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El sorprendente origen de los velorios y su vínculo con la catalepsia

NO ESTABA MUERTO, NI ANDABA DE PARRANDA…

¿Sabes cuál es el verdadero origen de los velorios?

Resulta que, en la antigüedad, las personas morían en sus casas por la falta de hospitales con equipos tecnológicos como los que conocemos hoy en día. Y varias de ellas fueron enterradas vivas en casos en los que, en realidad, se trataba de catalepsia.

Ésta no es propiamente una enfermedad, sino un trastorno neurológico que genera la pérdida total de la movilidad voluntaria por un periodo que puede ser desde minutos, horas y hasta 3 o 4 días. La persona afectada permanece en una posición fija y no puede responder a ningún estímulo, aunque mantenga la conciencia. Pierde la expresión facial, desciende su temperatura corporal, así como sus frecuencias cardiaca y respiratoria, se le dilatan las pupilas, pero su actividad cerebral continúa.

¿Cómo se origina la catalepsia?

Sus causas son multifactoriales y se asocian a distintas condiciones de salud, entre las que se encuentran: el estrés excesivo, emociones intensas, haber sufrido algún golpe severo en la cabeza, tener alteraciones metabólicas por falta de azúcar (hipoglicemia), por el uso, abuso o abstinencia de drogas como fentanilo, cocaína o morfina, y el padecimiento de epilepsia, esquizofrenia catatónica o enfermedad de Parkinson.

A nivel cerebral, se afecta la comunicación entre los lóbulos frontal, parietal y, ocasionalmente, el temporal, los cuales están relacionados con el control del movimiento y la respuesta a los estímulos. Esto, a su vez, puede ocasionarse por alteraciones en los neurotransmisores, sustancias que produce el cerebro para activar o inhibir dichos estímulos, que, al afectarse, pueden generar rigidez. Las emociones también juegan un papel importante, ya que están reguladas por un sistema cerebral llamado límbico que, al alterarse por situaciones muy estresantes, puede producir la respuesta de catalepsia.

El origen de los velorios

Cuando se descubrió que algunas personas habían sido enterradas vivas, se dio origen a los velorios. A falta de médicos experimentados que pudieran verificar los signos vitales o la actividad cerebral, si alguien perdía la conciencia por cualquier cuestión de salud, se le tendía en una superficie durante tres días para ver si reaccionaba en ese lapso. También, durante la Edad Media o el siglo XV, a los ataúdes se les ponía una campana con una cuerda que podían jalar las personas en caso de despertar una vez que fueran enterradas, y así “ser salvadas por la campana”.