Cada 1 de junio se celebra el Día Mundial de los Arrecifes, una efeméride que busca concienciar sobre la importancia y la fragilidad de estos ecosistemas marinos. Los corales, también conocidos como pólipos, son organismos invertebrados emparentados con las medusas que viven en simbiosis con millones de algas microscópicas llamadas zooxantelas. Agrupados en colonias, forman los arrecifes de coral, considerados uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta, incluso más que los bosques tropicales, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
A pesar de cubrir solo el 0.2% del lecho oceánico, los arrecifes de coral albergan al menos una cuarta parte de todas las especies marinas. Un informe de la Sociedad Internacional de los Arrecifes de Coral (ICRS) indica que las más de 800 especies de corales de arrecife sostienen el 32% de la vida marina, excluyendo microorganismos y hongos. Además de su valor ecológico, estos ecosistemas marinos son vitales para más de 500 millones de personas que dependen de ellos para su sustento y protección.
Los arrecifes de coral actúan como ciudades submarinas, proporcionando alimento y medios de vida a numerosas especies marinas y humanas. Los peces que habitan en estos ecosistemas son una fuente crucial de proteínas, y los componentes de los arrecifes se utilizan para fabricar medicamentos vitales. Además, los arrecifes protegen las costas al absorber la energía de las olas, reduciendo el impacto de tormentas e inundaciones, y ayudando a evitar muertes y daños materiales.
Sin embargo, los arrecifes de coral están bajo amenaza. Desde 1980, se ha perdido el 50% de estos ecosistemas y entre 2009 y 2018, el mundo perdió aproximadamente el 14% del coral de sus arrecifes, una superficie mayor que todo el coral vivo de Australia. El blanqueamiento de los corales, causado por el estrés térmico y la acidificación de los océanos debido al aumento del CO2, es uno de los principales indicadores de su deterioro. Además, prácticas de pesca no sostenibles, contaminación, y el cambio en el uso de la tierra agravan la situación.
Proteger los arrecifes de coral es crucial y requiere la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, fortaleciendo las comunidades locales y promoviendo el uso sostenible de los arrecifes. También es esencial invertir en iniciativas de restauración y en el manejo integrado de zonas costeras para disminuir los impactos negativos sobre estos ecosistemas.
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