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Detectan 4 mil estrellas que generarían supernovas

A una distancia de 60 millones de años luz, en las galaxias Antena, existen 38 regiones de cúmulos con cuatro mil estrellas masivas, llamadas Wolf-Rayet. Hasta hace algún tiempo eran desconocidas, pero un golpe de suerte llevó a Mauricio Gómez González, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica a descubrirlas.

 “El año pasado impartía una clase a estudiantes de maestría y descargué unos datos públicos del telescopio de Canarias para mostrárselos, y ahí encontré la huella digital de estos objetos en su espectro”, señaló el investigador.

 La mitad son estrellas ricas en nitrógeno y la otra mitad en carbono. Las Wolf-Rayet son descendientes de las estrellas más masivas, con hasta 50 o 100 veces la masa del Sol. Al ser tan grandes sus procesos de fusión son mucho más eficientes que en astros de masa baja, por lo tanto, viven poco tiempo.

 Comparadas con el Sol (con baja masa y que podrían existir hasta nueve mil millones de años) estas estrellas masivas duran de dos a cuatro millones de años, una cifra muy pequeña en el ámbito del cosmos. De hecho, su última fase de evolución es la llamada Wolf-Rayet y representa el 10 por ciento de su edad.

 Se caracterizan por importantes pérdidas de masa mediante fuertes vientos que enriquecen el medio interestelar en donde se encuentran. “Una estrella en fase Wolf-Rayet pierde sus capas externas como si fuera una cebolla mediante fuertes vientos”.

 Actualmente, las galaxias Antenas se fusionan y “esto las hace muy interesantes por el fenómeno en sí, pero también porque son progenitoras de cierto tipo de supernovas que producen estallidos de rayos gamma”.

 Para esta investigación, el equipo de la UNAM liderado por Gómez  González utilizó observaciones públicas del Telescopio Very Large (VLT), ubicado en Chile y así identificaron la región.

 Dos tipos de escenario

 De acuerdo con el astrónomo de la UNAM en este cúmulo se encuentran dos tipos de estrellas: de carbono y de nitrógeno. “Esto nos brinda un parámetro importante para comparar dos modelos de evolución de estrellas, ya sea por la vía individual o por un sistema de binarias”.

 “En el primer escenario tenemos a la estrella individual que pierde sus capas y deja expuestas las internas que son más calientes, éstas son capaces de calentar o ionizar el ambiente que la rodea y así surge la estrella Wolf-Rayet”.

 En el segundo escenario existe un grupo de estrellas girando alrededor de un centro de masa. Por ejemplo, en un sistema binario la estrella Wolf Rayet pierde sus capas externas poco a poco porque transfiere su material a su estrella compañera.

 Al dejar expuestas sus capas más calientes fue que el investigador de la UNAM las pudo detectar desde la Tierra, es decir, observó en su espectro elementos como helio, nitrógeno, carbono y oxígeno.

 Al final de su vida, se plantea que estos astros evolucionan como supernovas y del remanente podría quedar o una estrella de neutrones o un agujero negro. De hecho, “en la fase de supernovas pueden generar fenómenos astrofísicos muy interesantes como es un estallido de rayos gamma”.

 Desde que estas estrellas se descubrieron en 1867 por Charles Wolf y George Rayet en el observatorio de París, nunca se ha observado que una explote como supernova. “Encontrar miles de Wolf-Rayet incrementa esta probabilidad para que la humanidad pueda observarlo”.

 Por supuesto, existen supernovas que han sido estudiadas, pero ninguna que haya sido previamente clasificada como estrella Wolf-Rayet, concluyó el académico universitario.