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Actos de violencia hacia los animales no se pueden exculpar

El maltrato animal puede provenir tanto de individuos que sufren un trastorno disocial como de personas que los cosifican y son ajenas a sus emociones. Sin embargo, María del Carmen Montenegro Nuñez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, sostiene que estos actos violentos no pueden ser exculpados.

A raíz del desafortunado caso del policía que arrojó a un perro al aceite hirviendo, la investigadora universitaria menciona que este tipo de conducta no es algo nuevo, ya que en la sociedad existen varias creencias que han llevado a las personas a maltratar a los animales. Por ejemplo, en el pasado, durante las fiestas de Halloween o el Día de Muertos, se sacrificaban gatos y perros negros. ¿Cómo es posible que en la actualidad, con tanta información y conciencia, aún haya personas insensibles?

Si bien se han llevado a cabo numerosas campañas que han generado conciencia en la sociedad, aún persiste una considerable cantidad de violencia hacia los animales. Por ejemplo, hay individuos que mantienen perros en azoteas, amarrados sin sombra, agua o comida.

¿Podemos considerar futuros asesinos a quienes maltratan animales?

Existe el trastorno disocial, que se manifiesta antes de los 18 años y cuyas características incluyen el causar sufrimiento a los animales. Sin embargo, no todas las personas que hacen sufrir a los animales padecen de este trastorno.

La académica universitaria enfatiza que no hay violencia menor. Sin embargo, en este grado de irracionalidad, no necesariamente estaríamos hablando del perfil de un asesino. Por ejemplo, se ha sabido que en algunas colonias han quemado perros o gatos. ¿Por qué lo hacen si no padecen un trastorno? Tienen una insensibilidad irracional porque normalizan la violencia y el maltrato.

Estos casos suelen ocurrir con mayor frecuencia en zonas marginadas donde las personas carecen de educación e información. Existe una falta de conciencia, lo que lleva a cosificar a los animales y a ser indiferentes hacia sus emociones y sufrimiento. Estas situaciones, costumbres y creencias normalizan la violencia.

El caso particular que nos ocupa es el del policía que, tras tener una discusión con el dueño de una carnicería, en un arrebato de ira, arroja al perro al aceite hirviendo de forma irracional. Según Montenegro Nuñez, se trata de una persona peligrosa. Surge la pregunta de por qué no se identificó dicho trastorno, considerando que era un servidor público. Los exámenes psicométricos y psicológicos suelen realizarse como parte del proceso de selección laboral en trabajos de este tipo, lo que permitiría identificar una sintomatología.

En este caso, resulta preocupante la falta de conciencia de este individuo, ya que su acción no parece ser simplemente reactiva, sino más bien un patrón de comportamiento. Al vivir en una sociedad en la que estamos obligados a interactuar con los demás, existen ciertas reglas que debemos seguir. Sin embargo, a esta persona no le importó, lo cual es motivo de preocupación. La agresión dirigida hacia el animal podría haberse dirigido incluso hacia la persona con la que discutía. Nos enfrentamos a alguien que se dejó cegar por un grado de irracionalidad.

En lo que respecta al castigo, es importante tener en cuenta que el hecho de que una persona presente un trastorno disocial no la exculpa de los actos de violencia, al igual que no exime a otros individuos insensibles al sufrimiento de seres vivos.

Ideas destacadas sobre violencia contra los animales

  1. El maltrato animal es una problemática que puede ser causada tanto por personas con trastornos disociales como por aquellos que cosifican a los animales y carecen de empatía hacia ellos.
  2. Los actos de violencia animal no deben ser exculpados, independientemente de la causa subyacente, ya que representan una falta de respeto hacia los seres vivos y su sufrimiento.
  3. Aunque se han llevado a cabo campañas para generar conciencia sobre el maltrato animal, aún persiste una preocupante cantidad de violencia hacia ellos, como mantener a los perros en condiciones inhumanas sin acceso a sombra, agua o comida.
  4. No todas las personas que maltratan a los animales padecen un trastorno disocial, lo que demuestra que la insensibilidad irracional y la normalización de la violencia también pueden ser factores que contribuyen a estos actos.
  5. El caso específico del policía que arrojó a un perro al aceite hirviendo resalta la falta de conciencia y el comportamiento peligroso de esta persona, lo cual plantea interrogantes sobre cómo no se detectó su trastorno o patrón de comportamiento durante los exámenes de selección laboral.