Aunque todo mundo habla del clítoris pocos saben cómo funciona y dónde se encuentra. Incluso, existen más estudios científicos sobre el pene que sobre esta parte del cuerpo femenino. Pero, ¿por qué ocurre esto?
Los estudios del pene han prevalecido sobre los del clítoris debido a que históricamente se dio supremacía a los cis hombres (personas que se identifican con su género al nacer) sobre las cis mujeres, dijo Lucía Gabriela Ciccia, investigadora del Centro de Investigaciones de Estudios de Género.
De hecho, el cuerpo de las personas con vulva se entendía como una especie de atrofia evolutiva, como si fueran inferiores. “Pareciera que conocer el cuerpo de los cis hombres fuera suficiente para entender el cuerpo de las cis mujeres (personas que se identifican con su género al nacer)”.
Además, se ha dado un desconocimiento profesional, académico e intelectual en el ámbito de la biomedicina. Dicha situación ha repercutido en un desconocimiento en torno de la corporalidad de las personas con vulva.
Por consiguiente, en la vida cotidiana se ha planteado que un científico o médico sabe más del cuerpo que las personas con vulva. “Nos enseñaron a confiar en ese ámbito”.
Tema tabú
“En esta sociedad nos han educado para no explorar nuestro cuerpo e incluso delegamos ese conocimiento porque creemos que la autoridad médica sabe más”.
Al tratarse de un tema tabú, se convierte en una razón para no explorarse y menos masturbarse. De hecho, muchas personas que tienen clítoris nunca en su vida se han masturbado porque nos enseñan que eso no está bien.
Pareciera que la masturbación es exclusiva para las personas con pene. “No nos permitimos explorarnos y descubrir quiénes somos porque pensamos que una persona de bata blanca sabe mejor quién soy”, añadió la académica universitaria.
De hecho, la idea de que una persona con vulva se masturbe y tenga deseo sexual está mal visto. “No podemos disfrutar de nuestro cuerpo en la soledad”.
“Nos han hecho creer que sólo está permitida la penetración, y eso nos pone en un lugar de pasividad”. Así, las personas con vulva han entendido que el sexo es solo de una manera. Han asumido esa dicotomía activo-pasivo, donde el cuerpo de las “personas con clítoris” siempre es pasivo.
Tenemos próstata
Aunque su ubicación cambia un “poquito”, el cuerpo de las “personas con vulva” también tiene próstata. Es por eso que también eyaculan y a esto se le conoce como el squirting que causa una gran sensación de placer.
Es un tema que no se menciona en la educación de las escuelas, y en el ámbito de la ciencia se planteó que se trataba de un vestigio evolutivo.
En este contexto en donde el sexo y el clítoris han sido tabú, a las personas con vulva se les ha dificultado tener un squirting, que regularmente lo confunden con ganas de orinar.
“Cuánta es la enajenación que tenemos por reprimimos ese placer sexual, que lo contenemos y es muy difícil sacarlo. Sin embargo, todo es mental: nuestros estados psicológicos están materializados en el cuerpo y pensamos que no tenemos esa capacidad”.
Por eso, se recomienda a las personas con vulva que practiquen la masturbación y descubran la capacidad que tiene el cuerpo de eyacular y sentir placer, concluyó la académica universitaria.