Nació en 1917 en Inglaterra y a los 18 años se fue a estudiar a Londres. Instalada en el tren del vanguardismo, a medio camino entre modernidad y posmodernidad, Leonora Carrington tuvo una vida llena de contrastes.
Contaba 20 años y se adhirió al incipiente movimiento surrealista: Miró, Breton, Dalí, entre otros, fueron sus amigos durante su estancia en París, pero fue Max Ernst, quien durante su etapa como estudiante, la introdujo de lleno al surrealismo, y fue la persona que más influencia ejerció en su vida en aquella época tras la ocupación nazi en Francia.
Leonora formó parte de los movimientos antifascistas que se oponían al régimen impuesto por los invasores. Tras la detención de Ernst a manos del régimen ocupante, víctima de una fuerte crisis nerviosa propiciada por la captura y encarcelamiento de su pareja, Leonora se muda a España.
Fue internada en un psiquiátrico de Santander a instancias de su padre, quien además desaprobaba su relación con Max. El hospital fue una de las experiencias más fuertes y traumáticas de su vida, la cual terminaría de dar forma a su carácter como artista y se vería reflejada en su estética.
Escapó del manicomio en 1941 y en Lisboa conoció al poeta Renato Leduc, quien le ayudó a viajar a México donde continuó su carrera. Ahí se reencontró con varios de sus colegas surrealistas que se vieron forzados al exilio. Además, conocería a una de sus más cercanas amigas, Remedios Varo, con quien formaría un binomio indisoluble de incuestionable influencia en el surrealismo de México y quizá de Latinoamérica.
Al apropiarse de México, su patria, lo reflejó en su obra, donde conviven la fantasía de los cuentos de hadas con las realidades de la vida, el dolor, la ausencia, revestidas con la sensualidad de la femineidad.
Carrington en el Museo de Arte Moderno
Inaugurada el pasado 21 de abril en el Museo de Arte Moderno (MAM), Cuentos Mágicos celebra la visón de Leonora Carrington, cuyo catálogo extenso abarca desde sus primeros años, sus estancias en París y Nueva York, su acercamiento con lo mítico, la religión y la influencia que tuvo nuestro país en su obra.
Además, se exhiben fotografías, piezas inéditas, cartas, entre otros materiales seleccionados, con el fin de brindar una mirada íntima y renovada a la vida y obra de Carrington.
Se llevan a cabo diversas actividades: un ciclo de cine en la Cineteca Nacional; puesta en escena Opus Siniestrus, escrita por la pintora y actuada en los jardines del MAM, y la proyección de un video donde personas cercanas a Leonora nos narran los pormenores de sus relaciones con la artista.
En ese contexto, se ofrece un catálogo de la muestra diseñado por el Instituto Nacional de las Bellas Artes con la colaboración de los curadores y bajo el patrocinio de la Fundación Mary Street Jenkins, el cual incluye textos de Breton, Ernst, Varo, Jodorowsky o Poniatowska, que se asoman a la intimidad de Carrington.
Sin duda, Cuentos Mágicos es una exposición que nos acerca a facetas de la artista poco conocidas, como su participación en películas o su trabajo narrativo. Nos muestra parte de su vida íntima a través de las relaciones con amigos, y nos deja ver a la Leonora ideóloga, comprometida con su tiempo, preocupada por su realidad social y por su condición de mujer, artista, bruja y hada.