la “Canción de los lagartos” de Lorca.
Con su Padre fue diferente, una relación ríspida. Era un seductor, le caía bien a todos. Se publicaba libros y los regalaba
Estudió historia, es una lectora intuitiva. Hay autores que no ha leído.
Derrida, por ejemplo. “¿Debo leerlo?”, preguntó a su marido, el poeta Luis García Montero. “Con la cantidad de lectores que tienes no lo necesitas”, le contestó.
La autora de “Atlas de la geografía humana” añadió que los escritores tienen fases de silencio, están absortos y son los más vulnerables antes de publicar.
@lgm_com y @AlmudenaGrandes en un conversatorio sobre Poesía y Prosa, literatura y matrimonio. Luis lee para su esposa un poema de Almudena publicado por @circulodepoesia y @ValparaisoMex en la @FILGuadalajara stand E14 y E16 pic.twitter.com/cbgVapGnwx
— Círculo de Poesía (@circulodepoesia) 28 de noviembre de 2017