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4 de junio de 1989

Hace 30 años, en el contexto mundial, se terminaba la Guerra Fría y se llevaban a cabo reformas políticas y económicas. Mijaíl Gorbachov  promovía la Perestroika y la Glásnost, mientras que China experimentaba reformas centradas en aspectos económicos y militares. A medida que el capitalismo se introducía a China, había muchos jóvenes que habían viajado a occidente para estudiar y cerrar la brecha de desarrollo respecto de occidente, porque Deng Xiaoping quería sacar del atraso a China y convertirlo en un país fuerte y desarrollado.

En ese contexto, el entonces dirigente chino, Deng Xiaoping, estimuló mucho la salida de jóvenes, pero cuando regresaron empezaron a reclamar democracia, “algo que no fue bien recibido por la dirigencia China y de ahí la represión de la tristemente la matanza de Tiananmen”, explicó María Cristina Rosas González, doctora en relaciones internacionales por la UNAM.

En entrevista con UNAM Global, Rosas González refirió que las protestas de la Plaza de Tiananmen, ocurridas el 4 de junio de 1989, consistieron en una serie de manifestaciones lideradas por estudiantes en la República Popular China. Los manifestantes provenían de diferentes grupos, desde intelectuales que creían que el gobierno del Partido Comunista era demasiado represivo y corrupto, a trabajadores de la ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos y que la inflación y el desempleo estaban amenazando sus formas de vida.

La represión del gobierno chino “aplastó a una disidencia de jóvenes que buscaba un cambio, pero también suprimió el viaje de los jóvenes que buscaban especializarse, vimos lo difícil que es construir una sociedad democrática en China, pero nosotros los occidentales volteamos a ver a China con ojos de occidente, desconocemos en gran medida su cultura, tradiciones, régimen político y visión del mundo”.

Hoy el país oriental le ha apostado al desarrollo tecnológico, paso de ser mayoritariamente de campesinos a ser una potencia mundial, es un país que se ha anotado muchos éxitos, económicamente se ha desarrollado y ha creado una clase media, aunque a la par ha establecido una polarización social, porque no es la misma calidad de vida en las ciudades que en las zonas rurales.

Ante esto, uno de los grandes desafíos de China es distribuir de una mejor manera la riqueza, “esta bonanza económica de China que la ha colocado a las puertas de ser una potencia no es tan sólida como lo pensamos, hay cierta polarización social y si la falta de distribución de la riqueza se mantiene podría haber un estallido social”.

Destacó que China está al tanto de esto y le ha apostado a mantener un régimen político represivo, un régimen no democrático y controlador de la población, ya que tiene la infraestructura para evitar que la población se mantenga comunicada por redes sociales, disciplinas laborales de control social y ha mermado la protesta social de los jóvenes.

Hoy por hoy está posicionada como potencia económica y con un control férreo sobre su población, “pero tendrá que trabajar en la distribución de la riqueza porque es una bomba de tiempo”.