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Capibara: el roedor gigante que conquista corazones

En los últimos años, se han convertido en uno de los animales más emblemáticos y queridos de Sudamérica. Su carácter pacífico, su naturaleza amigable y su apariencia tierna y simpática han contribuido a que este fenómeno trascienda fronteras.

Conocido científicamente como Hydrochoerus hydrochaeris, el capibara es el roedor más grande del mundo. Su notoriedad ha llegado a tal punto que hoy en día inspira productos comerciales, festivales en su honor y una infinidad de publicaciones en redes sociales que destacan su temperamento tranquilo y su peculiar estilo de vida.

Pero ¿qué tanto sabemos realmente sobre este fascinante animal? ¿Es tan pacífico como lo pintan en internet? ¿Sabías que pasa gran parte de su vida en el agua o que sus dientes nunca dejan de crecer? Estas y otras curiosidades nos invitan a adentrarnos en el mundo de este singular roedor.

Para conocer más a fondo al capibara, UNAM Global conversó con el maestro Itzcóatl Maldonado Reséndiz, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. El experto explicó que el capibara pertenece a la familia de los caviomorfos, lo que lo convierte en pariente cercano de los conejillos de indias, los cuyos y las chinchillas.

“Los caviomorfos se caracterizan por tener cuerpos compactos, algo rechonchos, con miembros cortos y una cola pequeña. Su apariencia es totalmente opuesta a la de ratas y ratones, lo que genera una simpatía inmediata en las personas”, señaló Maldonado Reséndiz.

Estos animales, en su vida adulta, alcanzan longitudes de entre 1 y 1.3 metros, con un peso aproximado de 79 kg, siendo las hembras generalmente más ligeras. Su pelaje, largo y grueso, les permite mantener su temperatura corporal, desplazarse con facilidad en el agua e incluso mantener su piel seca cuando están sumergidos. Sus patas anteriores poseen cuatro dedos, mientras que las posteriores tienen tres; estas últimas están unidas por membranas, lo que les da una apariencia estrellada. Gracias a estas características, gran parte de su vida transcurre en cuerpos de agua, ya que no solo pueden nadar, sino también bucear.

Los capibaras tienen un apetito voraz y se alimentan principalmente de vegetales ricos en fibra. Para satisfacer sus necesidades, deben consumir entre 2.7 y 3.6 kilogramos de alimento al día, lo que los lleva a dedicar gran parte de su tiempo a esta actividad. Dado que su dieta es rica en fibra vegetal, sus dientes están en constante uso para triturar los alimentos en pequeñas partículas antes de deglutirlos. Este desgaste continuo provoca un notable roce y erosión, pero, además, sus piezas dentales nunca dejan de crecer.

Le saca el máximo provecho a su alimento

Al igual que algunas especies de conejos y liebres, los capibaras consumen su propio excremento. En biología, esta práctica se conoce como coprofagia y es relativamente común en el reino animal. De acuerdo con el experto de la FMVZ, los capibaras realizan esta acción porque sus primeras deposiciones son fermentadas por bacterias especiales en el ciego (una parte del intestino grueso encargada de ayudar en la digestión). Estos excrementos fermentados son ricos en nutrientes y celulosa, por lo que estos caviomorfos los consumen nuevamente para aprovechar mejor los nutrientes.

¿Amigo de todos?

Debido al hábitat en el que vive, el capibara ha sido fotografiado compartiendo espacio con tortugas, monos e incluso con sus depredadores naturales, como los cocodrilos. Esto ha contribuido a su fama de ser “el amigo de todos los animales”. Si bien es una especie social, es importante precisar que, cuando es necesario, puede volverse agresivo.

Los capibaras viven en grupos conformados por una pareja con sus crías o en comunidades más grandes de ejemplares adultos, en donde el macho alfa se define mediante peleas que pueden causar graves lesiones o incluso la muerte. El tamaño del grupo varía entre seis y veinte individuos; en casos poco comunes se pueden encontrar capibaras solitarios, casi siempre machos adultos.

