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Afecto forzado: ¿cómo enseñar a un menor a ser cariñoso sin obligarle?

“Ándale, ve y dale un beso a tu abuelito”, “¿Por qué no besaste a tu tía? Eres un grosero”, “Despídete de abrazo; si no, nos vamos”. Es probable que, siendo niños, hayamos escuchado estas frases de nuestros padres, y tal vez ahora nosotros mismos se las decimos a nuestros hijos. ¿Pero es realmente beneficioso obligarlos a demostrar afecto de esta manera?

Obligar a un menor a demostrar cariño puede ser una experiencia incómoda para el niño y, en ocasiones, para los padres que son criticados por su estilo de crianza. Además, resulta poco saludable por diversos factores. Aunque es vital enseñar a nuestros hijos a ser amables, saludar a las personas y ser cariñosos, también debemos aprender a respetar sus deseos y entender sus razones.

Conversamos con María Teresa Monjaras Rodríguez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, para entender por qué no es conveniente forzar a los menores a expresar afecto.

“Vivimos en una era de adultocentrismo, a pesar de la existencia de los derechos de los niños. A menudo los ignoramos o los menospreciamos simplemente por ser niños, lo cual es incorrecto. Debemos respetar su lugar”, afirmó Monjaras Rodríguez.

Varios psicólogos han investigado las consecuencias de forzar a un menor a mostrar afecto. Entre ellas, destacan:

  • La pérdida de confianza en su cuidador. “Cuando un padre o madre insiste en que el niño debe saludar con un beso o mostrar afecto, lo expone a una situación en la que ya ha expresado su negativa. El mensaje que transmitimos es ‘Aunque no quieras, debes acceder’. Lejos de proporcionar un ambiente seguro, lo vulneramos”, explicó Monjaras Rodríguez.
  • El niño se torna excesivamente permisivo, dado que se siente incapaz de controlar su propio cuerpo y accede a todo lo que se le solicita. “De esta forma, le indicamos que sus sentimientos no son importantes”, añadió la especialista universitaria.
  • Impedimos el desarrollo de su defensa natural ante desconocidos.
  • Le hacemos sentir que su valía personal es insignificante, ya que lo que los demás sientan o deseen se considera más importante que sus propios deseos.

Un riesgo adicional es que el menor se vuelva más susceptible a sufrir abuso sexual. Según estadísticas federales en México, cada año 5.4 millones de niños, niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual, y en el 60% de los casos el agresor es un familiar o un conocido cercano a la familia.

“Podemos pensar que estamos haciendo algo bueno al obligarles a mostrar afecto, creyendo que así serán queridos o considerados educados. Sin embargo, lo estamos poniendo en una posición vulnerable”, alertó Monjaras Rodríguez.

La docente sugiere que los padres deben respetar si sus hijos desean o no ser cariñosos con alguien y buscar alternativas si se niegan a hacerlo. Entre las recomendaciones de la experta se incluyen:

  • Que el niño busque alternativas de saludo, como chocar los puños o saludar moviendo la mano de un lado a otro.
  • Que el niño salude de manera general a la familia para evitar susceptibilidades.
  • No permitir que el niño sea mal educado. “Si el niño llega diciendo ‘¡No voy a saludar a nadie!’, eso no es aceptable. Deben comprender que, dentro de todo, hay que ser educados”, destacó.

En caso de que el niño opte por no saludar afectuosamente, Monjaras Rodríguez sugiere a los padres hablar con la familia para explicar los motivos del menor: “Podemos sensibilizar un poco, diciendo: ‘No es que no quiera ser cortés contigo o que no te aprecie. Aquí respetamos su voluntad y, si prefiere no saludar de forma afectuosa, lo apoyamos’”.

Para concluir, Monjaras Rodríguez enfatizó la importancia de que los padres conozcan bien a sus hijos y no los obliguen a hacer algo que ni ellos mismos quieren hacer. “Debemos ser sinceros. Si como adultos tenemos la opción de decidir, ¿por qué no darles esas mismas opciones a los niños? Debemos respetarlos y apoyarlos”, concluyó.

Ideas destacadas:

  1. Forzar a los niños a demostrar afecto puede tener efectos psicológicos negativos y afectar su desarrollo emocional.
  2. María Teresa Monjaras Rodríguez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, subraya que vivimos en una era de adultocentrismo donde a menudo se ignora o menosprecia a los niños.
  3. Forzar a los menores a mostrar cariño puede provocar la pérdida de confianza en sus cuidadores, hacer que sean excesivamente permisivos, impedir el desarrollo de su defensa natural ante desconocidos y mermar su autoestima.
  4. Hay un riesgo adicional de que los menores se vuelvan más susceptibles a sufrir abuso sexual si son forzados a demostrar cariño.
  5. Según estadísticas federales en México, 5.4 millones de niños y adolescentes son víctimas de abuso sexual cada año, y en el 60% de los casos, el agresor es un familiar o un conocido cercano.
  6. La profesora Monjaras Rodríguez sugiere que es fundamental respetar la voluntad de los niños y buscar alternativas si no desean mostrar afecto.
  7. Entre las recomendaciones de Monjaras Rodríguez están la búsqueda de alternativas de saludo y el diálogo con la familia para explicar los motivos del menor en caso de que opte por no saludar afectuosamente.
  8. Los padres deben conocer bien a sus hijos y ofrecerles opciones, en lugar de obligarlos a comportarse de una forma que ni ellos mismos desean.