Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

El banco genético de corales de la UNAM: un escudo contra la extinción marina

Desde hace ocho años, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, en su sede en Puerto Morelos, Quintana Roo, ha sido el guardián de un esfuerzo fundamental para la conservación de los corales mexicanos. En este espacio, a temperaturas de -196°C, se resguardan los genotipos de diversas especies de corales con el objetivo de evitar su desaparición.

Entre 1980 y 2015, los corales del Caribe mexicano han disminuido en casi un 60%. Los expertos atribuyen esta drástica pérdida al calentamiento de la superficie de los océanos, que estresan a los corales hasta llevarlos a un estado de blanqueamiento donde pierden su color debido a la expulsión de sus algas simbióticas que viven en sus tejidos exponiendo su esqueleto blanco. Por otro lado, recientemente se ha perdido muchas colonias de corales por una enfermedad conocida como síndrome blanco en donde los corales pierden su tejido en cuestión de pocas semanas. Además, la pesca indiscriminada, especialmente con redes de arrastre, y la actividad humana, incluyendo el turismo y el desarrollo costero que conlleva, han acelerado este proceso de degradación.

Estos factores están interrelacionados y han ocasionado una notable disminución de los corales en diversas partes del mundo, incluidos los arrecifes mexicanos, con consecuencias graves para los ecosistemas marinos que dependen de ellos.

Consciente de esta situación, la Dra. Anastazia Teresa Banaszak, experta del ICML, ha dedicado un esfuerzo constante a su preservación. A lo largo de estos años, ella y su equipo de trabajo han enfrentado múltiples desafíos, pero su determinación sigue intacta, conscientes del papel crucial que juegan los corales en la vida marina y el bienestar humano.

“Este proyecto nació de un trabajo en colaboración con el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (INAPESCA). Al principio nos enfocamos en la reproducción sexual de los corales, pero al avanzar, nos dimos cuenta de dos problemas: la degradación significativa de los arrecifes coralinos y la reducción del número de colonias adultas de muchas especies de corales. Así, surgió la idea de crear un banco genético de corales, como alternativa para conservar estas especies en caso de que los esfuerzos de restauración que estamos desarrollando en el laboratorio no sean suficientes a largo plazo,” explicó Banaszak.

Este banco genético de corales congelados es uno de los cuatro existentes a nivel mundial y el único en Latinoamérica. En este laboratorio se han almacenado genotipos de especies clave, como el coral cuerno de alce, el coral estrella montaña, el coral de estrellas rocosa y dos especies de coral cerebro, que son fundamentales para la formación de arrecifes.

Corales: un arduo trabajo de conservación

Antes de proceder a la congelación de los espermas de los corales, el equipo realiza un complejo proceso de recolección. Para atrapar los gametos, colocan redes especiales durante las noches de verano. Después, en tierra, seleccionan los gametos más aptos, priorizando los de mayor motilidad y concentración.

Luego, los gametos seleccionados pasan por dos procesos fundamentales: la fertilización asistida y la congelación de los espermas. La congelación se realiza utilizando una solución crioprotectora que los protege mientras que enfrían rápidamente hasta -196°C, para luego sumergirlos en nitrógeno líquido, garantizando su preservación durante un largo período. La descongelación es un proceso relativamente sencillo, realizado mediante baño maría.

Retos que siguen creciendo

A pesar del éxito de este proyecto, la Dra. Banaszak y su equipo enfrentan desafíos constantes. Uno de los mayores es la necesidad de adentrarse más en el mar para asegurar que el banco genético contenga una representatividad adecuada de los genotipos. La diversidad genética es crucial para aumentar las probabilidades de que los corales sobrevivientes puedan adaptarse a futuros cambios ambientales, pero esto implica riesgos adicionales debido a la baja visibilidad y las condiciones del fondo marino.

Otro reto importante es la dependencia del nitrógeno líquido, necesario para mantener el banco congelado. La interrupción del suministro eléctrico en la región aumenta la complejidad de este proceso, lo que implica un gasto adicional.

Además, el equipo está trabajando en la posibilidad de congelar los ovocitos o los embriones y larvas de los corales en un proceso que se llama vitrificación, pero éste proceso aún presenta dificultades, ya que las células pierden su estructura. A pesar de los avances, la preservación de los ovocitos sigue siendo uno de los grandes obstáculos para asegurar la reproducción de los corales.

“La vitrificación es un proceso muy complejo porque requiere el uso de múltiples crioprotectores, que deben ser aplicados con mucho cuidado debido a su alta toxicidad. Estamos avanzando lentamente en este proceso y seguiremos intentándolo porque sabemos que vale la pena”, dijo la Dra. Banaszak.

Corales: un legado para México

A pesar de los esfuerzos, la especialista reconoce que aún queda mucho por hacer, y que la cantidad de corales perdidos sigue superando la que su equipo es capaz de recolectar. No obstante, se siente agradecida por el apoyo recibido de parte de su equipo y de la UNAM, y reflexiona sobre el legado que este banco genético dejará a las futuras generaciones.

“En 10 o 15 años, es posible que la cantidad de corales a nivel mundial disminuya a niveles críticos. Sin embargo, México tendrá un legado invaluable a través de este banco, que permitirá a las futuras generaciones de científicos desarrollar nuevas colonias de corales cuando las condiciones sean más favorables”, explicó.

La importancia de los corales

Los corales son esenciales tanto para los ecosistemas marinos como para la humanidad. La Dra. Banaszak apunta sus funciones principales:

*Biodiversidad: Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta, pues dependen de ellos alrededor de 4,000 especies de peces, lo que representa 25% de toda la vida marina.

*Protección costera: Actúan como barreras naturales que protegen las costas de la erosión y los daños causados por tormentas y tsunamis, ayudando a evitar la pérdida de tierras y la destrucción de infraestructuras costeras.

*Fuente de alimentos y recursos: Los arrecifes de coral son fundamentales para muchas comunidades pesqueras, y también representan una fuente de ingresos mediante el turismo.

*Formación de playas: el carbonato de calcio que producen los corales y otros organismos que
habitan los arrecifes (moluscos, crustáceos, etc.) puede contribuir a la formación de playas
arenosas a través de procesos de erosión.

El trabajo de la Dra. Anastazia Banaszak y su equipo en el ICML es un ejemplo claro de cómo la ciencia puede marcar una diferencia significativa en la lucha contra la degradación ambiental. Su “arca de Noé” de corales ofrece una luz de esperanza en un panorama cada vez más crítico.