Indudablemente, los recientes sismos no son los únicos que han tenido que vivir la gran mayoría de las familias mexicanas; experiencias como las que dejó el terremoto de 1985 en los habitantes de la Ciudad de México, se repitieron en varios estados de la República abriendo una herida más que difícilmente podrá cerrar, sobre todo en aquellos hogares que tendrán que empezar a reconstruir su vida.
Aunque siniestros como estos no se pueden predecir ni evitar, el estar prevenidos siempre será vital.
David Chávez Huitrón, comandante operativo de la agrupación Rescate Topos 19 de Septiembre, recomienda diseñar un plan familiar que permita a todos sus integrantes llevar a cabo una labor importante para desalojar el inmueble de forma adecuada y sin pánico. Un ejemplo, es el siguiente:
En un tiempo no mayor a 50 segundos, el padre de familia se encarga de apagar el gas o bajar el interruptor de la energía eléctrica, mientras la mamá reúne a los hijos y uno de estos recoge la mochila de supervivencia para 24 o 72 horas.
La mochila debe contener lo que se considere importante para todos y cada uno de los integrantes de la familia, como documentos personales (escrituras de tus inmuebles, actas de nacimiento, identificaciones oficiales, etcétera.) envueltos en una bolsa de plástico, y dependiendo de sus necesidades, incluir comida enlatada, agua, un botiquín de primeros auxilios, un silbato que se haría sonar en caso de estar atrapado entre los escombros; barras de chocolate o algún tipo de proteína, papel higiénico, tijeras, un radio portátil y, comida para mascota (si se cuenta con ella).[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]