El Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) participó en la dinámica de Noche de Museos el pasado miércoles 31 de octubre y sumó a su oferta conciertos, visitas guiadas, talleres y proyecciones cinematográficas. Durante esa jornada se inauguraron dos exposiciones: 1968/3= Adorno + Siqueiros + Márquez y Desaparecidos, con las que se cierra el ciclo de exhibiciones de artes visuales en torno al programa M68: Ciudadanías en Movimiento.
Ambas exposiciones abordan crítica y experimentalmente la manera en la que el 68 llega a resonar en el presente. La primera pieza es un ensayo curatorial que despliega tres distintas lecturas sobre los acontecimientos políticos y sociales que marcaron a nuestro país en ese año crucial y la emergencia del Movimiento Estudiantil. Sucesos que son retomados desde una perspectiva moderna y contemporánea. Para ello la Sala Norte del CCUT se divide en tres exhibiciones con afinidades temáticas: David Alfaro Siqueiros: Manifiesto e intervención; Humberto Márquez: Todo es posible en la paz; y Eunice Adorno: Casa Estudiantil Octubre Rojo.
Simultáneamente, el español Fernando Sánchez Castillo construye una instalación que se compone de 20 mil idénticos figurines con la forma de un joven en calzoncillos con las manos en alto. Esta imagen fue tomada de una fotografía periodística en la cual se retrata a uno de los estudiantes apresados en el edificio Chihuahua del conjunto habitacional Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México. Es la clara representación de cómo los jóvenes fueron humillados por las fuerzas represivas, al obligarlos a bajarse los pantalones para comprobar que no estaban armados, colocándolos en una situación de desamparo físico y moral.
Desaparecidos se deriva de su anterior propuesta expositiva, Hoy también fue un día soleado, en la que se exhibió la misma figura pero en dimensiones monumentales. Dispuestos horizontalmente, estos figurines abren una oportunidad para que cada visitante realice un intercambio: proporciona un pensamiento o testimonio escrito en papel auto adherible sobre los hechos del 2 de octubre de 1968 o por qué en México no se respetan los derechos humanos, y de paso puede llevarse a casa una de las reproducciones que no miden más de diez centímetros. Llegará el momento en que la instalación desparezca en su totalidad por intervención directa del público que se detenga a apreciarla.
“Las filas de figurines conforman una declaración, un memorial que da testimonio del terror que ejerce el sistema, subyugando las protestas y los movimientos civiles… El monumento expandido de Sánchez Castillo ofrece una forma de combatir el olvido, de hacer presente en la vida cotidiana la recurrencia de la represión”. Su arte es un intento de reescribir los relatos de la historia, de sensibilizarnos ante sus complejidades y vestigios, mostrando cómo la historia es construida desde el poder. No tiene que ver con ningún tipo de propaganda, es una especie de catarsis. Sánchez Castillo “utiliza el arte contemporáneo como neuroconductor entre diferentes ámbitos sociales y de pensamiento”.
La instalación puede verse hasta el 17 de febrero de 2019 en el vestíbulo del Salón Juárez, CCU Tlatelolco, de martes a domingo de las 10:00 a las 18: 00 horas. El proyecto cuenta con el apoyo del Centro Cultural España en México y la curaduría es de Mariana Mañón.