Perro lleva una vida monótona. Su soledad poco a poco comienza a afectarle y se da cuenta de que necesita un amigo. Por casualidad, al estar viendo la televisión, encuentra la solución a su problema: construir su propio robot. Después de armar a su nuevo compañero, lo que era una vida llena de sinsabor y aburrimiento se transforma en una llena de aventuras y con una conexión especial.

Sin embargo, la amistad del canino y su amigo metálico llega a su fin de forma inesperada, presentando dos escenarios. Perro trata de continuar con su vida, realiza nuevas actividades y conoce a nueva gente, pero el recuerdo de Robot lo llena de nostalgia y nadie puede suplir su ausencia. Por su parte, Robot tiene la esperanza de reencontrarse nuevamente con su amigo y, aunque ese escenario parece muy lejano, eso lo motiva a seguir viviendo.
Pasan los meses. Tanto Perro como Robot ya han conocido a nuevos seres y están viviendo nuevas experiencias. No obstante, la vida los vuelve a cruzar y, cuando parece que Robot va a hablarle a Perro, este decide no hacerlo. Si bien su viejo amigo le dio grandes momentos y mucho cariño, entiende que su presente ya está con otra persona y que ambos merecen ser felices por su lado.
El valor del amor y el proceso de dejar ir
Mi amigo Robot (2023) es una película que no sólo destaca el valor del amor (ya sea en una relación de amistad o de pareja), sino que también enfatiza el difícil proceso de dejar ir. Aunque es algo que enfrentamos muy a menudo, nadie nos ha enseñado cómo hacer más fácil el desprendernos de personas o trabajos, sobre todo si nos hacen bien o nos han marcado de manera positiva en nuestra vida.
Lidia Beltrán Ruiz, maestra de la FES Zaragoza, mencionó que dejar ir es un proceso que se nos complica mucho porque “no sólo significa desprenderme de eso que me hace bien, sino que muchas veces también sentimos que una parte de nosotros se va”. La experta en el área de la psicología agregó que, aunque muchas veces pensamos que dejar ir tiene una connotación negativa, es necesario darle una vuelta a esa idea y entender que no es así.
“Depende mucho del contexto, pero dejar ir no necesariamente debe entenderse, como creemos, en hacer un borrón y cuenta nueva, o como algo negativo. Es un proceso que duele porque se nos ha hecho creer que nuestras relaciones (de amistad, de pareja o laborales) son atemporales, pero la mayoría de las veces no es así. Hay que darle una visión positiva y entender que decir adiós se trata de quedarse con lo mejor que nos dio la persona el tiempo que estuvo con nosotros”, expresó.

