- Desde hace 12 años se observa un declive en la población de palmas canarias de la capital
Las palmas canarias, introducidas en la década de los 40 a la Ciudad de México, están muriendo y ello está transformando la imagen de los camellones, glorietas y avenidas capitalinas. Oriundas de España, estas plantas han dado vida a un estilo urbanístico específico. De acuerdo con México Desconocido, su historia en nuestro país comienza después del gobierno de Lázaro Cárdenas, cuando México disfrutaba una economía en crecimiento.
Aunque no hay registros oficiales, se dice que las palmeras llegaron a la ciudad por orden del entonces presidente Miguel Alemán Valdés, quien había regresado de un viaje de trabajo de Los Ángeles, California, donde quedó impresionado con las hileras de palmeras en los bulevares angelinos y decidió replicarlas en la capital.
Bajo esta premisa, el mandatario encargaría al entonces regente de la ciudad, Fernando Casas Alemán, el diseño de un estilo urbanístico que incluyera dentro de su paleta vegetal a las palmeras o palmas canarias. Así, estas fueron importadas desde las Islas Canarias, en España, y plantadas en las avenidas principales de colonias como Lomas de Chapultepec, Polanco, Anzures, Lindavista, Álamos, Del Valle y Jardín Balbuena. La idea era recrear el entorno tropical y de lujo de Beverly Hills.
Sin embargo, en los últimos 12 años las palmeras de estos sitios han muerto. “Tienen un problema de contaminación por hongos. Recién se ha encontrado en México uno llamado Nalanthamala vermoesenii, causante de una enfermedad llamada “pudrición rosada”. Ya se habían reportado casos de este tipo en Islas Canarias, de donde son originarias”, explicó Hibraim Adán Pérez Mendoza, jefe de la División de Investigación y Posgrado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala.
De acuerdo con el doctor en Ciencias Biológicas de la UNAM, se han identificado éste y otros 11 hongos como los responsables de la muerte de estos organismos vegetales en la ciudad. “Cuando están estresadas fisiológicamente, sea porque la temperatura es muy alta y han perdido agua o porque los patrones de lluvia no ocurren de manera continua y no pueden hidratarse de la raíz al ápice, entonces entran en estrés y eso las hace más susceptibles a enfermar” explicó.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, en 2011 se detectó la primera muerte de una palma en México por este hongo. Hasta septiembre de 2022, como parte del “Programa de Saneamiento de Árboles y Palmeras de la Ciudad de México” de la Sedema, se había dado atención a 4 mil 562 palmeras mediante podas fitosanitarias y se habían retirado 440 palmeras muertas en las alcaldías Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Cuauhtémoc y Coyoacán.
A decir de Pérez Mendoza, la enfermedad sucede más o menos igual que cualquier otra: llega el patógeno y, a partir de eso, se pueden infectar diferentes ejemplares, en este caso por las esporas, las cuales se dispersan con el viento. Entre más cercanos estén los individuos, es más probable el contagio.
Lo que sucede con esta especie en la ciudad no es un fenómeno aislado. La muerte de palmas también se ha presentado en Bélgica, Australia, Inglaterra, Rusia y Estados Unidos.
Una de las medidas tomadas para frenar la infección, además de una vigilancia fitosanitaria permanente, es la tala para acabar con la enfermedad y evitar contaminar a individuos sanos. “Si bien pueden morir algunos organismos icónicos, como la Palma de Reforma, debemos pensar en el bienestar general”, aseguró el investigador.
Para el profesor de la carrera de Biología en la FES Iztacala, la muerte de estas plantas abre espacio para que se replantee la reforestación en la ciudad y, ¿por qué no?, sembrar árboles que consuman menos agua y brinden distintos servicios ambientales.
“Se tiene que hacer con cuidado pensando en las condiciones atmosféricas de la Ciudad de México. Hay especies como las palmas canarias que, por más bonitas que sean, no dan los servicios que sí ofrecen otras plantas como los fresnos, ahuehuetes, encinos y un montón de variedades nativas muy bonitas y más acordes a la ciudad”, aseguró.
Las palmeras de Acapulco
El 24 de octubre de 2023, en Acapulco, Guerrero, el huracán categoría 5 OTIS dejó incontables daños a la infraestructura del puerto de Acapulco y Coyuca de Benítez, como fallas eléctricas, inundaciones, desplomes de techos, miles de inmuebles con deterioros severos, así como la interrupción de las comunicaciones y miles de daños más. Las palmeras también sufrieron daños.
En redes sociales se observan especies arrancadas de raíz por los fuertes vientos a pesar de su flexibilidad. El investigador posdoctoral del Instituto de Ecología de la UNAM, Andrés Vázquez Ordoñez, nos comenta que la Universidad de Florida cuenta con una guía sobre qué hacer con las palmeras tras el paso de un fenómeno de este tipo.
Lo primero es evaluar cada uno de los individuos y determinar su situación para determinar si hay que reforestar o eliminarlas de un sitio por representar un peligro a las zonas urbanas. “Lo importante es planear la reforestación considerando que, a futuro, estos eventos se repetirán, ya que el cambio climático puede ser un promotor de este tipo de fenómenos inusuales en el Pacífico mexicano”, señaló el investigador.
A decir del especialista, retornar a las imágenes de un puerto de Acapulco lleno de palmeras en su costera dependerá de los recursos invertidos y de los expertos que participen. “Quizá sea una buena oportunidad para replantear una reforestación con plantas nativas, aunque sí hay muchos individuos de palmas que, a pesar del daño, con un buen seguimiento y cuidado se pueden recuperar”, finalizó.