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Escritoras anónimas, las mujeres que exploraron el mundo de lo íntimo

Las mujeres escritoras, como en muchas otras profesiones dominadas por el género masculino, han tenido que abrirse paso dentro de la industria editorial para encontrar un lugar en las estanterías. El que hoy en día encontremos nombres femeninos en diversos géneros literarios dentro del catálogo de las editoriales se debe a un largo camino que tuvieron que recorrer. Hubo un tiempo en el que estuvieron relegadas.

La voz femenina ha sido callada en constantes ocasiones, por ende, sin pretender victimizarles, debe de reconocerse su trabajo. Las sufragistas, por ejemplo, han logrado abrir un camino para las futuras pensadoras y ciudadanas del mundo, un terreno para reflexionar dentro del campo de los derechos humanos. Lo mismo ha ocurrido con las escritoras.

En entrevista con UNAM Global, la doctora Ana Laura Zavala Díaz, investigadora del Seminario de edición crítica de textos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, comenta que, si bien la incursión de la mujer a la escritura es tardía, hoy en día existen más autoras en la historia de las que se reconocen, sobre todo en el siglo XIX, que es el período en el que se especializa Zavala.

“Tú tienes que pensar que muchísimas de las mujeres en el siglo XIX a veces sabían leer, pero no escribir; también ese es un fenómeno importante. Lo otro es que no tuvieron la posibilidad de ingresar tan fácilmente ni siquiera a las asociaciones y algunas, también hay que decirlo, no eran buenas escribiendo. La escritura al final es una práctica, un trabajo que se va desarrollando, entonces esto de ingresar tarde creo que le dificulta a la mujer encontrar sus temas, su voz.”

En el 2016 el Proyecto Escritoras Mexicanas Contemporáneas (PEMC) realizó una encuesta a estudiantes universitarios, docentes y comercializadores quienes sólo pudieron nombrar a Rosario Castellanos y Elena Poniatowska al hablar de escritoras mexicanas. Por otra parte, de acuerdo a la Historia secreta del cuento mexicano 1910-2017 de Liliana Pedroza y editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, el primer registro de publicación de un libro de cuentos escritos por una mexicana data de 1910 y se trata de Simplezas, de Laura Méndez Cuenca.

 ¿Para qué leer a escritoras?

De acuerdo con Zavala Díaz, leer a escritoras tiene un valor específico. Ellas mismas se hallaron explorando lugares que los escritores no habían tocado: el mundo de lo íntimo.

“Con la escritura, las escritoras del siglo XIX empiezan a explorar algo que no habían explorado tanto los hombres que es el mundo íntimo, que es el que supuestamente les toca, su cuerpo, todas estas cosas empiezan a ser motivo de escritura, cosa que antes no se les permitía a las mujeres, no estaba bien visto.”

Se creó un nicho de consumo que abordaba temas más allá del matrimonio y la maternidad, es decir, las mujeres comenzaron a escribir para ellas mismas.

Así pues, para Zavala Díaz la Revolución Mexicana le abrió el paso a las mujeres para que se pudieran consolidar como escritoras.

“La generación del Medio Siglo es donde hay una explosión de escritoras como Inés Arredondo y Amparo Dávila, que son mujeres que tienen una propuesta interesantísima, ya una voz propia y que al leerlas todavía vemos cómo les cuesta trabajo ingresar. Aún así, sí creo que ellas abren una brecha para que se dé un fenómeno de la literatura femenina.”