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Diseñan filtro con un residuo de la industria cerámica para eliminar pesticidas del agua

Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) han modificado un tipo de arcilla procedente de la industria del ladrillo y cerámica, una bentonita, para desarrollar un filtro para eliminar herbicidas y pesticidas del agua de riego agrícola.

En concreto, los expertos han logrado eliminar tres pesticidas comunes, usados en el cultivo de Oivo, aplicando en su nueva técnica bentonita, una arcilla de grano fino que mejora el proceso de filtración y reduce sus costos.

Para ello, los expertos han modificado las propiedades de la bentonita, mediante la eliminación previa de carbonatos, y asimismo añadiendo, bien una disolución de hierro, o bien una de un catión orgánico. “Este material presenta cualidades adecuadas de filtrado de pesticidas cuando sufre una doble modificación. Por un lado, la alteración orgánica transforma su naturaleza de hidrofílica a hidrofóbica para adsorber, es decir, de adherir a su superficie, compuestos orgánicos. Por otro, la inorgánica eleva la acidez superficial, lo que genera mayor capacidad de adsorción de ciertos plaguicidas“, explica la investigadora del IRNAS Beatriz Gámiz.

Es la primera vez que se utiliza esa arcilla con tal fin, nuestra hipótesis partía de que la modificación de una bentonita de bajo valor puede mostrar una alta afinidad por los pesticidas, y usarse como material adsorbente“, apunta la responsable del estudio.

El segundo paso debía resolver el problema del pequeño tamaño de los gránulos de esta arcilla para cumplir su nueva misión. Los investigadores lo han solventado después de probar a compactarlos con una resina y dos tipos de cera.

Tras los ensayos, fue la cera la que mejor funcionó. “La bentonita mantuvo su capacidad de adsorción tras compactarse. La adsorción estuvo en un porcentaje entre el 30 y el 100%, incluso superior al de una bentonita comercial con la que se le comparó, cuyo rendimiento se sitúa entre el 30 y el 90%“, añade Gámiz. Al aumento de las ventajas funcionales se suma la disminución del coste.

De esta forma, un residuo en la fabricación de ladrillo y cerámica, por su baja calidad, se convierte en el material para que el agua proveniente del olivar fluya sobre él y pierda los restos de herbicidas y plaguicidas que contiene, en particular los tres más usados. El ensayo realizado con esta solución ha demostrado su funcionalidad en el entorno de la industria ladrillera y el cultivo de olivar en Jaén.

El tercer paso está por desarrollar. “Hay que averiguar la forma específica que tendrá el filtro, cómo estructurar esos gránulos“, explica la experta.

El resultado de la investigación, publicada en la revista Science of the Total Environment, se ha prolongado durante cinco años. Además de ofrecer una alternativa a un producto que hasta ahora sólo se apilaba, también abre otras ventajas comerciales.