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Triunfo de Bolsonaro sería un retroceso para la democracia

El domingo 28 de octubre se llevará a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, una lucha encarnizada entre el candidato de la extrema derecha, Jair Bolsonaro, y Fernando Haddad, exministro de Educación y esperanza del Partido de los Trabajadores (PT).

En ese contexto, la intención del voto la encabeza Bolsonaro, sin embargo, “las fuerzas democráticas luchan por evitar que la ultraderecha tome cuenta de la política brasileña y esparzan sus tentáculos sobre la economía, la política y la cultura del país”, afirmó Regina Crespo Franzoni, investigadora del Centro Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.

Crespo Franzoni acotó que da miedo, terror y tristeza la situación que vive su país, pues no comprende por qué la mayoría de los brasileños han sido convencidos por las falacias de Bolsonaro.

“Su discurso de odio” divide a las familias, a los amigos, a las ciudades, a las clases sociales, “lo que genera una situación de preguerra civil”, aseguró.

Apuntó que quienes votarán por él no piensan en su futuro ni en el de sus hijos. “El candidato abiertamente ha declarado que el voto en Brasil no cambiará nada y que quizá sea necesario matar algunos 30 mil”.

Para Crespo Franzoni lo que sucede en su país es un antecedente de lo que probablemente afecte a América Latina, debido a que Brasil funge como una especie de laboratorio para la derecha internacional. “Comúnmente es utilizado para que las fuerzas de la ultraderecha crezcan y dominen”.

La doctora en Historia Social por la Universidad de São Paulo advirtió que el país sudamericano vive con esta situación desde hace ya varios años, producto de una campaña de “demonización” de la izquierda donde se gana no con argumentos, sino con la fuerza bruta.

“Estamos viendo la búsqueda de verdades que no se pueden comprobar, pero que se van esparciendo sin ninguna necesidad de comprobación en términos de hechos. La campaña de Bolsonaro se está haciendo a través de redes sociales, y hay una cantidad enorme de fake news circulando por Whatsapp calumniando a la izquierda en general”.

Destacó, por un lado, el fenómeno de los perfiles falsos en redes sociales, pues la gente escucha, lee y cree que lo difundido ahí es verdad; por el otro, la labor de la prensa que ha dado la exclusividad a un sólo candidato, lo cual denota una falta de diálogo.

“En las periferias de las grandes ciudades hay una sed de información que la televisión es incapaz de sanar, hay una herencia de desinformación propiciada por los medios, es más fácil informarse de lo que pasa en Brasil a través de la prensa extranjera, los medios locales evitan la información que se genera en contra de Bolsonaro”.

La investigadora mencionó que los ciudadanos brasileños tienen que darse cuenta de lo que está en juego: mantener la democracia o apostar por una quimera. “La población debe ver a Haddad no como el candidato de Lula, sino como una alternativa al retroceso que representa Bolsonaro, en términos sociales, educativos y en la distribución de la riqueza”.

Finalmente, Crespo Franzoni sentenció que “estamos en una situación donde la civilización y la barbarie están en una pelea que tenemos que evitar para lograr un país más justo, incluyente, democrático, y que no se pierda porque para recuperarlo pasarán varias generaciones”.