Normalmente, una pareja tiene camadas de dos o tres crías (aunque en ocasiones pueden ser más), y el periodo de gestación es relativamente largo, con una duración aproximada de entre 100 y 130 días. Al nacer, las crías son precociales, lo que significa que llegan al mundo con un grado de desarrollo que les permite moverse de forma independiente y, por tanto, requieren menos cuidados.

Al vivir en comunidad, el capibara tiene una gran facilidad para convivir con otros animales. No obstante, a pesar de su cercanía con diversas especies, son presa de cocodrilos —especialmente en su etapa juvenil— y de felinos. Sin embargo, su depredador más importante es el ser humano, ya que los capibaras son cazados con fines alimenticios y por el uso de su piel con propósitos comerciales.

Sentido del oído, olfato y vocalizaciones

Ya sea por razones de reproducción, para advertir sobre un peligro o con el fin de defender su territorio, el capibara tiene altamente desarrollados el sentido del oído y el del olfato. Además, cuenta con un sistema de vocalizaciones que le permite comunicarse eficazmente.

Tanto su agudo oído como sus vocalizaciones le ayudan a detectar peligros, especialmente la presencia de depredadores. Los sonidos que emiten son más frecuentes en ejemplares jóvenes y pueden manifestarse en forma de gruñidos, relinchos, ladridos de alarma y silbidos.

El sentido del olfato, por otra parte, le sirve para encontrar hembras durante la época de apareamiento, reconocer a los miembros de su grupo y detectar la presencia de intrusos.

¡No son animales de compañía!

Debido a su popularidad y apariencia dócil, ha surgido la idea de que los capibaras pueden ser buenos animales de compañía. Sin embargo, Maldonado Reséndiz descarta esa posibilidad, pues explica que son animales muy complejos, con necesidades sociales y medioambientales específicas. Por otro lado, en algunos países es ilegal poseer uno sin un permiso especial, ya que su comercialización contribuye al tráfico de fauna y puede afectar a las poblaciones silvestres.

¿Dónde verlos en México?

Como los capibaras no forman parte de la fauna mexicana, el especialista universitario indicó que podemos observar a estos roedores en zoológicos como el de Chapultepec y el de San Juan de Aragón, así como en algunos acuarios y parques ecológicos.

¡Valoremos a los capibaras y a toda la vida silvestre!

Dada la popularidad de los capibaras, Maldonado Reséndiz destacó que estos roedores pueden incentivar la protección de la biodiversidad a nivel mundial.

“La simpatía que despiertan los capibaras debe ser un impulso positivo. Es fundamental valorarlos, pero también es necesario que cada país o región preste atención a sus propias especies endémicas. En México, por ejemplo, comenzamos a preocuparnos por el ajolote cuando ya era casi demasiado tarde, y con el tepezcuintle, el roedor más grande del trópico mexicano, estamos repitiendo el mismo patrón. Es urgente que identifiquemos las especies que requieren atención especial en nuestro país y garanticemos la conservación de sus hábitats naturales. Solo así podremos preservar la maravillosa diversidad de vida que nos rodea”, expresó el experto de la FMVZ.

Ideas destacadas

  • El capibara es el roedor más grande del mundo y pertenece a la familia de los caviomorfos.
  • Su popularidad ha crecido debido a su temperamento pacífico y su cercanía con otras especies.
  • A pesar de su apariencia amigable, los capibaras pueden ser agresivos en ciertas situaciones.
  • Practican la coprofagia para aprovechar mejor los nutrientes de su dieta.
  • No son animales de compañía, ya que tienen necesidades medioambientales complejas.
  • En México, pueden verse en zoológicos y parques ecológicos.
  • Su fama puede usarse para incentivar la conservación de otras especies en peligro.