Soy el último sobreviviente del boom latinoamericano, contó categórico Mario Vargas Llosa, el Premio Nobel de Literatura, el escritor peruano-español, el liberal, el que quiso ser Presidente, uno de los primeros en criticar la Revolución cubana, el “sartrecillo valiente”, el que le dio un puñetazo a García Márquez.
Cuando muera, continuó, tendré que apagar la luz y cerraré la puerta. El público interrumpió, aplaudió, se puso de pie. Vargas Llosa, el de La Tía Julia y el escribidor, el que afirmó que el PRI era la dictadura perfecta, le dijo a su público: sus aplausos me lo confirman.
Los 80 años de Vargas Llosa fueron celebrados en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Ante un auditorio lleno, el Nobel compartió su angustia ante el futuro del libro, angustia que se disipa cada que acude a esta Feria. Los lectores lo cobijan, los aplausos le dan vitalidad. El libro seguirá viviendo.
Habló de esa etiqueta llamada boom latinoamericano y rindió homenaje, como la ha hecho en varios de sus libros, a escritores que no fueron premiados con la fama como Juan Carlos Onetti.
Recordó que las dictaduras ven en la literatura un peligro. Las novelas seducen a los lectores, en ellas se cuestiona a los gobiernos. La novela nos presenta un mundo mejor al que vivimos.
Héctor Abad, escritor colombiano, presentó al Nobel y al amigo. Lo definió como un hombre que aunque muera vivirá, con un fuego inexplicable. Como Vargas Llosa es un buen escritor y un buen hombre, a sus críticos no les queda más remedio que atacarlo por liberal, finalizó.