La diabetes es una enfermedad que afecta al organismo a través de un exceso de glucosa, pero antes de este padecimiento surge la hiperinsulinemia, que también altera al organismo y puede ser causa de insuficiencia renal, infarto cerebral o cardiaco.
Todo empieza con la insulina, una hormona anabólica que tiene la finalidad de introducir la glucosa en los tejidos para que obtengan un sustrato de energía; entre éstos destacan los tejidos cerebrales, riñones, corazón, el sistema músculo-esquelético y el tejido adiposo, explicó en entrevista para UNAM Global Sergio Alberto Mendoza Álvarez, profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“La insulina es como si fuera un ama de llaves que tiene el acceso para introducir la glucosa, un sustrato de energía para los órganos del cuerpo humano. Sin embargo, en algunas ocasiones esta hormona no puede realizar su función, como si perdiera la llave y no pudiera abrir la compuerta”.
A esto se le llama resistencia a la insulina, que ocasiona que la glucosa se quede en la sangre, que es cuando una glucosa tóxica se queda en los tejidos y provoca graves complicaciones, como la diabetes.
Por ejemplo, la insulina busca realizar su función pero debido a un defecto de algunos receptores en su funcionamiento o en su composición, la glucosa se mantiene todo el tiempo en la sangre, donde ocasiona toxicidad.
Los niveles normales de glucosa deben estar en menos de 100 miligramos por decilitro de sangre. Cuando esta cifra es mayor se trata de un nivel patológico que se traduce en prediabetes o diabetes.
En dicha situación, el páncreas se encarga de formar más insulina porque la glucosa no se dirige hacia los tejidos, sino que se queda en la sangre.
Así, la insulina empieza a incrementarse más y más y en consecuencia se da la hiperinsulinemia que es un nivel muy alto de insulina. Esto provoca que fallen varios tejidos.
Causas
La resistencia a la insulina surge por la combinación de la predisposición genética y factores ambientales. Por ejemplo, si la persona se encuentra en un entorno obesogénico, es decir, a su alrededor, familia o amigos, lo inducen a tener una dieta hipercalórica o de alto consumo de grasas y carbohidratos, además de llevar una vida sedentaria sin ejercicio.
Si un individuo no realiza ejercicio, acumula triglicéridos en forma de colesterol y se da una inflamación en el endotelio, como si fuera un revestimiento de los vasos sanguíneos.
Esta inflamación ocasiona una acumulación de grasa en las paredes de las arterias y la formación de coágulos que generan un flujo turbulento en los vasos sanguíneos y podría haber un taponamiento u obstrucción hasta generar un infarto cerebral o cardiaco, e insuficiencia renal.
La medicina actual debe ser preventiva, porque estos problemas comienzan desde la prediabetes y la resistencia a la insulina. Es decir, manejar un panorama de diagnóstico preventivo.
Aunque las mayoría de las personas que padecen esta enfermedad tienen sobre peso u obesidad, veinticinco por ciento de los afectados son delgados y tienen resistencia a la insulina.
Una señal para personas que podrían padecer resistencia a la insulina es la “acantosis nigricans”, que se presenta como una coloración negruzca en la zona del pliegue de cuello, e inclusive en axilas y hasta codos.
Otra forma para determinar si la insulina está alta es a través de un estudio llamado Homa, que determina la sensibilidad de la insulina basal y la resistencia a la insulina, concluyó.