Dejar ir una amistad o pareja
Dejar ir es un proceso que requiere valentía porque, cuando decidimos hacerlo, es muy frecuente que sintamos miedo y culpa. Pese a que hagamos una evaluación del apego, también podemos estar inseguros de la decisión que acabamos de tomar. Esta situación se puede tornar más difícil cuando decidimos desprendernos de una amistad o de la pareja.
Beltrán Ruiz indicó que, en este contexto, “dejar ir duele porque vas trazando un proyecto con la persona y, de repente, te das cuenta de que como pareja ya no se va en el mismo camino, a pesar de que hay cariño o amor. Habrá otros casos donde ya hay más conflictos que amor, pero ni siquiera en ese escenario es fácil la acción de desprenderse, porque, conforme va caminando la relación, vamos dejando algo de nosotros en la otra persona y viceversa”.
En caso de que ya no queramos que una persona siga en nuestra vida, será necesario decírselo de manera honesta, pero con tacto; explicarle los motivos y mantenernos firmes en la decisión. Pero, sobre todo, deberá primar el respeto a tus ideales y a los de la otra persona. Por ejemplo, si tu pareja no quiere tener hijos, por mucho amor que exista, no la puedes obligar a cambiar su posición, y viceversa. En una relación de pareja o amistad nadie debe sentirse obligado a hacer lo que no quiere por complacer al otro.
Dejar ir un trabajo
Ya sea porque hay una mejor oferta laboral o porque fuimos despedidos, desprenderse de un trabajo representa un desafío, ya que muchas veces implica dejar atrás un proyecto de vida.
La experta de la FES Zaragoza indicó que dejar ir un trabajo por una mejor oferta debe verse como una oportunidad de transformación positiva, incluso cuando el clima laboral en el que uno se maneja es bueno.
“No necesariamente es una pérdida, porque cambias a algo mejor; haces nuevas relaciones laborales, trabajas en nuevos proyectos o incluso tienes mayores beneficios personales. Obviamente, extrañarás lo que tenías en tu anterior trabajo, pero siempre buscamos trascender a nivel profesional y eso nos debe motivar”, dijo.
En el caso de un despido, aunque usualmente los sentimientos predominantes son el enojo o la tristeza, la maestra Beltrán Ruiz explicó que es necesario hacer un balance de lo que di en el trabajo y lo que este me dio, con el fin de buscar mejores posibilidades económicas o laborales o incluso mejorar en mi desempeño profesional.
Dejar ir, como parte del proceso de duelo
Por otra parte, para la especialista universitaria, dejar ir en el proceso de duelo no se trata de desprenderse del ser querido totalmente. Es muy frecuente que cuando alguien fallece, las personas nos digan “debes dejarlo ir”. Ya sea porque las palabras que se usan para expresar esa idea no son las adecuadas, o no se dicen en el momento correcto, muchas personas se sienten incómodas o incluso llegan a pensar que no se comprende el dolor por el que están pasando.
La experta de la FES Zaragoza indicó que, cuando alguien fallece, dejar ir tiene que ver con comprender que la persona en lo físico ya no está y que es necesario soltar esa parte, pero también saber que trascenderá el plano físico y vivirá con nosotros a través de lo que nos dejó en cuanto a experiencias, enseñanzas y recuerdos.
“Cuando alguien muere, lo que nos pega es que físicamente ya no estará, y eso, a su vez, nos hace sentir que algo de nosotros también murió. Pero la trascendencia de las personas debe adquirir otra dimensión, a partir de lo que me dio, de lo que yo le di y de lo que significó en mi vida. De cierto modo, esa persona sigue conmigo y yo debo honrar su vida”, manifestó.

Consejos para dejar ir
No hay un manual que nos indique cómo desprendernos de las personas, ya que cada caso es particular. Sin embargo, de forma general los siguientes pasos son de ayuda:
- Es necesario ser honesto y expresar el dolor. Cuando algo se acaba, duele. Por tanto, es necesario permitirse llorar, desahogarse y saber que esto es un proceso. No se trata de suplir a la persona que dejaste ir o te dejó, sino de trabajar para reencontrarte contigo mismo.
- Evitar situaciones innecesarias. Si ya concluyó la relación laboral, de amistad o de noviazgo, es necesario darle vuelta a la página, preocuparse por uno y no ver cómo va el trabajo o la otra persona sin ti.
- Aceptar las cosas tal y como son. Nada de pensar en que, si hubieras realizado tal cosa, tu actualidad sería diferente. No caer en los constantes cuestionamientos y abrazar la realidad.
- Rodearse de grupos de apoyo. Para saber que no eres el único que está pasando por una situación así y que hay gente que te puede orientar sobre lo que vas a enfrentar y sobre las herramientas con que lo puedes hacer.
- Entender que es necesario cerrar ciclos, para que lo nuevo llegue. Puede parecer una frase hecha, pero vivir en el pasado realmente puede quitarnos oportunidades a nivel laboral, de amistad o de pareja.
Ideas destacadas
- Perro y Robot encuentran soluciones inesperadas en su amistad.
- La película Mi amigo Robot aborda el amor y el proceso de dejar ir.
- Lidia Beltrán Ruiz, de la FES Zaragoza, destaca la complejidad de dejar ir en diferentes contextos.
- La aceptación y el apoyo son cruciales para superar la pérdida.
- Cerrar ciclos es esencial para abrirse a nuevas oportunidades.