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Desde la tercera cuerda: la lucha libre en las industrias del entretenimiento

En una conferencia organizada por la Cátedra Extraordinaria José Emilio Pacheco de Fomento a la Lectura, el investigador José Garfias Frías, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), expuso los múltiples lenguajes de comunicación que ha explorado la lucha libre, entre ellos, los videojuegos.

La lucha libre tiene un origen remoto compartido con otros deportes de contacto, explicó el académico de La Finisterra, centro de estudio en industrias creativas de la FCPyS. Los primeros llaveos, bases y reglas surgieron de la Grecia antigua con la lucha grecorromana. El contacto con el público vendría después, en el Coliseo Romano, “donde el público manda”, recalcó el ponente para entender lo que en el futuro sería el espectáculo del pancracio, en el que los aficionados tienen también la última palabra.

A través de los años la lucha como disciplina deportiva ha tenido diversos cambios y evoluciones, desde sus precedentes, incluso en Mesoamérica, hasta los espectáculos en teatro a finales del siglo XIX en Estados Unidos, en donde se enfrentaban hombres fuertes contra espontáneos del público.

Fue hasta el siglo XX cuando se moldea lo que hoy conocemos como lucha libre, también en el vecino país del norte, cuando inició la narrativa de presentar rivalidades entre luchadores que adoptan una personalidad particular de rudo o técnico, lo que fue el antecedente directo de esta dualidad aún vigente.

En los medios en México

Garfias reconoce a Salvador Lutheroth González como el promotor que trajo la lucha libre a nuestro país tras ver este tipo de espectáculo en Estados Unidos. Él formalizó la llegada de este deporte y fue así como el 21 de septiembre de 1933 se dio la primera función en México.

A pesar de su efervescente popularidad en las arenas, el paso de la lucha libre a los medios de comunicación no fue sencillo. En 1956 el pancracio fue transmitido por primera vez en televisión, apuntó el ponente, también conocido como El Académico de la lucha libre. Sin embargo, su periodo al aire fue muy corto, pues se argumentó que era demasiado gráfico e incitaba a la violencia, razones por las cuales fue vetado de la pantalla chica.

Lo que pudo significar un periodo gris para la lucha libre en México se convirtió en una oportunidad de oro para explorar otras ramas mediáticas. De esta época resaltan, por ejemplo, las películas e historietas de El Santo, uno de los luchadores iconos. Estas nuevas plataformas mantuvieron vivo el espíritu e importancia cultural de la disciplina en el país. En los ochentas regresó a la señal televisiva, donde consolidaría su legado.

Es tal la jerarquía de la lucha libre mexicana, como estilo y entretenimiento, que figura entre las tres más importantes del mundo para este deporte, de la mano con Estados Unidos y Japón. Además, ha ayudado al crecimiento de otras ramas económicas y sociales, como el turismo. Esto le bastó para que en 2008 la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México la reconociera como Patrimonio Cultural.

Un salto a la virtualidad

La lucha libre se ha fusionado con diversas industrias del entretenimiento, y los videojuegos no han sido la excepción. Uno de los primeros títulos, recuerda el Garfias Frías, fue el Saturday Night Slam Masters, juego para la consola Super Nintendo lanzado en 1993. La relación entre este deporte y el mundo de los juegos digitales se ha mantenido estrecha a través de los años y del avance del desarrollo tecnológico.

Además de videojuegos directamente relacionados con este deporte, en diversas franquicias han existido personajes inspirados en la imagen de los luchadores, lo que ha permitido que el pancracio tenga una visibilidad multiplataforma.

El periodo de la pandemia ha tomado en puntos diferentes a estas dos industrias culturales. Por una parte, los videojuegos se han posicionado como uno de los entretenimientos predilectos, han sumado cifras importantes con la consolidación de plataformas de streaming y las ventajas del uso del Internet. Por otro lado, la lucha libre tuvo una caída muy importante ya que es una actividad que depende mucho de lo presencial. Bajo una mirada crítica, el ponente dijo que la lucha libre necesita un plan para estos tiempos críticos que le permita reponerse como la gran expresión cultural y deportiva que es.