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Desarrollan tecnología contra la enfermedad de Chagas

  • En el Instituto de Ecología desarrollan una feromona sintética y una tecnología para atraer y atrapar a la chinche besucona, portadora del parásito que causa la enfermedad de Chagas.

Alejandro Córdoba Aguilar aporta su granito de arena al control biológico de la chinche besucona. Junto a su equipo, el investigador del Instituto de Ecología de la UNAM desarrolla una tecnología para atraer y atrapar a este insecto, que alberga al parásito Trypanosoma cruzi, causante del mal de Chagas.

Córdoba Aguilar y su equipo lograron identificar las feromonas que emite la chinche besucona para comunicarse, atraerse y reproducirse. En la creación de la feromona sintética de la chinche besucona participaron el doctor Córdoba Aguilar y colegas del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

El mal de Chagas o tripanosomiasis americana es incurable: no hay tratamiento ni vacuna contra esta afección. Desde que la chinche introduce en el humano al parásito Trypanosoma cruzi, pasan aproximadamente 15 o 20 años hasta que se manifiestan los síntomas graves de la enfermedad.

La chinche (Triatoma pallidipennis), aclara el investigador de la UNAM, es una de las varias decenas de especies de insectos triatominos que habitan desde la frontera de Estados Unidos hasta Argentina.

Se le conoce con distintos nombres según la zona: vinchuca, voladora, chupadora, etcétera. En México se le llama chinche besucona, porque a menudo pica en la cara, particularmente alrededor de los labios.

Feromona sintética

“En el laboratorio hemos logrado aislar y reproducir con éxito sus feromonas, ya que la feromona sintética que producimos atrae a un montón de especies hermanas de Triatoma pallidipennis”, asegura Córdoba Aguilar.

El símil de estas feromonas sintetizado es una combinación de ocho compuestos en diferentes proporciones (el investigador no pudo revelar cuáles son porque están en proceso de patente).

Una trampa con sensor

También desarrollaron una caja trampa (en proceso de patente), con las siguientes características:

  1. Es pequeña, “como la mitad de una caja de zapatos de bebé”. En ella se pueden atrapar a unas 100 chinches, cantidad suficiente, ya que en una casa rural se encuentran de cinco a ocho chinches, cuando mucho.
  2. Cuenta con un ventilador pequeño que emite la feromona sintética desde adentro.
  3. Cuando la chinche es atraída y entra a la caja, la puerta se cierra o abate hacia abajo y la besucona ya no puede escapar.
  4. La caja cuenta con un sensor que avisa en una pantalla cuántas veces se ha accionado la trampa, es decir, cuantas chinches han sido atrapadas.
  5. Fabricada con plástico, es liviana y se puede transportar a todas partes.
  6. Puede tener un uso genérico. Es útil para atrapar a otros insectos o animales rastreros. Como se puede cebar con otros compuestos, ya hay interés de empresas por adquirir esta tecnología.

Actualmente Córdoba Aguilar y su equipo trabajan en una aplicación que indique en tiempo real cuándo es atrapada una chinche. La app permitirá tener “un poquito más control sobre las poblaciones” de estos insectos y entender más sobre su ecología.

La chinche y el parásito

La chinche besucona es un triatomino nocturno que se alimenta de la sangre de un mamífero. Si pica a un perro, una vaca, un conejo, un cerdo o un humano que esté infectado, se convierte en un vector de transmisión del Trypanosoma cruzi.

Este parásito se desarrolla en el aparato digestivo de la chinche besucona. Así, cuando el insecto pica, defeca al parásito e infecta a un humano u otro mamífero.

No todas las chinches contienen el parásito de la enfermedad de Chagas, aclara Córdoba Aguilar. Así que si a una persona le pica alguna, no necesariamente se va a enfermar.

Dependiendo de la cantidad de chinches que haya en una zona, la mortalidad ronda entre el 1 y el 1.5 por ciento.

La chinche besucona es muy común en la mayor parte del país. En América Latina, la enfermedad de Chagas se encuentra sobre todo en zonas endémicas de 21 países, según la OMS.

Una gran deuda

El mal de Chagas es una enfermedad de muy difícil diagnóstico porque cuando una persona está infectada, tiene síntomas en los primeros dos o tres meses después de que el parásito entra en su organismo. Luego la infección pasa desapercibida. El parásito se esconde en los tejidos y 10, 15 o 20 años después se empieza a reproducir masivamente. Invade órganos y produce inflamación en el corazón y en el colon, provocando ataques cardiacos y trastornos gástricos mortales.

No hay medicamento ni vacuna contra el mal de Chagas. “No tener una cura es una de las grandes deudas que tenemos con la sociedad”, expresó Córdoba Aguilar.

¿Qué hacen con las chinches besuconas que atrapan?

“Nos sirven mucho en estudios posteriores para ubicar cuáles son los sitios de más riesgo de infección en terreno mexicano. Si atrapamos 10 chinches y ninguna porta al Trypanosoma cruzi, podemos estar tranquilos. Pero si, de 10 atrapadas, todas están infectadas, eso nos alerta que la zona de captura es de alto riesgo y será necesario poner más control biológico”.

“También podemos estudiar al Trypanosoma cruzi. Es una sola especie, pero hay cepas del parásito que causan una sintomatología diferente. Unas variantes son muy agresivas y matan relativamente pronto. Otras son lentas. Nos interesa saber cuáles son las variantes más comunes y cuáles las más peligrosas en México”.

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