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“Sin límites para alcanzar mis metas”

Luis se define como una persona simpática, alegre y bromista, lo que le permite tomar las cosas con el mejor sentido del humor posible. “Tomo todo como un nuevo reto y lo afronto con la mayor actitud positiva posible, porque eso es lo que te lleva al éxito”, expresó el universitario, quien actualmente cursa la licenciatura en Pedagogía en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM.

A pesar de los obstáculos que ha enfrentado al ser una persona con discapacidad visual, siempre ha buscado alcanzar sus metas en un país que reproduce actos de discriminación. Recordó que cuando trató de ingresar al kínder, primero no les aceptaban los papeles, pues no lo querían recibir. Más tarde lo aceptaron en la escuela María de la Luz, en la Florida, Naucalpan, pero un día antes de que entrara a clases, los papás de otros niños se opusieron a que el estudiante Luis Torres Cervantes conviviera con sus hijos. Al final, la directora enfrentó a los padres inconformes para que se quedara.

En aquel tiempo, Luis ya había asistido al colegio de Niños Ciegos y Débiles Visuales; desde muy pequeño aprendió a leer y a escribir en sistema braille, método con el que actualmente estudia en la Universidad.

Fue a la primaria Amín Guindi, en cuyas aulas asistieron anteriormente integrantes de su familia, “cuando yo ingresé, el director de la primaria le dio a mi tía todos los libros de primero para que los pasara a braille y yo fuera al parejo de todos”, recordó. Ahí mismo descubrió que le gustaba hablar por micrófono, “como no podía participar en bailables, el director y los maestros me daban una lectura o algo; un tío me enseñó a medir las palabras, las comas”, acotó.

En la secundaria Benito Juárez número 11, sus compañeros incrédulos de sus capacidades creían que los maestros le regalaban la calificación, sin embargo, les demostró lo contrario, cuando no falló ni una sólo respuesta en un examen oral.

En aquella época aprendió a tocar el teclado, pues la música siempre ha sido parte fundamental de su vida, como lo deja notar la radio que siempre trae consigo y en donde pone música de Pedro Infante o Valentín Elizalde, dos de sus artistas favoritos. También tiene un equipo de sonido con el que lo invitan a ambientar fiestas, y a veces, lo contratan como maestro de ceremonias.

Señaló que en el CCH Naucalpan conoció a una maestra de música y fue elegido como tecladista del grupo de la escuela, “me eligió porque me escuchó cantar y me preguntó si no quería formar parte del grupo”, rememoró Luis.

Sobre lo que más aprecia de la licenciatura en Pedagogía en la FES Acatlán es la manera en que sociabiliza y el ambiente en las aulas. En la carrera conoció a Jocelyn Hernández Baltazar, su amiga desde tercer semestre y a quien aconsejaba durante la carrera. Su compañera que tiene un hijo de tres años, se estresaba mucho en la carrera, entonces “yo la aconsejaba y nos salíamos a pasear para motivarla”.

En la licenciatura conoció a Valeria Contreras Villegas, con quien mantiene una relación desde hace casi cinco años, “ha sido la mejor persona, me ha apoyado. Me gusta la manera en que me trata, es amable, paciente y comprensiva. He aprendido a comprenderla”. Para Valeria quien sufre de crisis parciales complejas, la paciencia y compresión entre ambos ha sido fundamental para mantener su relación. Comparten asimismo, el gusto por la comida y la música; a Luis le gusta cantarle piezas como A mi manera.

Además ha enfrentado la negativa de su familia hacia la relación, pues ellos le dicen que lo distrae de la escuela, no obstante, Luis asegura que a pesar de la oposición buscará la manera de dividir su tiempo entre las dos cosas que más le importan: la escuela y Valeria.

Agregó que en un futuro le gustaría regresar algo de lo que le ha dado la FES Acatlán y trabajar como docente. Recordó que en esta facultad recibió el acompañamiento de una tutora, la profesora Sandra Lorena Padró Torres, quien siempre lo apoyó. El universitario mencionó que uno de los problemas a los que aún se enfrenta es la falta de material en braille y el que no todos los profesores saben de qué manera evaluarlo.

Actualmente, el estudiante vive con sus padres, su hermana, su abuelo y sus tíos. A sus padres, dijo, les gustaría agradecerles por ayudarlo “a salir adelante siempre, por todo el esfuerzo y las desveladas. Me han ayudado a valerme por mí mismo. Ellos me han dicho que están orgullosos de mí y que todos tenemos que salir adelante como familia”, recalcó.

Describió que su mamá “es muy alegre y risueña como yo”, y con su abuela le gusta platicar de lo que había en su tiempo. Tiene una hermana más pequeña, Janeth, quien actualmente estudia en el Instituto Tecnológico de Tlalnepantla y con quien, comentó, tiene una relación cercana y la lleva a recorrer el centro de la Ciudad de México.

Le gusta salir y conocer distintos lugares con su tío Javier Arturo Cervantes Cano, sobre todo porque él es bastante descriptivo y le va contando cómo es el paisaje, “cuando andamos juntos nos gusta ‘descomponer’ canciones y cambiarles las letras”, dijo.

Aunque al universitario también le gusta viajar solo y recorrer la ciudad en Metro, camiones y caminar, sobre todo le gusta ir a lugares desconocidos, a los cuales llega preguntándole a la gente, “siempre me gusta cuando inauguran algo nuevo. Tengo mapas mentales antes de ir a cualquier lugar. Tengo referencias, por ejemplo, cuando siento tal bajada o tope, sé que es Perinorte”. Mi familia también me lleva a lugares y me enseña, como la primera vez que me trajo a conocer la facultad.

Torres Cervantes invitó a las personas con discapacidad a que no se limiten, a que tengan fe y motivación para hacer las cosas, “nosotros somos personas iguales, nos falta algún sentido, la vista en mi caso, pero podemos hacer lo mismo que los demás. Yo puedo estudiar igual que los demás”, externó.