Recientemente, el gobierno de Emmanuel Macron en Francia ha declarado el derecho al aborto como parte de la Constitución, medida que es efectiva desde el 8 de marzo. Acorde a Amneris Chaparro, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, este logro es el resultado de un extenso proceso histórico impulsado por las luchas feministas.

Las manifestaciones en Francia para despenalizar el aborto comenzaron en 1971. En ese entonces, el aborto estaba penalizado con severas sanciones, incluida la muerte para las mujeres que lo practicaban.
Con el tiempo, aunque el aborto fue despenalizado, no gozaba del respaldo constitucional que brindaría protecciones específicas a las mujeres. Esto llevó a nuevas movilizaciones sociales que culminaron con la reciente incorporación del aborto en la Constitución.
Antes de esta medida, la legislación francesa ya ofrecía apoyo a las mujeres que optaban por abortar, sin criminalizarlas y permitiéndoles acceder a servicios de salud para realizar el procedimiento.
La inclusión del aborto en la Constitución refuerza formalmente este derecho, al estar ahora protegido por la ley fundamental del país.
En México
En México aún hay un largo camino por recorrer para alcanzar legislaciones como la de Francia respecto al derecho al aborto en la constitución. No solo es necesaria la movilización de los movimientos feministas, sino también una mayor presencia femenina en posiciones de poder.
Tras la despenalización del aborto en 2007 en la Ciudad de México, varios estados modificaron sus constituciones para proteger la vida desde la concepción, reflejando la influencia de intereses políticos conservadores y el arraigo religioso en el país, que afecta la autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos.
A pesar de estos obstáculos, incluidas reacciones misóginas y conservadoras, la Ciudad de México ha demostrado ser un referente de cambio legislativo impulsado por la sociedad civil y con apoyo gubernamental.
La influencia de la Iglesia es significativa en México, pero se han logrado avances legislativos. En casos de objeción de conciencia por parte de médicos, las clínicas deben asegurar la disponibilidad de personal dispuesto a realizar abortos.
Un derecho constitucional
Esta medida constitucional beneficia a las francesas en el ejercicio de su libertad, ya que reconoce un derecho por el cual han luchado arduamente, añadió.
“No se trata de aquellas que deciden que no quieren ser madres, o que en ese momento la maternidad no es una opción o que incluso es un riesgo, se trata de la libertad que está en juego”.
Al incluirlo en la Constitución, se establece un marco de protección estatal que asegura la realización de estos procedimientos en condiciones óptimas de salubridad.
Actualmente, el estado garantiza el acceso de todas las mujeres a este derecho de forma segura y accesible. Esta medida podría servir de ejemplo para la inclusión de derechos sexuales y reproductivos en otras constituciones.
El debate sobre la vida
Existe una división de opiniones respecto a cuándo comienza la vida. Algunos conservadores sostienen que la vida inicia con la fecundación, atribuyendo derechos al embrión. En cambio, quienes están de acuerdo con el aborto argumentan que es viable hasta la semana 16 de gestación.
Este debate presenta puntos irreconciliables, lo que requiere la búsqueda de soluciones informadas por la literatura académica. Las feministas enfatizan que el aborto ocurrirá independientemente de las creencias individuales y debe realizarse de manera responsable.
Un precedente
La acción de Francia puede inspirar a otros países a promover cambios legislativos similares. A pesar de las resistencias, los gobiernos democráticos pueden avanzar hacia la igualdad, permitiendo a sus ciudadanas ejercer sus derechos libremente.
La académica concluye que, aunque se han logrado avances significativos, la lucha por los derechos reproductivos y sexuales continúa siendo crucial.