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Lengua de señas, útil e inclusiva en medicina

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Es elemental que el personal médico aprenda la lengua de señas mexicana (LSM), con ello ayudaría u orientaría a los pacientes sordos y sordomudos, contribuiría a aclararles dudas que pudieran tener en la consulta, afirmó María Guadalupe Fragoso Palafox, responsable del Área de Discapacidad del Centro de Salud Dr. Galo Soberón y Parra.

La autora del libro La discapacidad no es incapacidad, resaltó que la Secretaría de Salud ha implementado una serie de capacitaciones en LSM dirigida al personal médico de las entidades hospitalarias de la alcaldía de Azcapotzalco, para que aprendan esa lengua como un idioma más y estén en posibilidad de comunicarse con pacientes con discapacidad auditiva.

Todas las asociaciones que luchan en beneficio de la comunidad sorda buscan de alguna manera el derecho de ser incluidos dentro de la sociedad, la LSM es un lenguaje más para comunicarnos con ellos y poder saber qué es lo que necesitan o desean, y poderlos apoyar, agregó.

Crédito de infografía: Área de Investigación de la Escuela Nacional de Trabajo Social-UNAM.
Coordinación de Investigación de Estudios e Intervención con Familias, revisión de contenido. Mtra. Andrea Kenya Sánchez Zepeda.
Investigación de campo, gabinete y elaboración de contenidos: Comunicación Social COPRED. Jorge Morales Novas.
Diseño: Comunicación Social ENTS.

Puntualizó que cuando el personal de salud atiende a una persona con discapacidad auditiva no sabe comunicarse con ella, por lo que es indispensable buscar una serie de herramientas que ayuden a comunicarse con ellos aun sin saber LSM, entre ellas pluma y papel, si sabe leer el paciente, o el uso de mímica y una serie de dibujos, en el caso que no sepa leer ni escribir.

Además, debemos verlos de frente para poderlos entender, tener rotafolio, trípticos y dípticos, “y si contamos con una computadora, utilizarla para mostrarles más rápido lo que buscamos enseñarles”, prosiguió al participar en la conferencia El Uso de la Lengua de Señas en la Práctica Médica, organizada por la Facultad de Medicina (FM).

Pero no sólo el personal de salud debe aprender la lengua de señas, también los vigilantes, por ejemplo, porque son ellos el primer contacto con los pacientes y quien orienta a las personas que llegan a la atención médica.

Además, es necesario conocer herramientas importantes como el reglamento de las personas con discapacidad auditiva. Durante su atención debe mantenerse cierta distancia con ellas “para utilizar nuestras manos adecuadamente, no cubrirnos la boca porque muchos tienen lectura labial, no masticar chicle o no estar comiendo, porque no nos van a entender”.

Asimismo, la ganadora del premio Médica del año 2017, otorgado por la Asociación de Mujeres Médicas Matilde P. Montoya, recomendó que al atender a la persona con esta discapacidad “no debemos jalarla del hombro, porque con ello sienten agresión, debemos tocarla con nuestro dedo índice para llamarle y captar su atención”.

Desafortunadamente, abundó, son pocas las personas del área de salud que saben lengua de señas mexicana, falta mucho por aprender, si en cada consultorio se supiera esa lengua, el panorama sería otro, la misma comunidad acudiría a consulta de manera común.

La médica, quien perdió la audición a los 11 años, mencionó que no sólo el personal de salud debería aprender el LSM, sino la sociedad en general, para estar en posibilidad de interactuar con esta población.

72 millones en el mundo

Al respecto, Daphne Abigail Barquera Guevara, estudiante del Programa de Apoyo y Fomento a la Investigación Estudiantil de la FM, destacó que de acuerdo con la Federación Mundial de Sordos existen aproximadamente 72 millones de personas sordas o sordomudas en el mundo, más de 80 por ciento vive en países en desarrollo y entre todos utilizan más de 300 distintas lenguas de señas.

Con relación a México, añadió la moderadora de la charla, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reporta que hay alrededor de dos millones de personas con discapacidad auditiva, 35 por ciento de las cuales tienen entre 30 y 59 años y 47 por ciento son mayores de 60 años.

Guadalupe Fragoso, quien también es instructora del LSM, señaló que una de las acciones muy acertadas en materia de inclusión de las personas sordas y sordomudas es la presencia de intérpretes en la televisión, “esto nos ayuda mucho, pues la comunidad puede enterarse de lo que ocurre en el mundo”.

Sin embargo, precisó que esa acción no ha sido aceptada del todo y sólo en algunos programas de televisión en el país ponen subtítulos en su programación, lo que también puede ayudar a la comunidad sorda, sobre todo si saben leer, aunque en los cines no han respetado del todo esa medida. “Hace falta sensibilización para que los programas de televisión y cine sean con un intérprete o con subtítulos para estar comunicados con la sociedad”.

Finalmente, dijo que la confianza entre médico y paciente se establece si el primero sabe la lengua de señas, si se comunican adecuadamente no habrá ningún problema, pero si un familiar interviene “debemos corroborar verdaderamente lo que nos están diciendo”.

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