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Descubren sorprendente inteligencia del pulpo maya

Por su nivel de inteligencia y su asombrosa forma, los pulpos son uno de los animales marinos que más cautivan al público y a la comunidad científica. Quizá su poder de seducción provenga de algunas similitudes que tenemos con ellos: el funcionamiento de su cerebro es similar al nuestro, su curiosidad es infinita, están en constante aprendizaje y tienen una gran capacidad para resolver problemas complejos.

Existen al menos 300 especies de pulpos en el mundo. Aunque todos tenemos una idea general de su autonomía, lo cierto es que cada una varía en tamaño, coloración, hábitat y características físicas. Sin embargo, hay una especie que, al ser nativa de nuestro país, se ha convertido en el actor principal de investigaciones: el Octopus maya, conocido comúnmente como pulpo maya, pulpo rojo o pulpo cuatro rojos. Este pulpo se encuentra únicamente en la península de Yucatán, donde vive en grietas de rocas y huecos del fondo, aunque también se le puede hallar ocupando conchas de moluscos y diversos objetos sumergidos.

Descubierto en 1966, este pulpo se diferencia de otros porque nace casi totalmente desarrollado y no está sujeto a las corrientes marinas, lo que lo mantiene en una región muy específica. Su promedio de vida es de aproximadamente 18 meses, y esto se sabe gracias al análisis de su concha interna llamada stylet. Llegan a medir alrededor de un metro y a pesar más de 3 kg. A lo largo de su vida, que es mayormente solitaria, solo se reproducen una vez y llegan a desovar entre 200 y 400 huevos.

Los pulpos tienen una alimentación muy variada, incluyendo al menos 52 especies en su dieta. También son caníbales, ya que no tienen inconveniente en consumir miembros de su propia especie.

La inteligencia del pulpo maya

Un estudio realizado por el Dr. Fabián Vergara Ovalle y el Dr. Hugo Sánchez Castillo, ambos de la Facultad de Psicología, publicado en la revista Animal Cognition, se enfocó en estudiar la memoria de reconocimiento de objetos en los pulpos y el desarrollo ontogenético de esa memoria.

Vergara Ovalle manifestó que este trabajo surgió debido a “un experimento que realicé donde por varios días me acercaba a alimentar un pulpo maya, y él posteriormente entendió la relación. Sabía que si yo estaba cerca, eso significaba comida. Puede parecer algo ordinario, pero esto nos pareció muy curioso y despertó un interés por saber más acerca de cómo funcionaba su cerebro y el grado de inteligencia que tiene”, indicó.

Acorde al estudio, el pulpo maya tiene un sistema nervioso semi-centralizado, es decir, “tiene un gran número de ganglios y, por decirlo así, lóbulos interconectados en el centro, pero también tiene una gran cantidad de neuronas y ganglios distribuidos a lo largo del cuerpo que pueden funcionar de manera autónoma”. Además, su cerebro tiene alrededor de 30 a 40 lóbulos interconectados y posee cinco mil millones de neuronas.

Esto, de acuerdo con la explicación de Vergara Ovalle, le permite al pulpo maya tener autonomía en cada uno de sus brazos para percibir información y responder ante otros estímulos, “lo cual nos habla de que no hay un procesamiento único como es usual en los vertebrados, sino que se hace a lo largo del cuerpo y el conocimiento que un brazo procesa se transfiere a los otros”.

Por otro lado, el Dr. Sánchez Castillo estudió la capacidad de los pulpos mayas para reconocer objetos novedosos. En este aspecto, es importante señalar que estos no cuentan con hipocampo, corteza insular, corteza perirrinal o corteza prefrontal media, que les permita tener una capacidad de memoria. Por tanto, al realizar los estudios encontraron que “el lóbulo inferior frontal y el bucal son los que participan en esta tarea”, pero que además hacen un uso importante del aprendizaje visual y táctil.

“Los pulpos tienen algo que se llama memoria de reconocimiento de objetos. Este proceso implica que están conscientes de su hábitat y de los cambios que suceden en este, pero también que procuran la interacción con su entorno de forma visual y táctil. Esto les permite tener un mayor éxito de supervivencia porque deben ir adaptándose a las diferentes circunstancias que se les presentan”, destacó Sánchez Castillo.

De igual manera, indicó que conforme el pulpo crece, su repertorio conductual cambia, lo que le permite una mejor adaptación a su entorno y en su método de supervivencia. “El pulpo maya, al igual que los otros, tiene conductas de desplazamiento que se establecen de acuerdo al contexto en el que se encuentren, ya sea una situación de ataque, huida o búsqueda de comida. Entonces, este animal toma decisiones a partir de la búsqueda de su propio bienestar y eso lo estimula porque es algo que va construyendo”, comentó.

Finalmente, Vergara Ovalle indicó que es necesario seguir realizando trabajos para comprender al pulpo, ya que además de las habilidades antes mencionadas, hay otras que aún no se comprenden, como su capacidad para distinguir el color, ya que “son ciegos al color y solo poseen un tipo de receptor de luz, por lo que es una incógnita que debemos tratar de resolver”.

Ideas destacadas

  • El pulpo maya, Octopus maya, es nativo de la península de Yucatán.
  • Este pulpo tiene una vida promedio de 18 meses y se reproduce una sola vez.
  • Un estudio de la Facultad de Psicología de la UNAM investigó su memoria de reconocimiento de objetos.
  • El pulpo maya tiene un sistema nervioso semi-centralizado con cinco mil millones de neuronas.
  • Los estudios indican que este pulpo utiliza el aprendizaje visual y táctil para interactuar con su entorno.