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El mostacho contestatario

“The world isn’t ready for me”

Frank Zappa

 

Para la cerrazón y los discursos ahítos de odio: Frank Zappa. Para la intolerancia y el espanto de las injusticias donde campea lo más abyecto del ser humano: Frank Zappa. Para la hipocresía, la doble moral y la estupidez nefanda: Frank Zappa. El artista oriundo de Baltimore logró, a lo largo de su extensa carrera, ser la piedrilla en el zapato del establishment estadounidense.

¿Alguien mejor que Zappa para mostrarnos los distintos caminos que tomó su discurso artístico? La respuesta negativa es obvia, y el propósito de Thorsthen Schütte, director alemán del documental Eat That Question: Frank Zappa in His Own Words, aleccionador. Asistimos a la palabra, a la música y acción de un músico extravagante interesado en ofrecer un producto musical extraordinario, con asombrosa puntualidad a su audiencia.

La proyección del documental –promovido por FICUNAM— encontró en los jóvenes universitarios apostados en Las Islas en Ciudad Universitaria, al mejor receptor. El mostacho contestatario, provocador y sarcástico hipnotizaba en un territorio donde siempre se ha exaltado la conciencia social, la crítica al poder y los excesos ramplones de los medios de comunicación.

Antes de la creación musical, Zappa se interesó por la química; a la edad de 6 años ya experimentaba con la pólvora, y a los 12, finalmente, abandonó sus manipulaciones explosivas para sumergirse en el milagro de la música.

Abrevó de Edgard Varèse, Ígor Stravinsky y de la música concreta; confeccionó una maraña de sonidos que desembocaban en rock, blues, jazz y doo-wop. Alentaba las dramatizaciones de sus piezas musicales en conciertos, donde su voz y la de sus músicos completaban la experiencia sensorial.

Sin duda, para el mainstream de la época era el bicho raro –¿todavía?—; para los políticos, como el expresidente estadounidense Ronald Reagan, el activista político indeseable que invita a pensar, a reflexionar. Lo cierto es que Frank Zappa fue un orfebre del sonido, un pensador dispuesto a la denuncia, un combatiente de la censura y defensor de la libertad de expresión.

Hoy día, en estos tiempos agitados, de vientos xenófobos auspiciados por el sátrapa gringo, el legado de Zappa debe escucharse alto y fuerte. Imagino un performance con máscaras y chillidos de cerdo, sí… a lo Zappa.