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CRUELDAD Y ESPERANZA EN LAS 99 MONEDAS

El rey se debate enfurecido, casi al borde de las lágrimas, pues su deseo más ferviente es conocer el secreto que dota de felicidad a su humilde paje. “¿Cómo es posible que un hombre sea feliz con tan poco?”, se pregunta fuera de sí la actriz María Teresa Garagarza, dentro del hechizo teatral de Las 99 monedas.

A partir de la actuación magistral de tres actores en escena, Rodolfo Arias, María Teresa Garagarza y la pequeña Adamaris Madrid, Teatro UNAM estrena este inusual cuento de hadas en el que reyes, brujos y hechizos no sólo nos hablan de reinos y mundos imposibles, sino también de nuestra realidad cotidiana.

“El tiempo en los cuentos es una ilusión: las princesas pueden dormir cien años o los amantes vivir felices para siempre”, inicia la obra la voz de Adamaris Madrid quien, además, interpreta música en vivo y ayuda a generar la atmósfera a partir de sutiles gestos o sonidos realizados in situ.

En Las 99 monedas, propuesta de José Acosta que podrá verse hasta el 22 de octubre en el Teatro Santa Catarina, en Coyoacán, seguimos los pasos de un rey enloquecido y un sabio delirante que intentan develar el secreto de la felicidad inexplicable que esconde un sumiso paje real.

Para lograrlo se valdrán de un saco lleno de 99 monedas de oro, “ni una más, ni una menos”, susurra el sabio al oído del caprichoso monarca. Para entender la oscuridad en la que está a punto de caer el paje, el sabio le pide al rey que se quite la corona, que sienta sobre sus propios huesos la tentación de, por un instante, dejar de ser el rey.

“Rey: Si me quito la corona… ¿puedo confiar en que me la devolverás? / Sabio: (suspira) Absolutamente, nuestro secreto ya es parte del bosque”, dialogan los actores en medio de la penumbra del teatro, entre la bruma de hielo seco.

Después de una pequeña advertencia, el sabio le aconseja al rey que para hallar el secreto de la felicidad del paje, deben hacerlo entrar al círculo. Cuando el rey está a punto de ordenar a sus soldados que obliguen al lacayo a entrar, el sabio le dice que la fuerza no será necesaria, “bastará con una simple invitación. Con 99 monedas que su majestad mismo le dará sin ninguna condición a cambio”.

José Acosta explicó en una función para el grupo Entusiastas de Teatro UNAM, que quería ver la locura detonar sobre el escenario, por eso pensó en adaptar este cuento para niños que conocía, pero con un añadido, un giro sombrío. “En la versión original el paje al caer en la tentación y ante la incompletud de las 99 monedas, que nunca podrán ser cien, reconoce su error ante el rey y todo termina con una moraleja feliz”, dijo.

En la versión reescrita por Noé Lynn, todo da un giro radical y lóbrego que invita a reflexionar sobre la mezquindad humana, la bajeza de los poderosos, pero también sobre la esperanza. Lynn y Acosta mencionaron que antes del terremoto del 19 de septiembre ya contaban con una versión, que decidieron modificar un poco tras los hechos ocurridos y adaptarlos al haber contemplado la solidaridad y entrega de la sociedad mexicana, en pos de darle una nueva lectura.

La puesta en escena que contiene homenajes a Shakespeare, a Edipo rey, de Sófocles y a otros, cuestiona la necedad y la soberbia de reyes, faraones y de todos aquellos que detentan algún poder y se vuelven incapaces para la empatía, “como le sucede a los políticos de nuestros días”, comentó el director. Pero también cuestiona la naturaleza humana.

“Soñé que era todas las mujeres y también todos los hombres. El herrero e igualmente el curandero, la puta y la princesa; el artista y su espectador, el paje y el rey. Su felicidad era la mía”, le confiesa el sabio al rey justo antes de que la maldición de las 99 monedas cobre sus primeras víctimas.

La obra se presenta de miércoles a domingo. Para mayores informes, consultar la página www.teatro.unam.mx.